Un hecho histórico y trascendental para nuestra patria es que Venezuela haya asumido por primera vez la presidencia pro tempore de Mercosur el 12 de julio, logro que puede atribuirse -indudablemente- al sin fin de cosas buenas que hemos legado del Comandante Hugo Chávez.
El reto medular planteado por Venezuela en la tarea que le toca asumir por seis meses es facilitar el camino en función de la multiplicación y la expansión de las capacidades de Mercosur en América Latina y el Caribe, de allí el planteamiento del presidente de nuestro país, Nicolás Maduro, de crear una Zona Económica: Mercosur-Alba-Caricom, y facilitar -de esta manera- la incorporación de Bolivia, Ecuador y países como la República Cooperativa de Guyana.
Para los sectores productivos nacionales, nacionalistas y progresistas, el protagonismo que está asumiendo Venezuela en uno de los bloques más importante del Sur, representa una oportunidad de oro para acobijarnos con la sombra de unos países (y sus respectivos pueblos) con quienes podemos establecer una relación simbiótica, que tomará en cuenta las asimetrías, dada la ideología política predominante en el bloque que concibe la integración más allá de los estrictamente comercial.
Tenemos retos que debemos abordar con la mayor disciplina, creatividad e inteligencia posible. Uno de estos desafíos es el fomento de la formación y capacitación para la producción y exportación en Venezuela, aprovechando el camino recorrido por gigantes como Brasil, uno de los mayores productores de alimentos del mundo y la quinta economía del orbe.
La inversión para la producción y promoción de la exportación; la profundización de la industrialización en el país; el desarrollo de infraestructura para la interconexión de América Latina y la distribución y comercialización dirigida a la exportación, son tareas que se agregan a la lista de “pendientes”.
En el campo práctico ya se han anunciado medidas y se han tomado acciones. El Banco de Comercio Exterior (Bancoex) y el Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes) de Uruguay informaron sobre el otorgamiento de una línea de financiamiento por 10 millones de dólares a aquellos compradores uruguayos interesados en la adquisición de productos venezolanos.
Asimismo se aprobó la inyección de 500 millones de dólares adicionales para el Fondo Bicentenario Alba-Mercosur, destinado a financiar el desarrollo de la pequeña y mediana industria en el país.
Sin duda faltarán acciones que se irán dando en el camino; así como también será necesario perfeccionar el andamiaje sobre el cual se apoya el aparato productivo de un país. Sin embargo, debemos ir celebrando las pequeñas victorias, a fin de recargar la motivación y emprender las etapas subsiguientes.
Miguel Pérez Abad