Adelino Barboza viajó de Barlovento a Caracas para pasar el Día de las Madres con su esposa María Fátima; cuando llegaban al negocio en San Martín, detrás de ellos estaban los delincuentes que sin piedad alguna lo tomaron por el cuello hasta dejarlo sin vida
El comerciante portugués Adelino Barbosa(59) fue asesinado por dos hombres que entraron a su establecimiento en la calle Sucre con tercera avenida de San Martín, parroquia San Juan, en Caracas.
El lusitano vivía en Barlovento donde tenía una pequeña bodega alquilada y vino a Caracas el sábado a buscar a su esposa María Fátima Mendes de Barbosa, para llevarla a celebrar el Día de la Madre.
El sábado a la 1:30 de la tarde la mujer recibió al esposo en la puerta del negocio, juntos entraron, a mitad de camino volteó y vio que dos hombres se habían metido detrás de ellos.
Uno tomó por el cuello a Adelino quien intentaba zafarse y el otro se abalanzó sobre ella, tapándole la boca para que no gritara. A pesar de los ruegos del comerciantes, el sujeto lo apretó hasta asfixiarlo.
Uno apretaba por el cuello a Adelino quien intentaba zafarse y el otro se abalanzó sobre ella, tapándole la boca para que nogritara.
Adelino les decía “llévate todo lo que consigas, no nos hagas daño”.
Ella batalló, el hombre le dijo “quédese quieta que no quiero hacerle daño”, la arrastró hasta el baño donde le quito los lentes y el celular y la dejó encerrada.
Cuando la señora logró derribar la puerta para salir encontró a su esposo tirado en el piso, en un charco de sangre.
Corrió a la calle a buscar ayuda y llevaron a Adelino al Hospital Militar donde los médicos certificaron su deceso.
La mujer ignora qué se llevaron los delincuentes porque Adelino tenía su cartera consigo, pero había cobrado unos alquileres y el dinero no estaba.
La pareja llevaba 40 años de matrimonio y 35 de ellos viviendo en Venezuela. El comerciante era de Oporto.
Sus dos hijos se fueron del país buscando mejor destino.
María Fátima estaba ayer en la morgue desorientada, esperando el cuerpo de su marido, ingresado con el número183.
No sabe si irse del país o quedarse, porque Adelino era su única compañía.
-Ahorita no tengo cabeza. Hago lo que tenga qué hacer y después decidiré.
A las autoridades les pide que “estén más pendientes. Este es un país maravilloso, pero la inseguridad nos está matando a todos”.