Millones de venezolanos son testigos oculares de que las satanizadas “guarimbas” han sido pacíficas
Todas las manifestaciones de los estudiantes han sido pacificas. La violencia les ha sido inyectada, por policías, guardias nacionales y paramilitares al servicio del gobierno. Las “guarimbas”, nombre que los chavistas le dan a las barricadas, de gran abolengo popular, porque en todos los países y en todos los tiempos, han sido un recurso defensivo de pueblos desarmados frente a gobernantes gorilas y forajidos, con elevado poder de fuego
Las inmortalizó Víctor Hugo. Millones de venezolanos son testigos oculares de que las satanizadas “guarimbas” han sido pacíficas. El único error de los “guarimberos” fue no dejar un paso libre para los que necesitaran o le diera la gana de movilizarse en sus vehículos.
El propósito real de este gobierno es la eliminación de todo tipo de manifestación de calle. Eso explica su reacción incontrolada de violencia (hubo 2 muertos por disparos de un agente del SEBIN) contra la marcha de los estudiantes, el 12 de febrero, Día de la Juventud. Maduro se propone mantenerse en el poder hasta 2019, gobernando sin oposición, o mejor dicho con una oposición domesticada. El odio contra los estudiantes se explica precisamente por haber rasgado ellos el sudario de silencio y resignación que cubría la vida política nacional.
La violencia represiva ha venido alcanzando niveles nunca vistos en Venezuela. Juan Vicente Gómez era implacable con sus adversarios, casi todos ellos murieron en la cárcel. Sin embargo los estudiantes de la generación del 28 se lanzaron a las calles al grito ¡Muera el Tirano! ¡Muera Gómez!. El gobierno los hizo presos enviándolos a las mazmorras del Castillo de Puerto Cabello. Pues bien, a las pocas semanas se presentó al Castillo un edecán de Gómez, con el texto de una carta en que se comprometían los estudiantes a no meterse más en política, a cambio de la libertad inmediata. Los reunió en el patio del Castillo, el edecán leyó el texto de la carta y al finalizar, Raúl Leoni, presidente de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV) invitó a los estudiantes que quisieran firmar la carta a levantar el brazo. Ninguno lo levantó. Ante aquel gesto de rebeldía, se pensó que aquellos estudiantes jamás saldrían en libertad.
Pues bien, a las pocas semanas quedaron libres, sin haber adquirido ningún compromiso. Aquel tirano implacable aparece como un patriarca comprensivo al lado del ministro Rodríguez Torres, general de Academia, quien prefiere pasar a la historia como un gran exterminador de estudiantes que hacen oposición.
Los estudiantes se mantienen firmes en su lucha por el restablecimiento de la democracia. Es indispensable que se les apoye en forma resuelta. Resulta buena noticia el anuncio de que está en marcha la constitución de un frente nacional de madres para respaldarlos
Octavio Lepage