Un informe de alto nivel del chavismo confirma lo que los expertos vienen diciendo desde hace ya tiempo: que las incongruencias innatas del socialismo del Siglo XXI están empujando a Venezuela aceleradamente hacia el “Armagedón” económico.
Pero los correctivos de emergencia recomendados sí son causa de sorpresa: para evitar un total colapso económico este año —y un muy temido pero previsible estallido social— lo que se necesita es más revolución.
El informe, preparado en abril por los asesores económicos más cercanos al nuevo líder de la Revolución Bolivariana, Nicolás Maduro, esboza un nefasto panorama económico que ya comienza a afligir a los venezolanos.
Pero a diferencia de lo que Maduro ha estado gritando a los cuatro vientos en Venezuela, el colapso no sería el producto del sabotaje económico emprendido por los sectores empresariales, sino de las políticas económicas adoptadas bajo la revolución.
“Alertamos sobre una bomba atómica económica que prácticamente ya ha estallado, debido a las políticas económicas inadecuadas de nuestro equipo económico. Se necesita una reformulación de las mismas, para un urgente control de daños, por un lado, y un relanzamiento de la economía, por el otro”, resaltó el informe.
La sostenibilidad de la revolución emprendida por el recién fallecido Hugo Chávez depende de estos cambios, que deben ser aplicados con urgencia ante los prospectos de que la creciente escasez de producto desemboque en un estallido social.
“Hasta ahora, las clases bajas que apoyan el proceso revolucionario han sido muy pacientes, dados sus niveles de conciencia política y su alto nivel de organización de base, ganadas en este proceso gracias principalmente al liderazgo político y moral del Comandante Chávez”, resaltó el documento.
“Pero se huele en el ambiente la posibilidad de un estallido social, como efecto posterior de reverberación de las ondas de choque de la bomba atómica económica que ya explotó, como hemos descrito someramente”, sostuvo.
Entre las proyecciones formuladas por el estudio, se encuentra una aceleración de la inflación, que en el mejor de los casos superaría una tasa de más de 33 por ciento. Y en el peor, catapultaría al país en una etapa de hiperinflación.
Esa tasa de 33 por ciento “puede llegar a niveles muy superiores si se tienen en cuenta los fenómenos de la devaluación, ya en marcha, y sin un final previsible”, resaltó el informe.
Por otro lado, el documento advierte sobre la agudización de los problemas de abastecimiento, que según cifras del Banco Central de Venezuela, ya supera el 20 por ciento en general, y alcanza el 50 por ciento en rubros vitales como el aceite, el azúcar y la harina precocida de maíz, producto utilizado para la elaboración de las arepas.
«Quejas generalizadas»
El documento muestra preocupación por la presencia de “quejas generalizadas, por parte de amplios sectores de la clase media y baja, incluyendo importantes pensadores, articulistas y componentes del pueblo revolucionario, en relación a su disminución de nivel de vida debido al alto costo de la cesta básica y a la escasez de alimentos vitales”.
Con información de El Nuevo Herald