Cesáreo José Espinal Vásquez e-mail: cjev@cantv.net
El azote de la delincuencia, la situación económica, la devaluación, la falta de fuentes de trabajo, las contiendas políticas, las expropiaciones, invasiones, el abuso del derecho, hostigamiento a opositores del gobierno, cierre de televisoras y de radioemisoras, la inseguridad personal y jurídica, el abuso del poder, el malandraje incontrolable, las amenazas, los secuestros, la violación de derechos humanos y la credibilidad perdida en la administración de justicia son causas indubitables de la neurosis colectiva o de masas que está sufriendo la población venezolana.
La neurosis o enfermedad psicógena tiene muy varias características, definiciones y etiología por cuanto se subsume en diversos trastornos psíquicos, pero sin pretender profundizar en las cátedras docentes sobre la neurosis colectiva o de masas, es evidente que todas esas causas referidas han convertido a los ciudadanos en neuróticos, unos pasivos y otros, agresivos hasta delinquir. Hoy la neurosis en una enfermedad “social y de medio ambiente”, considerándosele el trauma de la angustia, del miedo, del estrés y de la depresión fundamentalmente. Angustia de no saber qué está pasando o pasará el día de mañana; el miedo de ser atracado, secuestrado, ofendido o maltratado en cualquier hora del día; del estrés en no ver soluciones inmediatas y por todo ello, en depresión continua y colectiva. Por otro lado, especialmente jóvenes de todas las clases sociales, están cayendo en el “vacío existencial” de la neurosis del aburrimiento y en búsqueda de disciplinas extremas tanto en el deporte como en lo cotidiano de ver solo el momento y no el porvenir de paz y éxito. Esos extremos de hacer lo inmediato han llevado a jóvenes al delito, a la droga y al personalismo apartándose aún del núcleo familiar y de la educación, que inevitablemente los conducirán tomados de la mano a la paranoia, que es la enfermedad mental más peligrosa. El paranoico se vanagloria de la maldad, es su orgullo, porque es un criminal en potencia que se presenta ante la sociedad como respetuoso, de falsa humildad y bajo aparente modestia. Por la transfiguración mental que puede ocurrir en cualquier circunstancia o momento, debe ser alertada y atendida con precaución.
Ante este cuadro psicosomático de neurosis y paranoia colectiva nos hemos convertido en guardianes compulsivos de nuestras personas o en caldo de cultivo de esas enfermedades mentales. Nuestro país necesita con suma urgencia un SOS de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a fin de que sea elaborada una certificación de salud mental del venezolano. Las causas a “grosso modo” las conocemos sin ser docto en la materia. No es justo que seamos atropellados en la convivencia en paz social y orden público en una “guerra de los botones” pero criminosas bajo el síndrome de la revolución permanente, el estatismo y el socialismo marxista y con un espejismo de paraíso terrenal.
La gran obligación del gobierno en mantener un clima de paz, de cordialidad, de optimismo para la mayor suma de felicidad y que todos los ciudadanos sin exclusión podamos vivir sin padecer de neurosis.