Masiva respuesta recibió a través del Twitter nuestra columna del pasado domingo, titulada “¡Respete al barrio, Sr. Maduro!”, en la que denunciábamos el talante clasista del ocupante de Miraflores, quien justificó la paliza recibida por parlamentarios opositores, “porque nuestros diputados vienen del barrio y mueven más rápido las manos…”, dando a entender que ser del barrio es ser violento
Si. No hay exageración alguna. Hoy, Día de la Madre en Venezuela, cedemos el espacio de nuestra columna Radar de los Barrios a las voces, a los testimonios directos, de venezolanas y venezolanos que a través de la redes sociales rindieron público homenaje a sus madres, mujeres valerosas (madres solteras, viudas, abandonadas, luchando siempre en cualquiera de los estadios de la soledad y la pobreza) que desde el barrio supieron hacer frente a la adversidad y lograron, solas, sacar adelante a sus hijos hasta convertirlos en profesionales universitarios, en emprendedores exitosos, en dueños de sus propios negocios, en fin, en seres humanos con valores y principios.
Estos testimonios son apenas una pequeña parte de la masiva respuesta que recibió a través de las redes sociales nuestra columna del pasado domingo 5 de Mayo, titulada “¡Respete al barrio, Sr. Maduro!”. Como se recordará, en ese texto rechazamos la afirmación hecha por el ocupante provisional de Miraflores, en el sentido de que sus compañeros de partido habrían sacado la mejor parte en la emboscada oficialista ocurrida en la Asamblea Nacional no porque (como en efecto ocurrió) estos actuaron con premeditación, alevosía y ventaja, sino porque presuntamente los diputados gobierneros “vienen de la calle, del barrio, y mueven más rápido las manos…”, dando a entender así que ser del barrio es ser pendenciero, tirador de golpes, violento, inclinado a resolver con agresiones lo que gente razonable resolvería intercambiando ideas y palabras, en vez de golpes y patadas.
Por supuesto, respondimos –con respeto, pero con claridad y dureza- al prejuicio “madurista”. Ser del barrio no es ser violento. La inmensa mayoría de los habitantes de nuestros barrios somos gente honesta, trabajadora. Así lo demostramos en ese escrito, con argumentos de naturaleza estadística, económica, sociológica y etnografica. Y creímos que hasta allí llegaría el punto, ya que rara vez la soberbia hecha Poder responde a ideas con ideas. Pero he aquí que surgieron otras respuestas: Primero fueron decenas, luego centenares, luego miles de mensajes que desde la red social twitter fueron a nuestra cuenta @ChuoTorrealba con diversas versiones de un mismo planteamiento: “Soy del barrio y no soy violento”…”Vengo del barrio y soy honesto y trabajador”… “Salí del barrio a punta de esfuerzo y estudio”… Y lo más conmovedor: en los mensajes no había consignas ni insultos, sino testimonios de vida, mini-biografias que condensaron en 140 caracteres el tránsito de la pobreza a la prosperidad, usando como únicos apoyos la educación y el trabajo digno.
En todos estos testimonios de vida la familia juega un papel fundamental. Y, tal como ocurre en la realidad, muchísimos de esos testimonios retratan familias materno-centradas, estructuras en las que una mujer sola es madre y padre a la vez.
Hoy, Día de la Madre, hemos escogido apenas una muestra de esos mensajes, en las que hijos exitosos del barrio, integrantes actuales de la trabajadora clase media venezolana, rinden justo homenaje a sus madres heroínas.
Radar de los Barrios
Jesús Chuo Torrealba
Twitter: @chuotorrealba