Si lo justo no está absolutamente en la justicia, no habrá justa justicia sin ecuanimidad, que consiste en el equilibrio de los fines del derecho justo en el bien común, la seguridad y la justicia
Cesáreo José Espinal Vásquez
cjev@cantv.net
Consideramos injusto lo inaceptable contra principios naturales de lo justo, valorado por nuestra percepción. Lo justo es un derecho humano fundamental. No existe una definición exacta e indubitable de lo justo y se ha adminiculado al concepto de justicia, pero, sabemos que no toda justicia es justa. Más que por etimología y definición, distinguimos lo justo de lo injusto, por sus consecuencias.
En la antigua Roma, justicia era “dar a cada uno lo suyo”, aún cuando “lo suyo” sea injusto. De tal manera, si lo justo no está absolutamente en la justicia, no habrá justa justicia sin ecuanimidad, que consiste en el equilibrio de los fines del derecho justo en el bien común, la seguridad y la justicia, conceptos en su más amplio sentido y propósitos sin valor específico, sino en su congruencia. En este sentido, bien común sin seguridad y sin justicia es injusto. El bien común como el aire es de todos y es de nadie, pero no puede ser anárquico. La seguridad sin tranquilidad personal y jurídica no es justa, porque lo justo de la justicia es la paz.
Lo justo fundamentalmente es de sana conciencia, de lógica social y jurídica. Nos decía el siempre recordando, respetable y mi querido amigo, ya en sus últimos días de vida, doctor Edgar Sanabria, en las clases de Derecho Romano y en su habitual coloquio, que cuando debamos decidir sobre un planteamiento legal, apelemos a la lógica en primer lugar para luego ir a las normas legales. Pero si la lógica natural no es concordante con la ley, es indudable que existe una laguna “juris”. Clase magistral. Lo justo se conoce por lo inaceptable de lo injusto.
La causa de los causas, en el orden social, jurídico y político, debe tener como base de la pirámide el respeto, que es el gran secreto de convivencia, comenzando con respetarse uno mismo en lo más individual y privado y los gobiernos a los ciudadanos, porque “el ejercicio del poder sin respeto, es tiranía”.
Los gobiernos, cualesquiera que sean sus ejecutorias, deben estar enmarcados en la ética, en el humanismo y en lo constitucional, sin ser esclavos del socialismo marxista y tiránico ni de la democracia capitalista y salvaje, sino en apego al ideal social de conciliación para convivir en una sociedad justa, sin ser cancerberos de la gente, sean ricos o pobres. El gobierno debe estar al servicio de las leyes, pero sin utilizar vías de hecho violando el derecho de defensa y al debido proceso. Justificar acciones contra legis, no es el procedimiento en un Estado de Derecho Justo. Lex iniusta non est lex.
Justas son las vías constitucionales que debe salvaguardar el Estado para el bien común, pero injustas son la violencia, el abuso del poder y la corrupción, porque se lesionan los principios éticos de la seguridad, la justicia e igualmente, del bien común.
El gobierno debe ejercer la “auctoritas” como un verdadero “pater familiae”, orientando, respetando, dando ejemplos y velando por la vigencia de un Estado de Derecho Justo, es el ideal social.