La condena por el delito de genocidio alcanzó los 50 años y la de delitos contra los deberes de la humanidad sumó 30 años más de prisión inconmutable. La ley penal guatemalteca dice, no obstante, que la máxima pena de prisión en el país es de 50 años
GUATEMALA — Un tribunal de justicia condenó por primera vez por genocidio a un expresidente y dictador latinoamericano, al imponer una sentencia de 80 años a José Efraín Ríos Montt, de 86 años.
La condena por el delito de genocidio alcanzó los 50 años y la de delitos contra los deberes de la humanidad sumó 30 años más de prisión inconmutable. La ley penal guatemalteca dice, no obstante, que la máxima pena de prisión en el país es de 50 años.
«La conducta de José Efraín Ríos Montt encuadra en la conducta de genocidio» dijo Yassmin Barrios presidenta del Tribunal al leer parte de la sentencia.
«El Tribunal está consiente que ningún ser humano vive la totalidad de la pena de años impuesta, sin embargo en cumplimiento de la ley hemos aplicado la pena correspondiente, porque no podemos dejar de observar que fue un considerable número de personas que fueron asesinadas en las múltiples masacres perpetradas en el área ixil, ni tampoco podemos invisibilizar a las víctimas» dijo el Tribunal.
Se trata de la primera condena por genocidio y contra los deberes de humanidad impuesta contra un ex dictador latinoamericano y en un Tribunal local
«Es incomprensible que el acusado teniendo el conocimiento, el poder y la capacidad para ordenar al Ejército bajo su mando, permitiera que se masacrara la población ixil que en su mayoría se dedicaba a la agricultura» sentenció el Tribunal.
«Yo no tengo angustia porque he cumplido con la ley, respeto la ley y sé que la única manera de tener paz es haciendo justicia y precisamente de eso adolecemos», dijo Ríos Montt tras conocer la condena en primera instancia.
Histórico fallo
Orlando López fiscal del caso, dijo estar satisfecho con la resolución emitida por el Tribunal. «Me siento satisfecho por el trabajo que se realizó y los buenos resultados, esto es bueno para la justicia de Guatemala» dijo.
Edgar López, abogado de las víctimas dijo que «Esto es una reivindicación de la historia de las víctimas, de su lucha y que bien por el sistema judicial»
El fallo de culpabilidad, marcó un momento histórico en un país polarizado que sigue tratando de sanar de una guerra de tres décadas y donde, por primera vez, sus oprimidas comunidades indígenas tuvieron la oportunidad de ser escuchada y de que se les hiciera justicia, dijeron activistas por los derechos humanos.
Los activistas celebraron la sentencia pero advirtieron que el estado de derecho en Guatemala seguirá a prueba, mientras los abogados del ex dictador apelan.
La activista Helen Mack, cuya hermana Mirna fue asesinada en 1990, cuando documentaba abusos contra las comunidades indígenas durante la guerra, dijo que el juicio ayudará a que los guatemaltecos lidien con su pasado y sigan adelante.
«Es importante que se dé voz a las víctimas, que reciban la oportunidad de ser escuchada, de sentirse reivindicadas, pero necesitamos pasar por esto si queremos sanar nuestras heridas como sociedad».
Agregó que está por verse si se hará justicia en el caso.
«Esta sentencia no es todavía firme, porque los abogados de Ríos Montt han dicho ya que buscarán anularla», añadió.
Detalles del caso
El jefe de inteligencia de Ríos Montt, José Rodríguez Sánchez, quien era juzgado junto al ex dictador, fue absuelto por la misma acusación.
«La duda favorece al reo, nos inclinamos en absolver» a Rodríguez, dijo la presidenta del tribunal, Yassmín Barrios.
La justicia llegó en el día de la madre a Ana de León, una mujer indígena ixil sobreviviente que dio su testimonio ante el Tribunal. Con lágrimas en los ojos De León explicó que la sentencia le da un poco de paz, tras haber perdido a sus tres hijos de 1, 9, 14 cuando el Ejército atacó en su aldea en 1982.
«Me siento alegre porque y se fue el ingrato que mando a asesinar a mis hijos, pero también me da tristeza, tristeza que me llevo hasta la muerte, a todos mató, a mis hijos, a mis tíos, a mis abuelos, quemaron mi casa, me dejaron
«¡Gracias!, ¡gracias! que fue condenado por genocidio, ¡se hizo justicia a mi hermano Eduardo!», gritó una mujer asistente a los jueces durante la audiencia de juzgamiento.