El presidente de la República, Nicolás Maduro, inicia mañana su primera gira por la región desde su asunción, con polémicas abiertas con varios países como telón de fondo y denuncias sobre la situación que vive Venezuela tras las elecciones.
En Uruguay, primera etapa de un viaje que le llevará también a Brasil y Argentina, los opositores Partidos Nacional y Colorado han criticado al Gobierno uruguayo por considerar que la visita va a «legitimar» a Maduro y a enviar así «señales equivocadas» al mundo.
Pero, además, aun resuena en Colombia una grave denuncia hecha por Maduro la semana pasada, sin presentar pruebas: que el expresidente colombiano Álvaro Uribe quiere asesinarlo y ha mandado paramilitares a Venezuela para ello.
Ante los reclamos para que respondiera a Maduro, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, afirmó hoy vía Twitter que su Gobierno defenderá «la dignidad» de Uribe por «canales diplomáticos» y «no a gritos ni con insultos públicos».
Uribe había anunciado previamente su intención de pedir medidas cautelares de protección ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y otro expresidente, Andrés Pastrana, había criticado el «silencio» de Santos, que a su juicio rayaba «en la complacencia», ante las acusaciones de Maduro.
En Perú, tampoco se ha acallado la polémica por el hecho de que Maduro llamase el pasado viernes a su embajador en Lima, en protesta porque el canciller peruano, Rafael Roncagliolo, anunció que Unasur iba a hacer un llamado a la «tolerancia y el diálogo» en Venezuela.
Maduro, que acusó de «injerencia» a Roncagliolo, dio marcha atrás este domingo y pidió al embajador que regresase «a su trabajo en Lima», después de anunciar que consideraba «suficiente» un mensaje que, según dijo, le envió el presidente de Perú, Ollanta Humala.
Hasta ahora, el Gobierno peruano, que preside actualmente la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), no ha señalado si mantiene su iniciativa de pedir un diálogo entre Gobierno y oposición en Venezuela, donde la polarización es cada vez mayor.
El líder opositor Henrique Capriles no solo no acepta los resultados oficiales de las elecciones del 14 de abril, que dieron la victoria a Maduro por 225.000 votos, sino que ha impugnado ante la justicia esos comicios y ha pedido repetirlos.
Precisamente Unasur, a instancias de Perú, convocó el 18 de abril a una reunión urgente de presidentes en Lima, donde los jefes de Estado expresaron su respaldo a la elección de Maduro como mandatario y llamaron a respetar los resultados.
Dirigentes políticos peruanos de diversos partidos instaron este fin de semana al presidente Humala a llamar también a consultas a su embajador en Caracas, como respaldo a Roncagliolo y a su iniciativa de pedir «diálogo y tolerancia» en Venezuela.
Un llamamiento similar le costó al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, una catarata de acusaciones de parte del Gobierno venezolano.
«Desmesuradas», «injerencistas», «cínicas» y hasta «inmorales» fueron los calificativos usados por el Ejecutivo de Maduro para referirse a una declaración de Insulza en la que manifestó «preocupación» por los incidentes registrados en la Asamblea Nacional venezolana, donde ha habido peleas entre opositores y chavistas, y agresiones a los primeros.
«Esto refleja, de manera dramática, la ausencia de un diálogo político (…) para resolver, en un clima de paz y entre todos los venezolanos, los asuntos pendientes en ese país», dijo Insulza el 1 de mayo.
Ante la visita de Maduro a Uruguay, las direcciones del Partido Nacional (Blanco) y del Colorado se disponen a emitir hoy sendos pronunciamientos. Según el legislador blanco Jaime Trobo, el comunicado de su partido versará sobre «la situación general que vive el país (Venezuela), la agresión que sufrieron los parlamentarios de la oposición la semana pasada, el ambiente de intolerancia y la visita de Maduro a Uruguay».
«No podemos ser ajenos a las actitudes que se alejan de los valores democráticos, actitudes que hoy en día sufre Venezuela», señaló, por su parte, la diputada «blanca» Verónica Alonso, para quien el mandatario venezolano «viene a comprar legitimidad y complicidad» en la región.
Por su parte, el senador Pedro Bordaberry, líder del Partido Colorado, afirmó que el Gobierno uruguayo «envía señales equivocadas» al recibir a Maduro como presidente. Después de Uruguay, Maduro viajará a Brasil y por último a Argentina.
El único país de Mercosur, bloque al que Venezuela ingresó en 2012 y que presidirá a partir de junio, que no visitará en esta gira es Paraguay, suspendido desde junio pasado y donde él fue declarado persona «non grata» por acusaciones de injerencia en la crisis que desembocó en la destitución de Fernando Lugo de la Presidencia.
En una entrevista publicada este domingo en el diario argentino Página 12, el asesor de la Presidencia brasileña en asuntos exteriores Marco Aurelio García afirmó que «maduro y su equipo» deberían hacer «una reflexión» sobre el resultado de las elecciones del 14 de abril. «Ya cuando (Hugo) Chávez ganó en octubre, lo que sacó representó una disminución respecto de victorias anteriores. Eso ya prendió una luz amarilla y ahora esa luz ya es naranja», dijo. EFE