Una mera pelea de grupos, el PSUV contra la MUD, no contribuye a la elevación de la conciencia de clase del pueblo y a su reunificación en torno al adversario principal que es el sistema de explotación, corrupción y exclusión expresado en el capitalismo
Elías Jaua Milano
El 15 de enero de 2011, nuestro comandante Chávez presentó su mensaje anual ante la Asamblea Nacional, que iniciaba un nuevo período constitucional (2011-2016) con la particularidad del retorno de una numerosa fracción parlamentaria de la oposición tras cinco años de ausencia, como consecuencia de la política opositora de abstención en las elecciones de diciembre de 2005.
En esa oportunidad, el comandante Chávez, dirigiéndose a los diputados y diputadas revolucionarios y contrarrevolucionarios, les expresó: “Que nosotros los comprendamos a ellos y a ellas; y que ellos o ellas nos comprendan a nosotros porque todos somos venezolanos, venezolanas y estamos en este mismo territorio. Ni ustedes se van a ir de aquí ni nosotros tampoco”.
Con ese espíritu chavista asisto, comisionado por el presidente Nicolás Maduro Moros, al diálogo político con la dirigencia opositora, con el espíritu de encontrar ese espacio de compresión entre los venezolanos y venezolanas que reclamaba nuestro comandante Chávez.
No se trata de creer o no creer en la palabra de los dirigentes de la MUD. Yo les creo lo que a una romana de palo. Se trata de creer y defender los valores que nuestra revolución bolivariana postula desde sus orígenes: construir una Venezuela donde quepamos todos y todas con igualdad, justicia y dignidad y para ello debemos reconocernos en nuestras diferencias como pueblo.
El valor de la inclusión es un valor sustantivo para el chavismo y por ello los y las dirigentes revolucionarios y revolucionarias estamos obligados abrir el espacio para reunificar, desde la base, a todo el pueblo trabajador en las tareas estratégicas de expandir y consolidar nuestra Independencia Nacional y construir nuestro Socialismo Bolivariano, es decir, una sociedad humanamente gratificante.
Una mera pelea de grupos, el PSUV contra la MUD, no contribuye a la elevación de la conciencia de clase del pueblo y a su reunificación en torno al adversario principal que es el sistema de explotación, corrupción y exclusión expresado en el capitalismo.
En ese sentido, considero acertadas las palabras del presidente Nicolás Maduro cuando nos llama a no dedicar todo nuestro esfuerzo a una pelea estéril contra la MUD, sino a trabajar más con nuestro pueblo, a consolidar el poder popular, a elevar nuestra conciencia y nuestra capacidad organizativa para seguir convenciendo a las grandes mayorías de trabajadores y trabajadoras, campesinos y campesinas, jóvenes, indígenas, pobladores y pobladoras y militares de que la revolución bolivariana es su proyecto.
El pueblo no puede ser dividido entre escuálidos y revolucionarios; el pueblo, todo el pueblo, debe ser el sujeto protagonista de la revolución. Escuálidas son las élites oligárquicas, cualquiera que sea su signo.
Debemos tener claro que lo radical de un proceso revolucionario no es el autoritarismo, lo radical estriba en la voluntad y capacidad de hacer transformaciones culturales, sociales y económicas profundas que permitan el surgimiento de una nueva sociedad honesta, igualitaria, trabajadora, productiva, amante de la vida y de la paz, una sociedad auténticamente humana. Una sociedad socialista.
Por último, quiero compartir con ustedes una frase de nuestro comandante Chávez del año 2010, que recuerdo de memoria: “Ni habrá pacto con la burguesía, ni desenfreno revolucionario. La revolución bolivariana irá al ritmo que podamos imprimirle en el contexto histórico”. Yo creo en eso.