Se trata del mayor atentado en la capital afgana desde el 9 de marzo, cuando otro ataque suicida con bicicleta bomba causó la muerte de nueve personas frente al ministerio de Defensa, coincidiendo con una visita del secretario de Defensa de EEUU, Chuck Hagel
KABUL. Al menos 14 personas, entre ellas dos militares extranjeros y cuatro civiles empleados por la OTAN, además de niños, murieron este jueves en un atentado suicida con coche bomba en Kabul contra un convoy de la fuerza internacional de la OTAN en Afganistán, en un ataque reivindicado por un grupo insurgente independiente de los talibanes.
Se trata del mayor atentado en la capital afgana desde el 9 de marzo, cuando otro ataque suicida con bicicleta bomba causó la muerte de nueve personas frente al ministerio de Defensa, coincidiendo con una visita del secretario de Defensa de EEUU, Chuck Hagel.
La fuerza internacional de la OTAN no comunicó la nacionalidad de los seis miembros de su personal. Otros ocho civiles afganos, entre ellos dos niños de 6 y 10 años, también hallaron la muerte debido a esta fuerte explosión, que dejó heridas a 37 personas, en su mayoría niños que se dirigían al colegio, según las autoridades afganas.
El atentado fue reivindicado por el grupo insurgente Hezb-i-Islami del ex primer ministro y jefe de guerra afgano Gulbudin Hekmatyar. Un portavoz de la fuerza internacional liderada por Estados Unidos se limitó a confirmar «que un convoy de la coalición fue blanco de una explosión» en el barrio residencial de Shah Shahid, en el sudeste de la capital afgana. «Un coche bomba estalló cerca de dos vehículos militares extranjeros. Hay víctimas y unas 10 casas sufrieron destrozos», declaró por su parte a la AFP el jefe de la policía de Kabul, Mohamad Ayub Salangi.
La explosión se escuchó en toda la ciudad. Algunos de los cuerpos quedaron tan dañados que no pueden ser identificados, indicó Sayed Kabir Amiri, jefe de los servicios hospitalarios del Ministerio de Salud. Las fuerzas afganas acordonaron la zona, a la que llegaron soldados estadounidenses, constató la AFP.
«Cometimos este ataque, asumimos la responsabilidad», declaró por teléfono a la AFP Zubair Sediqi, portavoz del grupo Hezb-i-Islami, que lucha, al igual que los talibanes, contra las fuerzas internacionales conducidas por Washington. Las relaciones de este grupo con los talibanes suelen ser conflictivas.
El pastún Hekmatyar, excomandante afgano que luchó contra las tropas soviéticas (1979-89), efímero primer ministro en los años 90 y otrora protegido de Pakistán y de EEUU, está considerado actualmente por las potencias occidentales como uno de los más brutales jefe de guerra. Washington lo busca por «terrorismo». Desde el comienzo de su «ofensiva de primavera», los insurgentes multiplicaron los ataques contra la fuerza internacional, que perdió a 21 efectivos, en su mayoría estadounidenses.
Tres soldados estadounidenses murieron el martes en una explosión en el sur de Afganistán, en la provincia de Kandahar, bastión histórico de los talibanes, al día siguiente de la muerte de tres soldados georgianos en un atentado suicida perpetrado contra su base en la vecina provincia de Helmand, otro bastión de los rebeldes en el sur del país.
La fuerza internacional está integrada por casi 100.000 militares desplegados en Afganistán bajo el mando de la OTAN. La mayoría de ellos serán repatriados al final de 2014, aunque algunos países, como Estados Unidos y Alemania, son partidarios de mantener una presencia militar en el país. Más de 11 años después de la invasión de Afganistán que condujo al derrocamiento del gobierno talibán, los hoy insurgentes talibanes supeditan una eventual negociación de paz a la retirada de las tropas extranjeras.
Por Sardar Ahmad / AFP