Esta primera contienda ganada a favor de la paz fue el resultado de las movilizaciones, durante todo el mes de agosto, de centenares de miles de chavistas en todo el país demostrando conciencia, pasión patria y capacidad de movilización
Elías Jaua Milano
Durante un mes continuo de mensajes como estos: “toma de Caracas como sea”, “calle hasta que se vaya”, “referéndum o estallido”, “día decisivo”, entre otros, los voceros y voceras de la contrarrevolución convirtieron el 1º de septiembre de 2016 en un día que daba miedo.
Gracias a Dios, a la voluntad mayoritaria de paz del pueblo venezolano y a la actuación democrática pero firme de los órganos del Estado, la dirigencia opositora rectificó, por ahora, en sus propósitos iniciales y terminaron realizando una marcha pacífica en el este de la zona metropolitana, con el corolario de violencia en los municipios Chacao y Baruta al cual nos tienen acostumbrados los grupos fascistas de Voluntad Popular, pero esta vez sin mayores consecuencias.
Esa movilización, si bien es respetable, por los venezolanos y venezolanos que acudieron a expresar libremente sus diferencias con la revolución bolivariana, no terminó siendo satisfactoria para un número importante de los asistentes a la misma, ya que finalizó con la lectura de un comunicado, en medio del pescueceo habitual de sus dirigentes para salir en cámara, y un novedoso llamado a tocar cacerolas. Este final generó un agrio debate entre los formadores de opinión y ciudadanos opositores que está reflejado en la etiqueta digital #MalditaMud. Lea y saque usted sus propias conclusiones.
Esta primera contienda ganada a favor de la paz fue el resultado de las movilizaciones, durante todo el mes de agosto, de centenares de miles de chavistas en todo el país demostrando conciencia, pasión patria y capacidad de movilización; de un gran debate en el seno de la opinión pública sobre el derecho a la paz y la necesidad de estabilidad política para superar la compleja situación económica y por un impecable trabajo de los órganos de seguridad que desmontaron los principales núcleos activados para generar violencia y muerte en la fecha referida. Gracias a todas esas variables, el país respiró en paz cuando amaneció el 2 de septiembre del año en curso.
Más allá de los balances, esta primera victoria a favor del derecho a vivir en paz ojalá sirva para que definitivamente la oposición venezolana asuma con seriedad el llamado al diálogo, que insistentemente ha realizado el presidente Maduro, y podamos llegar a un mínimo de reconocimiento político para recuperar la estabilidad económica que reclama nuestro pueblo.
Insisto, lo más importante para toda la dirigencia política del país debe ser lograr que nuestro pueblo recupere y expanda la prosperidad, que logró en la primera década de desarrollo del socialismo bolivariano, expresada principalmente en el pleno goce de los derechos humanos a la alimentación y a la salud. Esa, éticamente, debe ser nuestra principal preocupación y a eso nos vamos a dedicar, al menos los y las chavistas, estos cuatro meses que restan del 2016. Dios mediante, con nuestro trabajo, lo lograremos.
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