Historia de un barloventeño lleno de fe

«Un 22 de marzo, hace ya un año, viví lo que nunca esperé vivir: un ACV ¡Qué dolor y que tristeza cuando se tiene que pasar por esa enfermedad, por ése evento. Cuando la desesperanza aparece en la vida hay pocas cosas que te pueden ayudar, la mayoría de las cuales son pasajeras y no logran reanimar el espíritu de manera profunda y duradera».

Lo anterior pertenece a las declaraciones del cultor Armando Martínez, quien en la población de Barlovento ha querido hacer llegar a todos quienes le conocen la historia de lo que ha sido su vida, hoy en día llena de amor gracias a la fe en Dios y a la oración.

«Cuando en cuestión de minutos caes en cuenta que tu vida, tan llena de nada, cambia de manera abrupta para dejarte en un sinsentido aparente. Al perder el rumbo de la vida, tan perfectamente organizado y dirigido, por tus intereses personales, por la imposición de un mundo que nos somete a sus exigencias superficiales, y tener que enfrentar una realidad que nunca pensaste vivir ni en la peor de tus pesadillas, viendo como muchas de tus metas se van para no regresar. Es la Fe, la confianza plena en Dios, lo que de verdad te llena y te hace comprender cuál es la verdadera trascendencia en tu vida y te da esa luz para comprender cuales son las metas que valen la pena, cuales son los ideales por los que debes vivir y no desviarte en el camino cómodo de una vida sin compromiso. Me queda muy claro que la Fe y la Oración son los ejes que mueven verdaderamente nuestras vidas, son éstas quienes se mantienen fielmente a tu lado y son quienes te reconfortan y te dan las fuerzas necesarias para salir adelante de la pesadilla que con ninguna otra ayuda podrías haber superado», nos dice Martínez, y en sus palabras remarca la fortuna con la que ha corrido en tiempos tan duros en este país.

Agrega nuestro entrevistado: «Sin embargo y para nuestra fortuna, tanto la fe y esa amistad íntima con Dios, que es la oración, no la venden en ninguna tienda, solo se consigue con la perseverancia diaria y con el convencimiento de que es Dios nuestro Señor, el verdadero camino para la felicidad plena en nuestras vidas. Es necesario dar el sí, un sí lleno de compromiso  para poder descubrir el amor incondicional que Cristo nos da a todos pero que no todos vemos o no queremos ver por distintas circunstancias. Un sí que implica constancia y aceptación de su voluntad, un entregarnos en las manos de nuestro creador y que conlleva un “hágase en mi según tu palabra” y “con fe saldrás de todo esto” Es esa mi conclusión después de haber vivido y lo sigo viviendo. Es una lección difícil de olvidar lo que estas o has vivido, ojalá y lo pudiéramos entender.  Le doy las gracias a Dios en primer lugar y a las personas de mi pueblo  Tacarigua; muchas o pocas, que me ayudaron y me siguen ayudando. Soy muy agradecido. Los quiero a todos».

Como un ejemplo de la fe que el ser humano ha de guardar ante cualquier adversidad, nos cuenta Martínez: «He aprendido que mi equilibrio no me lo quita nada ni nadie y que ante acontecimientos significativos, que pudieran resultar amenazantes, me detengo a mirarme a mí mismo y a reafirmar lo que soy: Soy un ser inteligente, con fe en Dios y en mi mismo, capaz de enfrentar toda adversidad. Las cosas ocurren y yo las asimilo. Acepto lo que pasa si no lo puedo modificar y desarrollo mi flexibilidad y adaptación para vivir feliz con la situación o a pesar de la situación».

Finalmente Martínez agrega: «Los invito a reafirmarse y ser capaces de vencer todo obstáculo, a no perder el foco de lo que quieres, a renunciar al miedo y a caminar con fe de que en todo hay una oportunidad. Es el momento de crecer y de saber que no estamos solos, los venezolanos somos un bloque…..que debemos mantenernos unidos y optimistas, porque los grandes retos, representan grandes desafíos y los grandes desafíos requieren de hombres grandes en fe y en  esperanza, que no desfallezcan ante ningún obstáculos, por grande que parezca.

Dios está con nosotros, con todos, sin color, sin prejuicios, sin discriminaciones de ningún tipo, y contra la justicia divina no hay fuerza humana que pueda, pero tener fe va por nuestra cuenta, súbele el volumen a tu fe y bendice este momento, descansa en los brazos de Dios y comienza tu ejercicio de proyectar optimismo en medio de tanto pesimismo, porque eso te eleva a un nivel en el que puedes estar feliz, más allá de las circunstancias»

Por: Tarugomar

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