LA HABANA. Un aeropirata estadounidense prófugo de la justicia de su país afirmó el martes que regresará a Estados Unidos para enfrentar a la justicia casi tres décadas después de que secuestró un avión y lo llevó a Cuba con la esperanza de ser recibido como un compañero revolucionario, pero terminó encerrado en la cárcel.
William Potts dijo que diplomáticos estadounidenses en La Habana se pusieron en contacto con él el mismo martes para informarle que se habían hecho arreglos para su viaje y que podía abordar un vuelo fletado a Miami el miércoles por la mañana, acompañado por funcionarios estadounidenses.
«Hasta donde entiendo, cuando aterrice en Miami, los escoltas federales me entregarán a alguaciles de Estados Unidos, y lo que pase después de eso no sabría decírtelo», comentó Potts a The Associated Press por teléfono desde su casa en La Habana. «Espero tener una audiencia judicial pronto».
Un portavoz de la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba dijo que la misión diplomática no tenía comentarios por el momento sobre el caso de Potts. Las autoridades cubanas no respondieron de inmediato a una solicitud de comentarios.
Potts, hoy de 56 años, era un joven en 1984 cuando sacó una pistola que llevaba oculta en una férula de yeso y secuestró un vuelo comercial de Nueva Jersey a Florida. Le ordenó a la tripulación que se dirigiera a la isla comunista, donde esperaba que Cuba le diera entrenamiento guerrillero.
Pero las autoridades cubanas lo encausaron por piratería aérea y lo enviaron a prisión por más de 13 años.
El martes, Potts dijo que espera con ansias «cerrar un ciclo» al enfrentar los cargos que se le imputan en Estados Unidos. Agregó que tiene esperanzas de que el tiempo que pasó en la prisión cubana de Combinado del Este mitigue cualquier sentencia en su contra en Estados Unidos, aunque reconoció que no hay garantía de ello.
«Estoy listo para lo que sea», dijo Potts. «Mi postura es que, claro, cometí el delito y cumplí mi sentencia, y Estados Unidos tiene que reconocer eso».
Las autoridades estadounidenses han procesado estrictamente a algunos fugitivos repatriados, mientras que otros han recibido sentencias reducidas por el tiempo que pasaron en la cárcel en otros países.
Potts dijo que espera reunirse con la familia que no ha visto en muchos años, pero que también ansía regresar del exilio.
«Digamos que por lo menos tengo emociones entremezcladas sobre tocar suelo estadounidense por primera vez en casi 30 años», dijo. «Muchas cosas han cambiado, y voy a tener que esperar a ver cómo son cuando llegue».
AP