La colocación de unas rejas que restringe el paso de transeúntes en las calles 2 y 3 del urbanismo ubicado en la parroquia Petare, ha generado molestia en personas que a diario transitan por el lugar
La ira de transeúntes se desató ayer en horas del mediodía en las Calle 2 y 3 de La Urbina, cuando un grupo de transeúntes manifestaron su molestia ante la colocación de una reja que restringe el paso en el lugar.
Y es que, días atrás residentes de los 29 edificios allí ubicados, cerraron definitivamente las rejas de seguridad que habían sido colocadas meses atrás para resguardarse de los constantes ataques del hampa.
Los habitantes alegaron que la medida que desencadenó el conflicto fue tomada ante la desesperación en el incremento de asesinatos, robos y secuestros en la zona.
“En 25 años que llevó viviendo aquí no se había registrado una muerte, hace un mes mataron a un muchacho frente a uno de los edificio y lo dejaron allí tirado”, expresó Auristela Savino.
Para ello se organizaron y efectuaron cinco asambleas de vecinos en las que se llegó al acuerdo de colocar una puerta a la que sólo tendrían acceso los propietarios de los apartamentos.
Asimismo, aseguraron que el proyecto de cierre lleva más de diez años y ha sido aprobado en “innumerables” oportunidades por la comunidad, sin embargo nunca lo habían logrado concretar.
“Esto no es nada nuevo, pero en vista de los recientes hechos decidimos hacer el esfuerzo entre todos para pagar el costo de las rejas. Nuestra intención nunca ha sido perjudicar a nadie, pero estamos tratando de resguardarnos porque la situación de inseguridad es insostenible”, agregó.
Relataron que acciones cotidianas como sacar a pasear a la mascota o salir a comprar golosinas en el kiosco, se han convertido en un riesgo para los habitantes de ser robados. “Hace 15 días a un señor mayor que venía de comprar en la panadería lo atacaron en la puerta de su edificio le cayeron a golpe y le quitaron todo lo que traía”, relató otra de las vecinas quién prefirió resguardar su identidad.
Afirmaron haber notificado a la Alcaldía del Municipio Sucre, sobre la acción a tomar, la cual estuvo avalada por más de 1.200 firmas. “Lo que buscamos es nuestra tranquilidad y la calidad de vida que la delincuencia no ha arrebatado”, exclamó.
Peatones molestos
La Calles 2 y 3 de La Urbina, albergan además de edificios, oficinas y locales comerciales. Aunado a ello, son vías frecuentemente transitadas por habitantes de sectores populares de la parroquia Petare, que pasan por allí para acortar camino entre las barriadas y la Redoma de Petare.
Es por ello, que transeúntes y vecinos rechazaron la acción de cierre de la calle. Los protestantes denunciaban que tal medida viola el artículo 50 de la Constitución Nacional el cual reza lo siguiente: “Toda persona puede transitar libremente y por cualquier medio por el territorio nacional (…) sin más limitaciones que las establecidas por la ley”.
En este sentido, se apostaron a las afueras de la reja de seguridad para reclamar su apertura durante el horario diurno. “No es justo nosotros también somos seres humanos, por aquí pasan personas mayores mujeres embarazadas, niños que van al colegio, personas que se dirigen a su trabajo y es a ellos a los que se les está violando sus derechos no a los delincuentes”, reclamó Nelly Merino.
Por su parte, algunos vecinos que residen en los edificios tampoco están contentos con la medida aplicada por Asociación de Vecinos (Asodostres) y aseguran que pese a estar concientes de los problemas de inseguridad que se viven en la zona también son concientes de los derechos ciudadanos.
“El acuerdo era colocar las puertas y mantenerlas abiertas de 6:00 de la mañana a 6:00 de la tarde, para que se mantuvieran cerradas durante la noche, pero inmediatamente la instalaron las cerraron y sin derecho a pataleo”, dijo la propietaria Rebeca Martínez.
Sin autorización
El director de Ingeniería Municipal, de la Alcaldía de Sucre, Víctor Rodríguez, manifestó no haber recibido en su despacho la notificación por parte de los vecinos de las Calles 2 y 3 de La Urbina, para la colocación de rejas de seguridad para bloquear el paso peatonal.
Así como dijo no conocer de alguna denuncia hecha por personas afectadas con la medida. Sin embargo, aclaró que para aplicar acciones de ese tipo se deben cumplir ciertas reglas y parámetros.
Entre ellas, notificar al mencionado organismo para que haga un análisis de viabilidad. Explicó que en primer lugar se toma en cuenta el concenso de los vecinos y que tan grande es el porcentaje de ellos que no está de acuerdo.
De igual forma, para ser aprobado el cierre de un calle se debe medir que ello no afecte la circulación en el lugar. “Estos permisos se otorgan cuando se trata de una calle ciega o que las personas que transiten por el lugar sean estrictamente habitantes y no requiera el paso de otro peatones, es decir que no puedan ser afectados sectores externos como áreas de comercio, servicios, oficinas, etc.
Más policías
La inseguridad es una de las mayores preocupaciones de los caraqueños, razón que ha obligado a diversas comunidades organizadas a tomar medidas para protegerse de la delincuencia.
La desesperación y la necesidad de resguardarse ha llegado al punto de llevar a habitantes de zonas residenciales a cerrar calles de libre transito, para protegerse del hampa.
No obstante, lo que claman es mayor presencia policial que permitan reducir los índices de delito. “Si aquí hubiera suficiente seguridad, las personas no tendrían que llegar a estos extremos, pero a eso hemos llegado a tener que defendernos nosotros mismos”, expresó Julio Bolaños.
En este sentido, tanto vecinos como transeúntes de las Calles 2 y 3 de La Urbina, exigen a las autoridades locales, regionales y municipales, implementar políticas que contribuyan con el resguardo de los ciudadanos.
Nelyabith Bello
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