Cientos de chavistas esperaron este lunes durante horas al presidente venezolano, Nicolás Maduro, para solidarizarse tras el atentado que dijo haber sufrido. El mandatario nunca llegó, pero lejos de molestarse sus partidarios lo justificaron.
El gobierno convocó a una marcha en Caracas para condenar el «intento de magnicidio», que terminó en una concentración en el palacio presidencial de Miraflores.
El Ministerio de Comunicación había informado que Maduro recibiría a sus partidarios cerca de la una de la tarde. La marcha arribó dos horas después.
Sería la primera aparición pública del mandatario socialista desde el incidente con dos drones supuestamente cargados con explosivos, pero al final no apareció.
El Ministerio no explicó las razones, pero suele ocurrir que el gobierno convoque a actos con el gobernante en los que éste no aparece.
«Esperaba verlo hoy, pero imaginamos que por motivos de seguridad no salió», justificó Margot Sivira, de 36 años, y quien se presenta como una «luchadora social».
Aunque también quería vitorearlo, a Linda Estrada, dirigente de un consejo comunal de 48 años, le pareció apropiado que no haya salido.
«El presidente no puede andar por ahí, así, porque no les vamos a dar el gusto de que lo maten», sostuvo.
«¡Maduro pa’rato!»
Parte de la espera transcurrió con música alusiva a la «revolución bolivariana», y fue la oportunidad para lanzar un nuevo eslogan: «¡Maduro pa’rato!», proyectado en una pantalla gigante.
Desde una tarima, varios dirigentes como Diosdado Cabello pronunciaron encendidos discursos, denunciando la mano de la «oligarquía bogotana» y del «imperialismo» detrás de la explosión de los drones cuando Maduro participaba en una parada militar, el pasado sábado en Caracas.
El público estaba integrado mayoritariamente por empleados públicos y efectivos de la Milicia, un cuerpo de civiles incorporado a la Fuerza Armada.
«¿Cómo está la moral?», preguntó el político Darío Vivas a partidarios vestidos con camisetas rojas que aguardaban la aparición del presidente bajo un intenso sol y coreando consignas. «¡Si se prende un peo (conflicto) con Maduro me resteo!», gritaban.
«A nuestro presidente Maduro no se lo vamos a dejar en bandeja de plata», enfatizó Linda Estrada, inconforme con el número de asistentes.
«Hubiera querido ver más participación, pero no cabe duda que la gente tiene temor. Sin embargo, tenemos que estar resteados (comprometidos)», sostuvo.
Sin explicar la ausencia de Maduro, Cabello terminó siendo el orador principal. Aseveró que lo ocurrido el sábado fue «un magnicidio en grado de frustración» que «paralizó e impresionó» a los chavistas, quienes «somos incapaces de atentar contra la vida de un ser humano».
«La justicia tiene que agarrarse los pantalones, tiene que afincarse y todo aquel que esté señalado tiene que cumplir las penas (…) No puede haber más perdón», dijo desafiante.
Cabello atacó a la oposición afirmando que ha llegado a la «irracionalidad de decir que fue un autoatentado», y dijo que Maduro tiene «información detallada» que revelará en «su momento».
AFP