Las fábricas tienen actualmente una capacidad ociosa de producción de unos 550 millones de toneladas anuales en el mundo que equivalen a casi el 30% de la capacidad total
El exceso de capacidad ociosa en las fábricas de acero en todo el mundo y la creciente importación de acero chino por parte de países latinoamericanos auguran nubarrones negros para el sector siderúrgico de la región a corto y mediano plazo, dijeron ayer especialistas en Brasil. En Venezuela está en un 81%.
“El exceso de producción en el mundo está llevando a la región a importar cada vez más productos siderúrgicos, principalmente de China y en muchos casos subsidiados, lo que provoca desindustrialización y desempleo en el sector en América Latina”, alertó el presidente del grupo siderúrgico argentino Ternium, Daniel Novegil, en el XXIV Congreso Brasileño del Acero que comenzó hoy en Río de Janeiro.
El presidente de la consultora Reserch & Consultin Group AG, Joaquim Schroder, que también participa en el congreso, consideró que ha sido “una decisión inteligente” la de las siderúrgicas de América Latina de aplazar sus planes de inversión “hasta encontrar un momento más oportuno”.
Las fábricas tienen actualmente una capacidad ociosa de producción de unos 550 millones de toneladas anuales en el mundo que equivalen a casi el 30% de la capacidad total, sin contar las plantas que deben entrar en operación en China e India a corto plazo, según los datos de Reserch & Consultin Group AG.
Las propias siderúrgicas latinoamericanas están operando a sólo el 75% de su capacidad y no tienen dónde colocar sus excedentes.
“La producción siderúrgica viene cayendo en la mayoría de los países y no hay perspectivas de recuperación a corto plazo, principalmente por el exceso de capacidad ociosa. La situación tiende a agravarse con la entrada en operación de nueva capacidad”, afirmó Schroder.
El gerente de estudios de la también consultora internacional CRU, Chris Houlden, afirmó que, pese a que las exportaciones siderúrgicas de China (45 millones de toneladas) representan sólo un 6% de su producción, “se trata de un volumen tan grande que representa casi la totalidad de la producción de Latinoamérica”.
Según un estudio encomendado por Ternium, las importaciones latinoamericanas de acero chino aumentaron 18 veces en los últimos ocho años.
La entrada de productos siderúrgicos chinos en América Latina ha sido tan agresiva que, en el caso de Venezuela, representan el 81% de las importaciones del sector, el 64% de las chilenas, el 41% de las peruanas y el 29% de las brasileñas.
Brasil importó el año pasado cerca de 1,1 millones de toneladas de acero de China, según los datos del estudio de Ternium.
“Latinoamérica se ha convertido en un mercado muy atractivo para China, que, en muchos casos, aumenta su colocación de productos siderúrgicos en la región con precios subsidiados y prácticas de comercio desleal”, afirmó Novegil.
El presidente de Ternium dijo que la primera consecuencia de ese proceso es la desindustrialización y citó cifras según las cuales la participación de las manufacturas en el producto interior bruto (PIB) de la región cayó del 17,1% que tenía en el año 2000 al 14,8% en 2012.
“Lo más grave es que por cada millón de dólares de productos de metal-mecánica importados, Brasil pierde 64 empleos capacitados, México 63 y Argentina 48. En los últimos años Brasil, México, Argentina y Colombia perdieron cuatro millones de empleos por su déficit en la balanza comercial siderúrgica sólo con China”, afirmó.
Para Schroder, a largo plazo la situación puede ser diferente porque se prevé que el consumo de acero de China aumente desde los 624 millones de toneladas de 2011 hasta 720 millones de toneladas en 2016 y llegue a 861 millones de toneladas en 2021.
El consultor considera que la región sólo podrá elevar su producción a corto o mediano plazo si consigue aumentar su demanda interna, que es de solo 128 kilos de acero per cápita, casi 100 kilos por debajo del promedio mundial.
El Instituto Acero Brasil, organizador del congreso, prevé que Brasil elevará su producción de acero en 5,8% este año, hasta 36,5 millones de toneladas, gracias a que las ventas internas crecerán 7,6% y compensarán la caída del 8,8% de las exportaciones.