La economía venezolana está sufriendo un duro golpe este año. No logra escapar de las incertidumbres financieras que ha traído la irrupción del coronavirus a la vida económica del país. A una situación ya complicada de por sí, se suma ahora un escenario imprevisto que dificulta acertar al hacer cálculos económicos. Por este motivo, son muchos los ciudadanos que ven en las criptomonedas una solución para sortear esta nueva crisis.
El Bitcoin, la reina internacional de las criptomonedas
Las operaciones de compraventa de Bitcoin vuelven a estar en boca de todo el mundo. Tras la reducción de la masa monetaria en mayo, se ha iniciado un mercado alcista que está generando una gran expectación entre los inversores. Al igual que el oro, parece que la reina de las criptomonedas está demostrando ser un valor refugio en tiempos tan inciertos como los que estamos viviendo este 2020.
Lo cierto es que los amantes del Bitcoin están más enamorados que nunca de sus bajas comisiones, su descentralización, su accesibilidad, su riesgo asimétrico y su imposibilidad de ser confiscado por terceros. Este último aspecto es especialmente atractivo para ahorradores que viven en países con pocas libertades financieras.
El Petro, la apuesta criptográfica venezolana
El Petro es la propuesta del gobierno venezolano para tratar de mitigar la inflación galopante que ha sido el azote de los ahorradores en los últimos años. Tras un nacimiento algo caótico a finales de 2017, parece que poco a poco va consolidándose como medio de pago en Venezuela. Por ejemplo, tras unos meses de mantenimiento, a comienzos de año se reiniciaba el sistema BioPago del Banco de Venezuela, que permite utilizar el Petro en comercios venezolanos. Y en diciembre del año pasado, los pensionados recibieron un aguinaldo navideño en esta criptomoneda nacional, para popularizar un uso todavía incipiente.
Lo que no está tan claro es que la criptomoneda nacional sirva para protegerse de la hiperinflación, a diferencia del potencial que ofrece el Bitcoin en este sentido. A pesar de que en los últimos tiempos el Petro ha experimentado un aumento de su valor en el mercado secundario, lo cierto es que está muy lejos de las alocadas cifras a las que tristemente nos tiene acostumbrados la inflación venezolana.
Desde el Gobierno se trata de impulsar la formación de los ayuntamientos con talleres de criptomonedas como el celebrado este año en Guatire. Se pretende así mejorar la percepción que la ciudadanía tiene sobre la criptomoneda oficial de Venezuela. La pregunta del millón es si este respaldo oficial será suficiente para convencer a unos ciudadanos recelosos de las iniciativas económicas adoptadas en los últimos años por las autoridades del país.
En resumidas cuentas, las criptomonedas han vuelto a recobrar protagonismo y a acaparar titulares de prensa en estos tiempos de incertidumbre económica. Los venezolanos pueden, por una parte, apostar por la descentralización del Bitcoin o decantarse por la oficialidad del Petro. Mientras que una criptomoneda está sujeta a un consenso descentralizado, la otra funciona sobre la centralización del gobierno venezolano. Y tú, ¿con cuál te quedas?
Fuente: FreeSVG