La decisión del presidente, Nicolás Maduro, de sustituir un decreto que apuntaba a ejercer soberanía en aguas en litigio con Guyana y Colombia supone una “rectificación” que vuelve a poner el tema en el terreno diplomático, señalaron analistas a la AFP.
“Es una rectificación de lo que Venezuela había expresado a través del decreto sobre las zonas de seguridad marítima”, dijo Carlos Romero, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Central.
Maduro expidió esa ordenanza casi un mes después de que la petrolera estadounidense Exxon Mobil reportara un hallazgo significativo de petróleo en aguas en disputa con Guyana, como parte de una concesión realizada por Georgetown.
En un discurso ante la Asamblea legislativa la noche del lunes, Maduro anunció el reemplazo del documento con el que se atribuía tal jurisdicción, delimitando cuatro zonas operativas para reforzar la defensa del país, lo que abría la posibilidad de efectuar patrullajes.
En reemplazo del promulgado el 27 de mayo, el mandatario socialista anunció el próximo dictado de otro decreto a la espera de un análisis del máximo tribunal de justicia venezolano.
Si bien aún no se publica el nuevo texto, Romero considera que lo adelantado por Maduro implica un giro a la diplomacia con respecto al enfoque “militarista” del primer documento, que generó protestas de Guyana y Colombia.
“Reafirma el compromiso histórico de Venezuela de buscar mecanismos de carácter diplomático en el marco del derecho internacional: en el caso de Guyana la ratificación de Venezuela de la vigencia del acuerdo de Ginebra y en el caso colombiano la ratificación de seguir negociaciones de carácter binacional”, indicó.
El acuerdo de Ginebra fue suscrito por Venezuela y Gran Bretaña en febrero de 1966, tres meses antes de que Guyana recibiera su independencia, y fija las pautas a seguir para resolver el litigio sobre la región del Esequibo.
La controversia surgió luego de que en 1962 Venezuela considerará írrito el laudo arbitral de 1899 que fijó su frontera con la entonces Guyana Británica.
Retomando la vía diplomática
Para el internacionalista Pedro Niken, Maduro “pasó de la inacción completa a la bravuconada”, y ahora a la diplomacia, un comportamiento errático derivado del “desinterés” del chavismo en particular por el diferendo con Guyana.
“Si estuviéramos en Estados Unidos parece que hubiera pasado del Pentágono al Departamento de Estado, de una posición militar a un punto en que se da cuenta que es necesario regresar a la vieja y noble diplomacia para tratar de enderezar los entuertos”, sostuvo.
Poco después del anuncio de reemplazar el decreto, el presidente colombiano Juan Manuel Santos dijo en Twitter que era “otra prueba de que diplomacia y diálogo funcionan”.
De hecho, Maduro llamó a Santos a “mantener las mejores relaciones de respeto al derecho internacional”, así como el diálogo y la cooperación.
No así al mandatario guyanés, David Granger, al que acusó de hacer declaraciones “altamente ofensivas” contra Venezuela, por lo que llamó a consultas a su embajadora en Georgetown, Reina Arratia, y ordenó una revisión total de las relaciones con ese país.
El gobernante venezolano hizo tal señalamiento al denunciar una estrategia de provocación para enfrentar a Venezuela con Guyana -una excolonia británica- y sus demás vecinos del Caribe, según él alentada por Exxon Mobil y el Pentágono.
Maduro fue enfático en que Venezuela no renunciará a sus “derechos” en el Esequibo e insistió en considerar “írrito” el laudo de 1899.
Comisión presidencial para temas limítrofes
Pero al tiempo que elevaba el tono en el caso del Esequibo -que representa dos tercios de los 215.000 km2 de Guyana- Maduro anunció que llamaría al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para pedirle que convoque a una reunión entre las partes con miras a retomar la figura del buen oficiante, que Georgetown considera no ha dado resultados en 49 años.
También creó por ley -en el marco de poderes especiales que le concedió la Asamblea en marzo pasado- una comisión presidencial que tratará los temas limítrofes pendientes.
Las tensiones fronterizas surgieron a cinco meses de cruciales legislativas y cuando el presidente venezolano enfrenta una fuerte caída de su popularidad debido a la muy alta inflación, la aguda escasez de bienes básicos y una criminalidad rampante que ubica al país con la segunda mayor tasa de homicidios del mundo.
“Con la posición de ayer se les cortó el ánimo a los patrioteros”, afirmó Romero, quien sostuvo que “no se pude desconocer la actitud desafiante y antijurídica de los gobernantes guyaneses” en relación con las concesiones petroleras y su intención de llevar el caso a la Corte Internacional de Justicia, cuando aún está vigente el acuerdo de Ginebra que enmarca los diálogos sobre el Esequibo. AFP