BURÓCRATAS QUIEREN QUE EL PUEBLO «MUERA CALLADO»
Sectores oficialistas ya no se contentan con criminalizar la protesta social y judicializar la represión: ahora pretenden satanizar la denuncia popular, vinculándola falsamente con hechos de violencia
En los refugios los damnificados son frecuentemente amenazados: Quien denuncie las infrahumanas condiciones de esos «depósitos de gente» es castigado por los burócratas no sólo sacándolo del refugio, sino excluyéndolo además de la «lista» de quienes podrían («algún día, alguna vez») aspirar a que les adjudiquen una vivienda.
Lo mismo pasa con quienes (como por ejemplo los habitantes de Las Clavellinas, en Guarenas) reclaman públicamente el cumplimiento de promesas olvidadas: Puestos en evidencia por la denuncia popular, presuntos emisarios del alcalde Freddy Rodríguez (en vez de correr a cumplir la promesa hecha hace dos años de reparar unas viviendas del sector) acudieron a amenazar a los denunciantes: «Como fueron a los medios ahora se fregaron. No les vamos a construir nada!»
En el sector El Guanábano, Carretera Vieja Caracas-Los Teques, tenemos otra variante de la aplicación de la «Ley del Silencio» de los burócratas contra el pueblo. Destruido un barrio entero cuando el Metro dinamitó hace siete años una montaña para hacer un túnel, el pago de las indemnizaciones no ha sido -según informaron algunos integrantes de esa hoy fantasmal comunidad- ni atento, ni equitativo ni puntual. Y al que proteste por ello «le extravían los papeles», retrasando así una y otra vez los trámites de pago.
Pero siempre surgen, como en los tres ejemplos anteriores, venezolanos valientes que se atreven a romper el mafioso código de silencio y a ejercer -directamente o a través de organizaciones o movimientos sociales- su derecho constitucional a la denuncia y a la protesta. Algunas veces son simpatizantes del proyecto político que lidera el presidente saliente; otras son opositores, otras son independientes y en la mayoría de las ocasiones están todos juntos, venezolanos todos, unidos y entremezclados en un reclamo solidario por derechos sociales (vivienda, empleo, seguridad, servicios) que son reivindicados mediante el ejercicio de derechos políticos (a la organización, a la movilización, a la libre expresión de las ideas).
De esta naturaleza fue la situación que ocurrió en los Valles de Aragua, en la llamada Unidad de Producción Paula Correa, unos galpones de «malla de sombra» ubicados paralelos a la Autopista Regional del Centro a la altura de la población de El Consejo. Allí, donde según vallas oficiales se producen y cosechan anualmente miles de toneladas de alimentos, el equipo del Radar acudió en respuesta al llamado de vecinos e incluso de trabajadores del lugar, que decían que la instalación estaba abandonada e improductiva. Imposibilitados de hacer ellos mismos la denuncia por justificado temor a represalias, pidieron que el Radar fuera al lugar, a ser la voz de ellos.
Y acudimos. Allí el equipo del Radar pudo constatar que no había siembra alguna, sólo monte y abandono, y no sólo por razones de la estacionalidad de los cultivos, como lo atestiguaban los sistemas de riego inexistentes y los materiales de trabajo abandonados. Ese programa, realizado por los jóvenes Carlos Graffe (ancla del Radar de los Barrios en el Estado Carabobo) y Daniel Blanco (ancla del Radar de los Barrios en el estado Aragua), fue grabado el día 5 de Agosto de 2012, y así se hizo constar en pantalla al momento en que fue transmitido, el pasado martes 28 de agosto
El impacto de la denuncia fue inmenso: los chavistas decentes, los opositores decentes, los independientes decentes de este país, se indignaron por el engaño oficial. Pero los burócratas, los engañadores de oficio, los ineficientes y corruptos también pusieron el grito en el cielo: habían sido descubiertos! Fieles a su naturaleza autoritaria y gangsteril, en vez de responder a los hechos denunciados, optaron por montar una estrategia para descalificar la denuncia y criminalizar al denunciante. Esa estrategia de desinformación se inició en la tarde del mismo martes 28 y tuvo su punto mas «destacado» hasta ahora con las palabras del vicepresidente Elías Jaua el pasado viernes 31, emitidas desde un escuálido mitin realizado en la misma Unidad Productiva «Paula Correa».
¿Qué es lo que dicen los mercenarios de la «llamada guerrilla comunicacional»? ¿Qué es lo que repitieron irresponsablemente las páginas web del Minci y de diversos medios del Sistema Nacional de Medios Usurpados? Que fue, en fin, lo que dijo el vicepresidente? Pues que «en un supuesto hecho violento ocurrido en las cercanías de la Unidad de Producción Socialista Paula Correa un camarógrafo del Radar de los Barrios habría herido a un campesino”. El gobierno y sus mercenarios diseminaron esa mentira conscientes de su falsedad, pues sabían que el programa del Radar hecho en ese sitio fue grabado 23 días antes del supuesto altercado. En otras palabras: el día martes 28 de agosto ningún camarógrafo, técnico o activista del Radar de los Barrios se encontraba en ese lugar ni en sus alrededores. Para descalificar la denuncia y criminalizar al denunciante, el gobierno y sus mercenarios mienten a sabiendas. Y lo hacen hasta con placer.
¿Qué va a pasar ahora? Pues pasará lo que tenga que pasar! Tanto el comunicado de Globovisión como las declaraciones del Ministro de Relaciones Interiores dejan bien claro que ningún integrante del Radar de los Barrios tiene nada que ver con la lamentable situación de violencia ya mencionada, cuyos detalles y exactas circunstancias por cierto aún deben ser determinadas por las investigaciones de rigor. Pero sabemos que una democracia disfuncional como la que tenemos, con un Estado de Derecho disminuido, los burócratas no necesitan demasiadas coartadas ni pretextos para perseguir, judicializar y reprimir. En un ambiente en que la discrecionalidad e impunidad de los burócratas es total nunca se sabe a ciencia cierta «que va a pasar».
Pero si les podemos decir lo que no va a pasar: no nos van a callar, no nos van a amedrentar, no nos van a inducir a la autocensura. El Radar seguirá siendo la voz de los chavistas del barrio, de los opositores y de los independientes, de todo aquel que tenga algo que decir. Después de todo, a ellos les que queda muy poco, y a nosotros no hay quien nos pare!