Una polémica frase que puso en entredicho el secreto del voto en Venezuela, un audio explosivo sobre divisiones internas y las críticas de un veterano chavista: el presidente Nicolás Maduro tuvo en estos últimos días nuevos tropiezos en su ya difícil inicio de gobierno.
El gobierno de Maduro «ha tenido un arranque mucho más tumultuoso que la mayoría, no ha tenido la luna de miel convencional con el electorado, con un margen de maniobra», subraya a la AFP el presidente de la firma Datanálisis, Luis Vicente León.
Vencedor por una mínima ventaja en las presidenciales del 14 de abril, impugnadas por la oposición, y heredero de una crisis económica que se agudizó en los últimos meses de vida de Hugo Chávez, Maduro hace frente además a la comparación constante con su carismático predecesor y todo traspié parece pasarle factura.
Su afirmación, soltada con una amplia sonrisa la semana pasada, de que conoce la identidad de los 900.000 votantes que dejaron de votar por el chavismo en las elecciones, desató una fuerte polémica, dando cartas a la oposición para reforzar su acusación de que fueron fraudulentas.
«Es el error más significativo que ha cometido desde que es presidente», asegura el analista político y columnista Armando Durán, recordando que los venezolanos siguen asustados por la publicación de una lista de quienes firmaron en 2003 un pedido de referéndum revocatorio del mandato de Chávez, dando lugar a represalias.
Cuando aún resonaban estas desafortunadas palabras, la filtración de una conversación grabada entre un popular presentador chavista y un hombre identificado como un responsable de la inteligencia cubana dejó el lunes al descubierto supuestos actos de corrupción y divisiones en el gobierno.
En el audio, difundido por la oposición, Maduro es presentado en una posición de debilidad, condicionado por su esposa, Cilia Flores, ante un todopoderoso Diosdado Cabello, exmilitar y presidente de la Asamblea Nacional, de quien se asegura controla órganos de seguridad, sectores militares y empresas corruptas, y urde planes de conspiración.
Aunque Maduro y Cabello cerraron filas, reafirmando la unidad del chavismo, la grabación generó un gran revuelo en el país, afectando la imágen de varios dirigentes chavistas, como la de la primera dama y la del vicepresidente y yerno de Chávez, Jorge Arreaza.
En este agitado contexto, una destacada figura del gobierno de Chávez, Alí Rodríguez, actual secretario general de la UNASUR, dijo a la AFP que Maduro debe corregir errores, criticando entre otras cosas que con sus constantes ataques acabara reforzando durante la campaña electoral a su rival opositor, Henrique Capriles.
«Hay que corregir errores que condujeron al resultado electoral ya conocido. Hay que tomar en cuenta que la desaparición de Hugo Chávez no es cualquier cosa. Eso genera un vacío que nadie, nadie puede llenar», dijo Rodríguez.
Los analistas coinciden en que ese es precisamente uno de los problemas de fondo: Chávez «también cometía errores, pero tenía la personalidad para contener las consecuencias de sus propias acciones», Maduro «no tiene esa condición de dique», subraya el sociólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Ignacio Avalos.
Pero también señalan que este ex conductor de bus y ex sindicalista heredó una crisis económica que se agravó dramáticamente por el aplazamiento de decisiones apremiantes durante los últimos meses de vida de Chávez – fallecido de cáncer el 5 de marzo -, en los que el gobierno estuvo prácticamente paralizado. «Chávez dejó los platos rotos a Maduro», con graves problemas de inflación y escasez de productos básicos, dice Avalos.
Así, la medida más aplaudida del arranque del gobierno de Maduro ha sido la mano tendida al sector privado para tratar de estimular la producción y facilitar el acceso a divisas para las importaciones, un gesto casi inédito en los últimos años de chavismo. «Pese a los muchos reveses y errores del gobierno, el diálogo con los sectores privados ha tenido un impacto positivo», dice León, quien descarta riesgos inmediatos para el gobierno de Maduro.
«No hay riesgo electoral porque no hay elecciones en el corto plazo, ni de violencia de la oposición porque no controla las armas legales ni ilegales. Podría venir de un grupo militar o de radicales internos, pero con esa cerrada victoria, al chavismo no le interesa pelearse ahora», agrega.
En cambio, en el horizonte de la oposición podría estar la posibilidad de un revocatorio a la mitad del mandato de seis años de Maduro. «Para eso la oposición está creando una matriz de opinión, porque sabe que no será por la vía de la impugnación que logrará batir a Maduro», a quien no reconoce como presidente legítimo, dice Durán.
AFP