Ante una inminente ausencia del Presidente en la fecha prevista para la toma de posesión, la dirigencia política que define los destinos de nuestro país tiene en sus manos la oportunidad y el compromiso de ratificar los principios democráticos en los que se erige nuestro Estado social de derecho y de justicia o por el contrario, desconocer la salida a la crisis de gobernabilidad que plantea la propia constitución.
El pueblo es sabio y paciente
Como pueblo hemos logrado alcanzar la sapiencia suficiente para calibrar y afrontar cualquier tipo de coyuntura, bien sea de carácter político, económico e inclusive hasta social, no obstante, con el transcurrir de los días, crece la tensión y aumenta la incertidumbre, se avecinan nuevos tiempos que distan considerablemente de aquellos días marcados por el festín decembrino muy propio de todo ambiente navideño; las expectativas por iniciar un venturoso año cargado de salud y prosperidad permanecen ligados al franco desconocimiento sobre el verdadero cuadro clínico de la salud del Presidente electo Hugo Chávez. Sin lugar a dudas, la mayoría de los venezolanos abrigamos la esperanza de que en tan solo cuestión de horas el hemiciclo de la Asamblea Nacional sea honrado con la presencia del máximo líder de la Revolución, no solo con la misión de ratificar su permanencia en el poder bien sea ostentado en Miraflores o desde La Habana sino para despejar todo tipo de dudas que mantienen en vilo a una opinión pública confusa y hundida en la profundidad de un inmenso mar de rumores.
No obstante, es preocupante y reprochable notar que el tiempo de vida útil de esa sapiencia a la que refiero, se agota de manera progresiva y vertiginosa en un pequeño y corroído sector de nuestra sociedad. El límite de esta sapiencia ha socavado el sentido común de voces que cegadas por el odio y la soberbia celebran sobre el sufrimiento de los demás, culturalmente no estamos formados para promover energías cargadas de odios capaces de invocar desaforadamente la muerte sobre el primer mandatario, lo más triste y preocupante es que al recoger estas impresiones todas coinciden en la idea descabellada de asegurar que los problemas de Venezuela terminarán el día en que Hugo Chávez deje de existir.
Por el contrario, Venezuela debe apostar en todo momento al optimismo, en la firme convicción de que poseemos las herramientas constitucionales e institucionales para asegurar el futuro que todos soñamos para las venideras generaciones; muy por encima de todo existe la fuerza de un pueblo cuya nobleza nos hace únicos en el mundo, pues tenemos la madurez suficiente para hacerle frente a cualquier tipo de crisis, sea cual sea su dimensión.
Los buenos deseos del pueblo apuntan hacia una pronta y urgida recuperación de nuestro presidente electo, pero a su vez estas plegarias guardan un estrecho maridaje con la necesidad de encontrar de manera inmediata respuestas efectivas frente a problemas que continúan a la orden del día, Venezuela está ávida de gente que lo que más desea es progresar independientemente de los bloques polares que dividen el pensamiento político del pueblo, todos y todas abogamos por la construcción de una patria justa inspirada en el sueño libertario de la igualdad de oportunidades y la fuerza ilimitada de un pueblo unido ante la adversidad; todo ello es posible si se abren los espacios al entendimiento y la voluntad política de se manifiesta en todos los niveles del Poder Público del Estado sin distinción fundada en ningún tipo.
La transición debe estar lo suficientemente consolidada para enfrentar los problemas que a diario fracturan el “buen vivir” de todos los venezolanos, flagelos que se traducen en tareas pendientes a los cuales al Ejecutivo se les está terminantemente prohibido esperar ni un día más.
Dos tareas pendientes
La Delincuencia: A solo una semana de iniciar el 2013, comenzó la vigencia plena del nuevo Código Orgánico Procesal Penal que pretende municipalizar la justicia penal a través de la incorporación de nuevos tribunales destinados a procesar y juzgar aquellos delitos de poca monta. Con esta modalidad, el Gobierno judicial plantea deslastrar la carga enorme que lleva la jurisdicción penal ordinaria sobre sus hombros. El ejecutivo por su parte apuesta a fortalecer los planes de seguridad ciudadana en todos los niveles de Gobierno, no hay que dejar a un lado la tarea de reinserción social a la que se debe la cartera penitenciaria una vez culmine con la quimera de humanizar las cárceles.
Ordenación Urbanística: Un Gobierno volcado a construir viviendas para dar respuesta a esta deuda social, ha generado un sinfín de satisfacciones, no obstante este crecimiento acelerado de construcciones deben estar acompañados de un plan cónsono de ordenación urbanística que se ajuste a las dimensiones demográficas de nuestra Gran Caracas, la optimización de un sistema público de transporte ha sido un aliciente que si bien representa una válvula de escape, no deja de preocupar a un colectivo que en un par de años tendrá que convivir en espacios más reducidos y con la misma vialidad. El Cabletren de Petare y el Metrocable de Mariches son muestras de las buenas intenciones de forjar cambios estructurales, sin embargo se hace necesario darle continuidad a proyectos como el sistema metro hacia Guarenas y la expansión del sistema ferroviario hacia la región centro occidental del país.
Gobernabilidad – Transición – Pueblo
Todas las esperanzas están centradas en un acelerado progreso en cuanto al cuadro clínico del Presidente de la República, sin duda, los días que vienen serán cruciales y decisivos para la historia democrática republicana. El reto está en la triada Gobierno – Transición – Pueblo, El primero: debe aprender a Gobernar sin la acostumbrada voz unísona que rige los destinos políticos de nuestra patria desde hace 14 años. La segunda, debe asumir el reto de estar lo suficientemente preparada para convocar a todos los sectores democráticos del país, parafraseando las palabras de Vladimir Villegas: “Queremos un Gobierno suficientemente Maduro y menos Descabellado”. Y finalmente un pueblo que siempre estará en la disposición de asumir con madurez los nuevos tiempos que se avecinan, tiempos que nos llevarán mucho más allá de la Gloria de ser un heroico y Bravo Pueblo.
Germán José Mora Medina / @germanjosem / germanjosem@gmail.com