Nosotros sostenemos, que por su mala conducta político-administrativa, Capriles, ha tenido una muy mala gestión gubernamental y, al mismo tiempo, ha hecho gala de una deficiente conducción política que ha conllevado que su liderazgo opositor, su capital político, hoy por hoy, luzca resquebrajado
Algún lector acucioso, que si los hay, podrá preguntarse el por qué de nuestra insistencia en abordar el tema de Capriles, de manera recurrente, en nuestros escritos semanales; y no es porque no haya otros tópicos que tratar, en verdad, hay muchos, pero, evidentemente, este caballero, que una vez más llama nuestra atención, está revestido de un hado de tal naturaleza que bien merece la pena considerarlo a pesar de la unidimensionalidad de la que está revestido.
Ciertamente, Capriles, que no es santo de mi afecto y devoción, no es un ser dotado de una condición de brillo destacable, de esos que generan singular interés en virtud de las potencialidades que lo envuelven y que los hacen capaces de trascender por sus acciones, facultades o producción de ideas, en aras de transformar la realidad social, conducir a otros seres a un destino superior o concretar una obra material o espiritual que sirva de guía e inspiración a sus semejantes contemporáneos o del porvenir.
No, lejos, pero muy lejos, está Capriles de alcanzar esa trascendencia, con todo y la cuna donde nació, las ventajas y apoyos con los que ha contado y las oportunidades que le ha ofrendado la vida.
Más bien, por el contrario, por su improductividad intelectual y por la pésima gestión desarrollada como gobernador del Estado Miranda, y como líder de un movimiento político que en su momento aglutinó al grueso de la oposición venezolana, lo que expele, se observa y se siente en torno a sí, es un franco deterioro de su capacidad ejecutiva y de su imagen gerencial y un rápido y notorio despilfarro del significativo capital político que hasta hace apenas dos años tenía entre sus manos.
Balance somero
Veamos no más, para sustentar el juicio que antecede, en cuanto a su destreza gerencial, un somero balance de su gestión de seis años al frente del Ejecutivo regional: como se ha inquirido, qué obra significativa para el presente y la posteridad mirandina deja su tránsito por la Casa Amarilla situada al frente del Consejo Legislativo, su argumento para tal carencia ha sido que no se le bajan suficientes recursos desde el Gobierno Nacional, cuando la realidad incuestionable es que se le han otorgado oportunamente los requerimientos económicos que ha solicitado; el problema estriba en el criterio, por demás arcaico e interesado, con que se distribuye y administra tales recursos ( la bicoca de alrededor de treinta mil millones de bolívares).
Deudas con los trabajadores
Una muestra demostrativa de su desorden o pésimo manejo político-administrativo es el calvario al que ha sometido a los propios trabajadores activos y jubilados de la gobernación (educadores, bomberos, policías, entrenadores deportivos, etc.) para cobrar las deudas que su administración ha contraído con ellos y que irresponsablemente ha dejado acumular no presupuestándolas y, muchas veces, lo que es peor, pretendiendo desconocerlas, atribuyéndoselas al Gobierno Nacional, buscando con ello, manipular a los trabajadores, dejando abierta una ventana para la protesta artificiosa. Pero como la mentira tiene patas cortas, cada vez, el tira y encoge manipulador se le reduce quedando en evidencia su impericia administrativa y su juego politiquero.
Crimen organizado
Otro indicador incontrastable que permite aflorar el doble juego de Capriles y su deficiente gestión es la manera como asume el grave problema de la inseguridad en la geografía mirandina, siendo, por demás, notoria su dejadez y poca disposición para afrontarla, mientras el índice delictivo aumenta afectando a la ciudadanía.
Es ostensible el poco o nulo empeño emprendido desde la gobernación para combatir a la delincuencia organizada, que ha tomado cuerpo en proporciones, cada vez más, alarmantes y que, como se sabe, es atribuible, no al malandraje común o vernáculo, sino a bandas criminales que apuntan al control de territorios (retando al Estado) y al acometimiento de delitos alarmantes (atracos masivos, matanzas colectivas y atroces, etc.) orientados a sembrar el miedo, el caos, pero también la pasividad en amplios sectores populares de la comunidad mirandina, todo ello enmarcado en la práctica criminal ajustada a los moldes delictivos de las bandas criminales (Maras) asentadas y esparcidas en países de Centroamérica, México y en el suroeste estadounidense y en las células paramilitares de origen colombianas, con comprobados nexos con la derecha del país vecino y con los cuerpos de inteligencia y de seguridad imperialistas.
Pues bien, la pregunta clave es: esta ausencia en el combate al crimen organizado por parte de los cuerpos bajo comando del gobernador Capriles es consecuencia de su ineptitud para gobernar o responde a un plan preconcebido de complicidad. La respuesta la aporta el propio Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, quien, en el marco del desarrollo de la Operación de Liberación del Pueblo (OLP), denunció nexos de complicidad existentes entre Capriles y los grupos criminales, expresando que tiene pruebas, conseguidas en el marco de las acciones emprendidas en la OLP, que sustentan tal señalamiento y que oportunamente serán del conocimiento del pueblo venezolano.
Pa` dónde va…
Por lo pronto, nosotros sostenemos, que por su mala conducta político-administrativa, Capriles, ha tenido una muy mala gestión gubernamental y, al mismo tiempo, ha hecho gala de una deficiente conducción política que ha conllevado que su liderazgo opositor, su capital político, hoy por hoy, luzca resquebrajado, por un lado, en su flanco derecho, se le ha crecido la figura de Leopoldo López que le disputa la guiatura de los sectores más derechistas y fascistas de la oposición y, por otro lado, en el otro flanco, el gobernador Henry Falcón, con una actuación más hábil e inteligente, ha venido perfilándose como virtual candidato presidencial. Por eso, ante ese cuadro, nos pareció bien acertado el comentario del amigo Diógenes: Pa´ dónde va Capriles… con esa pata hinchá.
Notas paralelas
Miguel Ugas
miguelugas@gmail.com