Elías Jaua: protector
del legado de Chávez
“Es una tarea trascendente que corresponde ser asumida no solo por el grupo dirigente, sino por todos los militantes de la vanguardia chavista, a todos los niveles, conscientes, como debemos estar, de la significación que tiene el legado de Chávez…”
En hora buena, hace ya tres años, el presidente Nicolás Maduro, tomó la determinación de designar a Elías Jaua como protector del Estado Bolivariano de Miranda. Sabia y oportuna decisión, complementada con la creación de la Corporación de Desarrollo de la Cuenca del Rio Tuy, “Francisco de Miranda” (Corpomiranda), que, presidida certeramente por Jaua, se constituyó en una eficaz respuesta a necesidades de la colectividad mirandina “…en materia de infraestructura, vialidad, educación, salud, turismo, deporte, cultura, recreación, mantenimiento y ornatos, contribuyendo a la transformación integral de la entidad”, requerimientos, estos a los cuales la gestión de Capriles Radonski, disponiendo de muchos más recursos, y al cabo de ocho años, se ha evidenciado claramente incompetente para acometer y resolver.
Han sido 940 obras, cantidad consolidada hasta finales del año pasado, más acciones sociales e inmateriales emprendidas, que apuntan a la transformación integral de la geografía física y humana mirandinas, a ir pagando, en definitiva la deuda social acumulada; suficiente fundamento que habla, por sí solo, de la condición de Jaua como protector, en este caso, del pueblo mirandino.
Tarea de todos
Aunque es ostensible que esta cualidad protectora no se circunscribe al plano mirandino, sino que tiene una mayor dimensión, pues Elías Jaua tiende a erigirse, naturalmente, junto con otros compatriotas dirigentes del chavismo, en consecuente y activo protector del legado del comandante Hugo Chávez, de su acción y praxis políticas.
Por supuesto que esta es una tarea trascendente que corresponde ser asumida no solo por el grupo dirigente, sino por todos los militantes de la vanguardia chavista, a todos los niveles, conscientes, como debemos estar, de la significación que tiene el legado de Chávez como guiatura e inspiración para la preservación y consolidación estratégica de la revolución bolivariana, es decir, para la lucha por la concreción de los anhelos redentores de nuestro pueblo, para la lucha en la ineludible confrontación con el imperialismo y el capitalismo rentista y por la afirmación de la independencia y defensa de la soberanía nacional y para la lucha por la construcción de la sociedad socialista del Siglo XXI, dentro de la especificidad venezolana; y, por extensión, como referencia práctica y doctrinaria de las luchas de los pueblos nuestroamericanos y de los pueblos oprimidos en función de la liberación nacional, por la integración y por el forjamiento de la sociedad socialista mundial del porvenir.
Características singulares
Pero, sin duda alguna, Elías Jaua está dotado de características muy singulares que lo distinguen en esa relevante tarea de protector del legado chavista, tanto por su trayectoria política, su formación teórica y el hecho cierto y concreto de haber sido uno de los colaboradores más cercanos al comandante Chávez y, en consecuencia, un fundamental punto de apoyo a la hora de la concepción y redacción del Plan de la Patria que, con sus objetivos históricos, constituye la síntesis recreativa del innovador pensamiento revolucionario de Chávez.
Este papel de protector del legado chavista se puso de manifiesto recientemente cuando, frente al planteamiento del ministro del poder popular para el petróleo, Eulogio del Pino, formulado ante la Cámara Petrolera de Venezuela, acerca de la posibilidad de retornar a sus antiguos propietarios las empresas estatizadas, en el 2009, del área de servicios en la Costa oriental del Lago de Maracaibo, le precisó Elías Jaua al ministro, de manera por demás oportuna y contundente, que tales medidas se tomaron en el marco del “…Plan de la Patria, aprobado por el voto popular y hecho Ley de la República”.
Sucede que el razonamiento ministerial descansa en la consideración de los errores cometidos producto de la no preparación de los trabajadores para asumir labores gerenciales, que en el capitalismo se reserva a la clase propietaria, cuando sucede que en ningún proceso revolucionario que en el mundo se han dado y en los que se darán, la clase trabajadora ha estado preparada, de buenas a primera, para ejercer tales funciones, precisamente porque la dominación del capital, haciendo uso de las distintas formas de alienación, constriñe a los trabajadores a no ser sujetos de transformación revolucionaria, lo cual solo será posible cuando los trabajadores adquieran conciencia de clase, de clase para sí, al fragor, precisamente, de la lucha de clases.
Asumir el riesgo
Este hecho denota las contradicciones de clases presentes al interior del proceso bolivariano, frente a las cuales, antes que hacerse la vista gorda, por el contrario hay que darles la bienvenida porque permite la confrontación esclarecedora, el despeje de campo, la lucha de clases al interior del movimiento, que es lo que, en última instancia, permite avanzar. Bien cierto es, como dice la conseja popular, que es de sabios rectificar, pero en este caso no se puede retroceder en cuanto a los avances alcanzados en materia de propiedad, teniendo presente, naturalmente, que en la CRBV y en el propio Plan de la Patria se establece un modelo económico mixto, donde coexisten diversas formas de propiedad, pero bajo ningún concepto hay que desandar lo ya andado y, mucho menos, restaurarle al capitalismo espacios que la revolución bolivariana, en justicia, ha rescatado para la nación y para los trabajadores; de lo que se trata es de estimular la formación de los trabajadores no de desalentarlos.
Este concepto lo tiene bien discernido Elías Jaua, lo cual se expresa en uno de sus más recientes artículos: “Es necesario… innovar, transitar por caminos vírgenes, asumir el riesgo del ensayo y el error. Ninguna revolución ha escapado a ello. Junto a los numerosos aciertos, se hace necesario corregir el rumbo una y otra vez en aquellos errores cometidos”. Por este talante fue que se le escuchó decir a Chávez, parafraseando a Fidel: “Seamos como Elías Jaua”.
“Bajo ningún concepto hay que desandar lo ya andado y, mucho menos, restaurarle al capitalismo espacios que la revolución bolivariana, en justicia, ha rescatado para la nación…”