Lo extraordinario es que en una sociedad tan tradicional y patriarcal como la iraquí haya una mujer que ha alcanzado tanto poder, pero es que Um no es cualquiera, tal y como cuenta en una entrevista a la CNN
Tiene 39 años, dos hijas y lleva siempre una pistola Beretta de 9 milímetros en una funda bajo su brazo izquierdo. También se define como ama de casa, aunque ya hace años que no se dedica precisamente a las tareas del hogar.
Y es que Wahida Mohamed, más conocida como Um Hanadi, dirige una fuerza de unos 70 hombres en la región de Shirqat, unos 80 kilómetros al sur de Mosul en Irak. Su objetivo es enfrentarse a los soldados del Daesh (también llamado ISIS o Estado Islámico) y derrotarles, una tarea en la que han demostrado ser especialmente hábiles.
Lo extraordinario es que en una sociedad tan tradicional y patriarcal como la iraquí haya una mujer que ha alcanzado tanto poder, pero es que Um no es cualquiera, tal y como cuenta en una entrevista a la CNN.
Irak vive una situación complicada desde hace más de una década. Tras la invasión estadounidense y la caída de Sadam Hussein ha habido un conflicto interno en el que el Gobierno iraquí ha sido incapaz de mantener el control total del país. Fruto de esta oposición insurgente, el ISIS ha sido capaz de conquistar grandes parcelas de terreno.
Desde el año 2004, Um apoya al Ejecutivo y a las fuerzas de la coalición, lo que la ha convertido en un objetivo primordial de los terroristas, tal y como ella misma se vanagloria. No duda en contar el número de atentados que ha sufrido con coches bomba en su casa: en el 2006, en el 2009, en el 2010 y tres más entre 2013 y 2014.
También presume de haber sido amenazada por el mismísimo líder del grupo, Abu Bakr el-Baghdadi, pero no se piensa amilanar ante nada. Atrás hay un pasado de mucho dolor y sufrimiento que la empujó a tomar las armas. Su primer marido murió en combate, mientras que el segundo fue asesinado por el Daesh a principios de 2016.
El grupo terrorista también mató a su padre y a tres de sus hermanos, así como a todos los animales que tenían. Ella escapó de la muerte, aunque varias heridas y cicatrices en su cuerpo –cabeza, piernas, costillas- demuestran que estuvo muy cerca de seguir el camino de sus seres queridos.
Pero más de una década de guerra sin cuartel y de dolorosos asesinatos de seres queridos han hecho mella en Um, que presume de haber degollado a los combatientes del Daesh, de haber cocinado sus cabezas y quemado sus cuerpos, algo que se puede comprobar en su página de Facebook.
Mientras tanto, con granadas, machetes y armas buscan a su siguiente víctima en una lucha en la que morir o vivir depende muchas veces simplemente del azar.