Carretera Panamericana solo lució colas producto de los puntos de control instalados

Redes de supermercados lucieron despejadas de clientes luego de que notificaran que a propósito de la Gran Toma de Caracas no venderían productos regulados este jueves

“Parece 2 de enero. Apenas uno que otro local abierto, poca gente en la calle y transporte escaso”. La descripción realizada por Ibelia Hernández es un reflejo de cómo lució la subregión altomirandina este jueves primero de septiembre, cuando tuvo lugar la Gran Toma de Caracas para exigir la pronta realización del referendo revocatorio.

Aunque en centros comerciales como La Cascada la administración envió la semana pasada un comunicado a los vendedores para informar que trabajarían como cualquier otra jornada normal, muchos otros fueron los comerciantes que decidieron no abrir las santamarías; unos porque asistirían a la marcha y otros “por si acaso”.

“En Venezuela vivimos en un eterno estado de incertidumbre, con la esperanza y el miedo de que ocurra algo y con la convocatoria de la oposición no fue diferente. Se dijeron muchas cosas, entre ellas que no habría transporte, así que para evitar estar con el estrés con los trabajadores de si podrían o no trasladarse desde sus casas hasta el negocio, preferimos acordar no abrir”, refirió Oscar Mendoza, encargado de una panadería que la mañana de ayer decidió dar una vuelta en su vehículo para constatar la situación.

En los supermercados, aunque subieron las santamarías en su horario habitual, no se observaron las largas colas de compradores. “Ya habían dicho de antemano que no expenderían productos regulados y todo el mundo estaba a la expectativa de qué ocurriría”, dijo Migdalia Jiménez, quien tras al menos tres meses sin poder entrar, logró la mañana de ayer ingresar sin hacer cola a la sucursal de Fresco Market de Corralito, municipio Carrizal.

–Se encendieron mis alarmas internas al darme cuenta que me sorprendí y extrañé al no ver las filas de compradores; entendí que como mucha gente ya me acostumbré que para comprar un kilo de harina Pan hay que protagonizar no menos de nueve horas de pie a las puertas de algún negocio (…) Entré y aunque no había nada regulado me llevé un par de potes de detergente líquido por Bs. 1.500 cada uno, agarré tres paquetes de galletas y dos cajas de cereales para darle desayuno a los chamos y allí se me fue íntegra la quincena que cobré el martes. Por eso es que después de esas compras mañaneras decidí irme a Caracas a exigir que cambie lo que estamos viviendo.

Cierre  temprano
Muchas de las personas que sí abrieron las puertas desde temprano este jueves, decidieron bajar las santamarías pasadas las horas del mediodía debido a la poca afluencia de clientes. “La gente estaba o encuevada en su casa o en la marcha en Caracas, Los Teques parecía un pueblo fantasma, ni policía se veía, así que preferí cerrar para no tentar al hampa”, confesó Luis Ortiz, encargado de una quincallería en el casco central de la ciudad del clima ideal.

–En otra época no abrir las puertas del negocio era un sacrilegio, pero ahora con lo difícil que es costear el mantenimiento y la merma en las ventas que supera el 60 % no abrir a veces resulta hasta mejor; por lo menos los fines de semana y así no tienen que estar librando los trabajadores entre semana (…) La inflación y la escasez ha golpeado duramente al gremio por lo que todos anhelamos que cambie el sistema económico más temprano que tarde antes de que todos quedemos más arruinados de lo que ya estamos.

Otros opinan que no abrir un día a la semana en las circunstancias actuales es inaceptable. “Por lo menos con lo del día se garantiza parte de la paga de la nómina, carga que se volverá insostenible si el Gobierno sigue haciendo ajustes a lo loco”, confesó Gonzalo Dos Santos, encargado de una panadería en Carrizal, quien señaló  que los más solicitado la mañana de ayer fue el jugo de medio litro.

–En otra oportunidad hubiera sido maravilloso porque todo el mundo desayunaría en la calle, pero con un cachito costando Bs. 1.200 y un pote de té Lipton en Bs. 750, muchos salieron de casa ya comiditos y si acaso compraron un agua o unos caramelitos de Bs. 30 cada uno para aguantar la caminata que más de uno optó por hacer para llegar a Caracas.

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