El receptor venezolano Willson Contreras juega la Serie Mundial bajo los ojos de sus padres, Olga y William, quienes quisieron darle una sorpresa
Boris Mizrahi – lasmayores.com
Desde su nacimiento el 13 de mayo de 1992 en Puerto Cabello, Venezuela, hasta su primer juego en Grandes Ligas el 17 de Junio de 2016, muchas cosas buenas le han sucedido al joven Willson Contreras, incluyendo su debut en las mayores, su primera postemporada y ahora la primera Serie Mundial en Chicago.
El muchacho estuvo jugando en las menores durante siete temporadas y media (dos en la Liga Dominicana, dos en Boise, una en Kansas City, una en Daytona, una en Tennessee y media temporada en Iowa), hasta que recibió la oportunidad en 2016 para iniciar lo que presagia ser una gran carrera como pelotero en las Grandes Ligas.
Muchos peloteros pasaron hasta 20 temporadas jugando y nunca tuvieron la oportunidad de asistir a un clásico de otoño. Sin embargo, el venezolano lo logra en su primera.
«Mis padres nunca han podido verme jugar en los Estados Unidos», se quejaba Willson en la Serie de Campeonato. Pero el destino sorprendió al joven careta cuando sus padres, Olga y William, pudieron resolver su problema de visado y llegaron para el tercer partido de la Serie Mundial.
«Tengo que agradecer a Dios por haberme dado tantas bendiciones hermosas que me ha enviado este año y fue una muy grata sorpresa que apenas dos días antes que empezara el tercer juego de la Serie Mundial supe que ellos venían y la verdad es que no cabe la alegría en mi cuerpo de tener a mis padres viéndome en una Serie Mundial, un sueño hecho realidad de mi parte y de mis padres que de chiquito me dieron todo lo que pudieron darme, principalmente me dieron la educación correcta y supieron guiarme por el buen camino. Ahora si está completa mi felicidad».
«Wow, esto es emocionante porque, como dice Willson, es un sueño hecho realidad, ya que sus padres lo han visto siempre, apoyándolo desde Venezuela en una pantalla y ya tienen la oportunidad de verlo en vivo y directo en una Serie Mundial, y bueno la emoción aquí es inmensa», dijo su novia Astrid Ochoa.
La emoción que reflejaban las sonrisas y los ojos de Olga y William, los padres del receptor, no la podían ocultar.
«Te digo honestamente que es algo indescriptible, ya que nunca pensé ver a mi hijo compitiendo en una Serie Mundial en su primera temporada en grandes ligas», dijo el padre. «Nuestra presencia iba a ser una sorpresa para Willson, pero se filtró la noticia».
Cuando recibieron la noticia estaban ellos dos solos en su casa y fue inimaginable la alegría, pero en la urbanización donde viven en Puerto Cabello hubo fiesta cuando debutó y luego en cada partido de los Cachorros, especialmente en la postemporada.
«Es una bendición indescriptible, como dice mi esposo, y nosotros como padres, yo me siento muy orgullosa, demasiado orgullosa no solamente de Willson que es un profesional, sino de mis tres hijos», dijo Olga.
La «willsonmanía» existe ya en Venezuela y los fanáticos del beisbol siguen al muchacho de Puerto Cabello como siguieron en el pasado a Aparicio, a Concepción, a Galarraga, a Miguel y a muchos otros.
«A mi lo que no me gusta es que sigan nombrando la maldición de la tal cabra, y cada vez que la escucho cambio el canal», dice William entre risas. «Espero que se coman a todas las cabras después que ganemos la serie. Los restaurantes deben empezar a pensar en eso, porque como siempre te he dicho, yo no creo en nada de eso sobre la cabra, porque si eso fuera cierto no estaríamos en la Serie Mundial», dijo Contreras.
El primer juego de la Serie Mundial en Wrigley Field fue el primero en el clásico otoñal en este estadio desde 1945, una espera de 71 años, y los padres de Willson están allí viéndolo jugar.
«Espero que siga la suerte y ganemos la Serie Mundial», dijo emocionado el padre de Contreras.
La comida ordenada por la familia Contreras llegó a la mesa y nos despedimos esperando volver a verlos en la práctica de bateo de los Cachorros en el Wrigley Field, el tercer partido de la Serie Mundial 2016.
Granderson ganó premio
El jardinero veterano de los Mets de Nueva York, Curtis Granderson, fue nombrado el ganador del Premio Roberto Clemente del 2016 antes del juego tres de la Serie Mundial en el Wrigley Field.
El Premio Roberto Clemente se le otorga cada año al jugador que mejor representa el béisbol de Grandes Ligas con su carácter, compromiso con la comunidad, filantropía y otros aportes dentro y fuera del terreno de juego.
Mediante su fundación caritativa Grand Kids Foundation, Granderson ayuda a fomentar el beisbol y la disciplina general entre la juventud de Chicago, la ciudad donde se crio, y otras áreas urbanas de los Estados Unidos. Con una donación de US$5 millones, el guardabosque también ayudó a construir un complejo de beisbol en la Universidad de Illinois en Chicago, donde estudió y jugó beisbol en la NCAA.
Desde 1973, el Premio Roberto Clemente ha llevado el nombre del Salón de la Fama puertorriqueño, quien falleció en diciembre del 1972 cuando cayó al mar el avión en el que les llevaba provisiones a los damnificados de un terremoto en Nicaragua.
Granderson, quien tuvo promedio de .237 con 30 jonrones y 59 impulsadas por Nueva York en el 2016, es el cuarto jugador de los Mets reconocido con el Premio Roberto Clemente. Al Leiter, el boricua Carlos Delgado y el fallecido Gary Carter también recibieron el premio como integrantes de la novena de Queens.