La ola de violencia en los seis municipios que conforman la región de los Valles del Tuy generó el homicidio de 940 personas, durante el año 2017.
Las estadísticas de asesinatos fueron llevadas por nuestra sala de redacción, a propósito de que el Estado no proporciona la información de manera oficial.
En comparación con el año 2016, que cerró con 1.109 crímenes, hubo un descenso de 169 asesinatos, es decir, 15,24% menos. A esta cifra se suman 273 personas muertas durante procedimientos de los distintos organismos de seguridad.
Los numeritos indican que en enero se contabilizaron 109 crímenes; mientras que en febrero hubo 70 y en marzo ocurrieron 83 asesinatos. Para el mes de abril, la suma cerró en 93 muertes; en mayo reportaron 77; mientras que en junio hubo 70 muertes violentas. En julio ocurrieron 83 asesinatos; en agosto 85; entre tanto que para septiembre el total fue de 83 homicidios. En el mes de octubre hubo 68 muertes; en noviembre 59 y diciembre cerró con 60 crímenes.
En cuanto a los municipios, Paz Castillo fue el más violento con 225 crímenes; seguido de Independencia con 204; Urdaneta con 183, Lander con 150, Charallave con 131 y Simón Bolívar con 47.
Conmoción…
Uno de los casos más dramáticos ocurrió a finales de junio cuando fueron localizados los cadáveres de una mujer y sus tres hijos en el patio de la residencia número 85 de la segunda etapa de la urbanización La Raisa de Santa Lucía.
Dayerling del Valle Marín Oviedo, de 32 años, y sus hijos Dayleth Blanco (14), Mariangel Valdez (9) y Samuel Valdez (8), quien tenía una condición especial, fueron víctimas de Stefany Martínez (20), quien preparó una chicha, la mezcló con medicinas y los dopó. Luego, los puñaleó, estranguló y enterró. Martínez presuntamente estaba enamorada de Marín Oviedo.
En septiembre, Luis Francisco Ochoa Castellano, de 64 años, fue asesinado por cinco delincuentes que irrumpieron en su residencia para robar. El hecho ocurrió en el sector La Culta de la parroquia El Cartanal, municipio Independencia.
La violencia también cobró la vida de Sthefanie Alejandra Herrera (16), quien fue asesinada en medio de una acalorada discusión por su concubino de 36 años, en una vivienda de Colinas de La Laguna de Santa Lucía.
Dos meses después, en el sector Los Palos Grandes II de Charallave, sujetos ingresaron a robar en una vivienda y mataron a su propietaria de 67 años, mientras que hirieron a su compañero sentimental de 69 años.
Este mismo mes, le segaron la vida a Triny Luismar Pallares Cedeño (30) en el sector El Araguaney II del Alto de Soapire en Santa Lucía. La mujer, quien se ganaba la vida como costurera, fue estrangulada con el cable de una plancha por un conocido, a quien le había dado alojamiento en su casa días antes. El hombre le robó sus enseres.
También octubre fue hallado descuartizado Ricardo David Gómez Bernal (22). Los restos estaban dentro de dos bolsas plásticas en la calle Los Ascensores del sector San Vicente en Santa Lucía.
En este mismo municipio mataron a Francisco Jiménez Amaricua (79) y a Cruz María Giménez Amaricua (72), en una parcela del sector La Vega, en la parte alta de la urbanización Macuto, para robarlos.
Juan Adriano Da Silva Márquez, de 31 años, también forma parte de la lista de crímenes de 2017. El hombre fue asesinado por cuatro delincuentes que intentaron robarle su camión, en la carretera nacional Ocumare-Colonia Mendoza-Nueva Cúa.
En noviembre la violencia dejó a su paso un doble homicidio en la urbanización Parosca de Ocumare. Las víctimas: las hermanas Milta Mireya Joseph Best (71) y Cecilia Josefina Joseph Franco (65), quienes fueron ultimadas por el profesor de música, Ángel Adolfo Díaz Castro (26). Los tres eran Testigos de Jehová. Días antes del crimen, a Díaz lo habían expulsado del lugar donde se congregaba. El móvil del hecho fue la venganza.
Entre tanto, en diciembre, fue degollado en su parcela Héctor Sánchez, de 65 años. El hecho ocurrió en la urbanización Ciudad Hermosa de Nueva Cúa en el municipio Urdaneta. La víctima fue atacada por delincuentes, quienes le robaron comida y enseres de su vivienda y luego la mataron con un machete.
También, en diciembre, un bebé de 10 meses de nacido murió en el hospital Ramón Figuera de Charallave. Las autoridades arrestaron a Génesis Nazareht González Quintero, de 28 años, madre del pequeño, y a Obdulio Argenis Blanco Arteaga (18), padrastro, por ser los presuntos responsables de los signos de maltrato que presentaba el menor, quien vivía con sus padres en la tercera etapa de la urbanización Ciudad Miranda de Charallave
Otro homicidio que conmovió a la opinión pública fue el de Jimberly Mar Rivas La Rivas, de 10 años, la noche del miércoles 13 de diciembre, cuando ocho delincuentes intentaron robar el auto donde viajaba con su abuela, en la carretera vieja Ocumare-Charallave, a la altura del sector Cantarrana.
Claman seguridad
A pesar del leve descenso en las cifras de homicidios entre 2016 y 2017, los habitantes de la región mirandina exigen a las autoridades gubernamentales garantizar el derecho a la vida.
El diario La Voz consultó algunas opiniones de los tuyeros sobre el tema de la inseguridad. Rosa Márquez, quien es vecina de Nueva Cúa, refirió que esta parroquia es muy insegura, a juzgar por los crímenes y robos que se han cometido.
“La carretera Nueva Cúa-San Casimiro es una de las zonas más peligrosas del municipio”, dijo la ama de casa, al referir que en San Miguel y Viposa I y II, también viven en zozobra por el hampa.
Otro de los entrevistados fue el taxista pirata Eduardo Arenas, quien labora en Santa Lucía. “En Santa Lucía matan a la gente hasta en la plaza Bolívar, al igual que en los sectores populares donde proliferan las bandas organizadas”, declaró el profesional del volante, al destacar que no presta sus servicios para algunos barrios por temor a ser víctima del hampa.
A Arenas lo secuestraron en una oportunidad. A su historial también se suman tres robos a mano armada dentro de su propio carro. “Nuestro clamor es que el nuevo gobernador Héctor Rodríguez cumpla su promesa de acabar con la inseguridad en Miranda”, acotó.
MIP-TUY Agencia
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