El Cisne Negro en la Seguridad
Para algunos conocedores en la materia el termino Cisne Negro, ha formado parte de los textos sobre gestión de riesgos desde que fue acuñada por Nassim Taleb, en su libro “El Cisne Negro: El Impacto De Lo Altamente Improbable”.
Es aquí, donde por primera vez utiliza la metáfora sobre el Cisne Negro, como forma de describir eventos extremos atípicos, que sorprenden al observador y, en retrospectiva, el observador racionaliza que deberían haberlo predicho.
Esta metáfora se basa en la antigua suposición europea de que todos los cisnes eran blancos, hasta que los cisnes negros fueron descubiertos en 1697 en Australia.
Entonces, la palabra Cisne Negro hace referencia a un evento que es un caso atípico, ya que se encuentra fuera del ámbito de las expectativas previstas. Según esa definición, son en su mayoría imprevistos extraños y pueden ser creados por eventos geopolíticos, económicos o de otros eventos inesperados.
Los cisnes negros, además, presentan desafíos para la gestión de riesgos.
La idea principal en el libro de N. Taleb no es tratar de predecir sucesos cisne negro, sino construir robustez frente a las actitudes negativas que se producen y poder aprovechar las positivas.
Taleb sostiene que los bancos y empresas comerciales son muy vulnerables a sucesos cisne negro peligrosos y están expuestos a pérdidas superiores a los pronosticadas por los modelos estadísticos y matemáticos, que él considera defectuosos.
Podemos poner varios ejemplos al respecto:
La gripe española.
El inicio de la Primera Guerra Mundial.
Los atentados del 11-S, en el año 2001.
El problema del cisne negro implica:
El desproporcionado papel de alto impacto, difícil de predecir, y los sucesos extraños que están fuera del ámbito de las expectativas normales de la historia, la ciencia, las finanzas y la tecnología.
La no computabilidad de la probabilidad de los sucesos raros consecuenciales utilizando métodos científicos (debido a la naturaleza misma de las probabilidades pequeñas).
Los sesgos psicológicos que hacen a las personas individual y colectivamente ciegas a la incertidumbre e inconscientes al rol masivo del suceso extraño en los asuntos históricos.
A diferencia del problema filosófico anterior del cisne negro, la teoría del cisne negro se refiere solo a los sucesos inesperados de gran magnitud, consecuencia y su papel dominante en la historia. Estos hechos, considerados atípicos extremos, colectivamente juegan roles mucho más grandes que los sucesos regulares.
La pandemia de Covid-19 que está viviendo el mundo reúne todas las características que definen un caso de cisne negro. Por una parte, nada hacía esperar que la aparición de una serie de casos de neumonía causados por un nuevo tipo de coronavirus a finales de 2019 en la ciudad china de Wuhan iba a tener un impacto global. Sin embargo, ahora que el virus ya se ha extendido por todo el planeta, llegamos a pensar que esta crisis del coronavirus podría haberse evitado o, al menos, minimizado sus consecuencias, si se hubiera prestado atención a las señales.
En primer lugar, la experiencia de otros brotes anteriores, como el del SARS en China en 2003, el de la gripe aviar, también en China en 2013, o el del ébola en países de África Occidental en 2014. En segundo lugar, varios informes y expertos venían avisando en los últimos años del impacto que un brote vírico de alcance mundial podría tener tanto en las vidas humanas como en la economía.
Y pese a todas estas llamadas de atención, ¿por qué casi ningún país se había preparado? Pues por cuestión de probabilidad. Aunque estos estudios apuntaban desde hace tiempo el potencial impacto de una pandemia, sus probabilidades eran muy bajas, por lo que la mayoría de los países optó por destinar sus recursos a otras prioridades.
En resumen, lo que define la teoría del cisne negro es que, por mucho que creamos que tenemos una situación controlada, siempre hay factores aleatorios que se nos escapan. Como escribio el filósofo y teólogo británico Alan Watts en su libro “La Sabiduría de la Inseguridad” “para comprender la seguridad no hay que enfrentarse a ella, sino incorporarla a uno mismo.” Es esta quizás la forma más sencilla de entender y de adelantarnos a los cisnes negros en la seguridad.
@adogel
Adolfo M. Gelder