Las pacíficas calles del casco central de Ocumare del Tuy han perdido su encanto. La bulla, los buhoneros y el desorden han ganado terreno ante la inacción de las autoridades gubernamentales y policiales.
Los más afectados son los peatones, sobre todo los niños y ancianos, quienes deben sortear cada paso entre vendedores de plátanos, cuyo producto es expendido en bolsas en las aceras, y quienes ofertan cualquier tipo de souvenir.
También, deben caminar en zigzag entre cajas, cestas e improvisados puestos para ir de un lado de la ciudad a otro. Las aceras y parte de calle Falcón, desde la plaza Bolívar hasta la avenida Lander, ha sido tomada por la economía informal, sin importar por donde transiten los peatones, quienes han perdido su derecho a desplazarse por las aceras. Esto parece no importarle a la Dirección de Hacienda Municipal, a juzgar porque el problema en vez de solucionarse, se agudiza. Recorrer las mencionadas calles y otras donde también hay buhoneros, pero en menor cuantía, permite observar como son ofertados productos de la cesta básica y alimentos que vende el Gobierno nacional, a través de los Comité de Abastecimiento y Producción (Clap). Los costos de estos alimentos son excesivos. Muchos de los empaques son exhibidos ante la mirada silente y cómplice de los cuerpos de seguridad del Estado y los entes que deben velar para que esto no ocurra. En algunos casos los vendedores informales, quienes especulan con los precios, esconden los productos en pipotes, cestas o hasta en maletas de carro para evitar se evidentes ante la posible incursión, si sucede algún día, de la policía.
No sólo los buhoneros se han convertido en los adversarios de los peatones, quienes han perdido espacios. También, algunos comercios formales colocan mercancía y exhiben productos en las aceras, donde además colocan letreros llamativos para cautivar clientes, pero entorpecen el paso peatonal. «Pareciera que en Ocumare no hay gobierno. Aquí, todo el mundo hace lo que le da la gana y si uno hace un reclamo recibe una andanada de insultos», dijo Rosa Mojares, vecina de El Cerrito en Ocumare, quien se preguntó ¿cómo y quién le hacía llegar a los buhoneros los productos de la cesta básica que están regulados y sobre todo los que venden los Clap?.
Por donde sea, pero se meten
En el centro de Ocumare reina el abuso. Un sector que a cada segundo vulnera las normas de convivencia y de tránsito es el motorizado. La mayoría de los tripulantes de moto se desplaza por donde sea y se meten sin importar si debe pasar sobre una acera, quitar a la fuerza a los peatones, o ir en contra vía. Total, nadie les pone coto. Los motorizados han habilitado «paradas» de moto taxi en zonas que debería ser estrictamente el rayado peatonal, pero no hay autoridad que lo haga respetar.
Basura por doquier
La falta de papeleras también es evidente en la ciudad. Hace unos años, la actual administración colocó varios cestos, pero debido a su forma (aventuras), si no se le colocan bolsas, la gente echa la basura y cae al piso. El modelo de las papeleras no sirve. Algunas han desaparecido.
En ocasiones los desperdicios abundan en las calles, por lo que algunas personas, niños en muchos casos, y perros, hurgan en los desperdicios en busca de algún nutriente.
Menos negocios…
Algunos lugares del centro ocumareño, como el improvisado mercado de «tarantines» avalado por la actual administración municipal, es un aspecto negativo para la ciudad. También lo son las rumas de piedra y arena que están detrás de la plaza Bolívar.
Situación similar presenta la entrada de la otrora cancha «Cheo» España. La misma ha sido tomada por un grupito de vendedores informales. En las noches el lugar, que está ubicado frente a la Dirección de Hacienda Municipal, es utilizado como guarida de ladrones, baño público y para el consumo de droga.
Por último, es importante señalar que en los últimos meses más de 20 negocios han cerrados sus puertas en esta localidad de los Valles del Tuy.
MIP-TUY / Jean Carlos Rodríguez
jcarlos_yaco@hotmail.com