Continuando con el tema iniciado en la columna anterior leamos lo que dice Pablo a los Romanos, en el capítulo 1, versículos 22 al 25: “Aunque afirmaron ser sabios, se volvieron necios y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes de las aves, de los cuadrúpedos, de los reptiles. Por eso Dios los entregó a los malos deseos de sus corazones que conducen a la impureza sexual, de modo que degradaron sus cuerpos los unos con los otros. Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a los seres creados, antes que al Creador, quien es bendito para siempre. Amén”.
Aunque esta exhortación las escribió Pablo hace más de dos mil años, la actitud de los hombres de esta época es la misma de aquellos tiempos, por eso esas palabras de las Santas Escrituras siguen vigentes.
Y continuamos con los versículos 26 y 27: “Por tanto Dios los entregó a pasiones vergonzosas. En efecto, las mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza. Así mismo los hombres dejaron las relaciones naturales con las mujeres y se encendieron en pasiones lujuriosas los unos con los otros. Hombres con hombres cometieron actos indecentes y en sí mismos recibieron el castigo que merecía su perversión”.
La Biblia es la Palabra de Dios y es la guía para llevar una vida acorde a la voluntad del Padre Santo y siguiendo las normas y enseñanzas que nos dejó su Hijo Jesucristo, Señor y Dios, para que continuemos practicando el pecado.
En la próxima columna concluiremos con este importante tema y conoceremos como obtener la misericordia y el perdón de Dios.
Ser cristiano no es profesar una religión, es tener una relación personal con Jesucristo, como Salvador y Señor de nuestra vida. Dios te bendiga y te guarde. Hasta la próxima entrega de La Palabra de Dios.
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
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