Los lapsos procesales no se detenían y tuvo el candidato ganador Henrique Capriles para lo que apuestan por la verdad, conjuntamente con el comando Simón Bolívar, que impugnar las elecciones para que se anulen y se realicen nuevamente o en los centros que contienen vicios (casi 5.000 inconsistencias e irregularidades)
En días próximos pasados, el candidato de la oposición venezolana Henrique Capriles Radonski, propuso un reconteo de los votos, lo hizo públicamente al país, ya se lo había propuesto telefónicamente el mismo 14 de abril al hoy proclamado presidente por el CNE Nicolás Maduro, en virtud de tener en las manos del comando Simón Bolívar las actas que señalaban que las elecciones habían sido extremadamente cerradas y la sensatez nos indicaba que lo lógico e inteligente por el bien del país era un conteo o reconteo de los votos.
A pesar de la respuesta pública notoria y comunicacional, por cierto, relevada de toda prueba según sentencia del Magistrado Jesús Eduardo Cabrera, el cuestionado presidente electo por el CNE señaló que abrirían las cajas para despejar las dudas, e inmediatamente después del alboroto del pueblo, las cacerolas y la inconformidad de los venezolanos, comenzó la persecución política, la criminalización de la disidencia y la presión obligó a una reunión extraordinaria de UNASUR en Lima Perú, donde acudieron los países miembros, Maduró enviaría al canciller Elías Jaua y al enterarse que Capriles acudiría, le quitó la delegación a Jaua y fue personalmente; posteriormente, Capriles suspendió el viaje en virtud de la decisión del CNE de realizar la auditoria. Esta fue anunciada al país y al mundo a través de los medios de comunicación social (UNASUR exhortó la auditoria).
Era una manera de destrancar el juego, el país está polarizado, dividido abiertamente en dos partes relativamente iguales.
La respuesta postelectoral de Henrique Capriles, ha sido mencionada no solo por los analistas políticos, sociólogos, sino también por líderes sensatos del mundo, entre ellos, por el recién nombrado Papa Francisco, latinoamericano de excepción, quien abogó e hizo votos por la paz; sin embargo, el mismo CNE “arbitro imparcial” que ha realizado mas de 10 elecciones, proclamó a Nicolás Maduro presidente, aún cuando se cuestionó y solicitó el conteo de los votos, la revisión de los libros, huellas y papeletas oportunamente; engañó al concierto internacional, amén de los venezolanos al no honrar su compromiso de iniciar el conteo la semana que feneció, y pretendían realizar una auditoria “chucuta o chimba”.
En todo caso los lapsos procesales no se detenían y tuvo el candidato ganador Henrique Capriles para lo que apuestan por la verdad, conjuntamente con el comando Simón Bolívar, que impugnar las elecciones para que se anulen y se realicen nuevamente o en los centros que contienen vicios (casi 5.000 inconsistencias e irregularidades), demostrando con esto que se respeta el estado de derecho, la democracia y se busca la justicia; sin embargo, no olvidemos que la presidenta del TSJ, máxima instancia judicial en Venezuela, ya se pronunció públicamente como una activista mas del partido de gobierno negando la solicitud. Tendrá más temprano que tarde que inhibirse de conocer, ojo no seamos ingenuos, la decisión será desfavorable, con esto se agotará la legislación interna venezolana y acudiremos ante las instancias internacionales.
Mientras esto ocurre, el país se nos parte en dos mitades, se fortalece la incertidumbre, polarización y violencia. Pedimos paz para nuestra patria, necesitamos que se respete la democracia y los derechos humanos.
Ramón Flores Carrillo
prensagrancaracas@yahoo.com