Los venezolanos votaron este domingo en unas trascendentales elecciones en las que la oposición amenaza con tomar el control parlamentario, por primera vez en 16 años de gobierno chavista, ante el malestar popular por la crisis económica y la inseguridad.
En estas legislativas con tintes de plebiscito para el gobierno de Nicolás Maduro, quien prometió respetar los resultados, la MUD figuró en las encuestas como favorita para lograr al menos la mayoría simple en el parlamento que se instalará el 5 de enero.
La jornada, que había transcurrido en calma, se tensó cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) extendió por una hora -hasta las 07:00 p.m- el cierre de los centros de votación, y que permanecieran abiertos los que tenían votantes en cola.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) denunció la medida como «violatoria» de la ley, señalando que buscaba «coaccionar» a chavistas que, desencantados con el gobierno, decidieron no votar.
Más de 19,5 millones de venezolanos estaban llamados a elegir 167 diputados de una Asamblea Nacional dominada por el oficialismo desde que en 1999 llegó al poder Hugo Chávez, fallecido en 2013.
En otro momento de crispación, el CNE revocó la credencial de observador del expresidente boliviano Jorge Quiroga, al rechazar críticas de éste a los comicios; tras lo cual el jefe parlamentario, Diosdado Cabello, pidió su expulsión y la de otros exgobernantes latinoamericanos invitados por la MUD.
Revolución o cambio
Maduro, quien asumió el poder en abril de 2013 tras la muerte de su mentor, reconoció que eran las elecciones «más duras» del chavismo, en medio del descontento por el alto costo de vida y la aguda escasez que provoca colas inmensas en los supermercados.
«El papel sanitario no se consigue. No se puede votar por el gobierno cuando hay problemas para sobrevivir», dijo Filros Guzmán, un camarero de 24 años que siempre había votado por el chavismo.
Orlando Apitz, de 54 años, asistente de abogado, dijo esperar un «cambio como en Argentina» porque está «harto de las colas y los malandros». Venezuela es el segundo país con mayor tasa de homicidios del mundo (62 por cada 100.000 habitantes), según la ONU.
Pero invocando el legado del «comandante eterno», el oficialismo apostó al voto duro del chavismo para profundizar el sistema socialista, advirtiendo que si gana la oposición fulminaría los programas sociales.
«Aquí no hay marcha atrás. ¡Revolución y más nada! Yo jamás le quedaré mal a mi comandante», expresó Gilberto Marcano, mecánico de 73 años, en el barrio 23 de enero, bastión del chavismo.
El gobierno atribuye la crisis a una «guerra económica» de empresarios de «derecha», y al desplome de los precios del crudo, un duro golpe para el país con las mayores reservas del mundo que obtiene del petróleo 96% de sus divisas.
«La recuperación económica, vencer la guerra económica (…) es una tarea central de la nueva Asamblea», declaró Maduro al votar.
Venezuela cerrará 2015 con una contracción económica de 10% y una inflación de 200%, según economistas. Un estricto sistema de control de divisas -con tres tasas de cambio- convive con un mercado negro donde el dólar se cotiza 145 veces más que el mínimo legal.
Lo que está en juego
Pese a ser parlamentarios en un régimen presidencialista, los comicios son cruciales.
«Dejarán una recomposición de fuerzas políticas y permitirán que la voluntad de castigo se pueda expresar», declaró a AFP el analista Nicmer Evans, afín a Chávez pero crítico de Maduro.
Apartando por ahora sus divisiones, la MUD promete dar un viraje económico desde la Asamblea e impulsar una amnistía para unos 75 «presos políticos», sin descartar una salida anticipada del presidente.
El analista Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, teme un «choque de trenes» si se imponen los opositores radicales.
Pero las legislativas representan, según el politólogo John Magdaleno, la posibilidad de un «contrapeso» en un Estado cuyos poderes «están totalmente controlados por el oficialismo».
Los analistas advierten que todo dependerá de quién gane y por cuánto. Los escenarios van de una radicalización de los bandos, con estallidos de violencia, hasta la posibilidad de que abran por fin la puerta a la concertación.
AFP