La espera de más de 70 años culminó. El clamor de los devotos del doctor José Gregorio Hernández está a días de cristalizarse, cuando se realice el viernes 30 de abril la ceremonia de beatificación del médico venezolano, con fama de santidad, en la capilla del Colegio La Salle – La Colina, en Maripérez, en Caracas.
Hace apenas seis meses, el país y el mundo eran testigos de la exhumación de los restos del insigne trujillano, quien falleció hace más de 100 años, y a los que sus fieles le atribuyen miles de favores y gracias. Por temas de la pandemia del covid-19, el acto se realizó a puerta cerrada, el 26 de octubre de 2020 ―día de su natalicio―, en el Santuario Diocesano de La Candelaria donde desde 1975 reposan sus restos mortales, luego de ser trasladados del Cementerio General del Sur.
Se trataba de un paso previo a la ceremonia de beatificación para verificar que el contenido de la urna coincidiera con lo escrito en el acta de la última exhumación, hace 45 años. Así, posteriormente, cumplir con el proceso de extracción de reliquias, las cuales fueron terminadas recientemente. Después de casi un mes de elaboración a cargo de la Congregación Siervas de Jesús (las mismas responsables de realizar las reliquias de la beata caraqueña, Carmen Rendiles, en 2017).
Una reliquia es considerada como aquel resto de algún santo o algún objeto relacionado con él, mediante el cual se le rinde honor debido a dicha persona por sus santos méritos reconocidos.
Un pedacito de José Gregorio
En la Iglesia católica, las reliquias han recibido siempre una especial veneración y atención porque consideran que el cuerpo de los beatos y de los santos ha sido el instrumento de su santidad. Reconocida por la Sede Apostólica mediante la beatificación y la canonización.
«La importancia de la reliquia viene por la manera en que José Gregorio Hernández dedicó su cuerpo al servicio de Dios. Si bien su profesión está en su mente, su cuerpo, sus ojos, y sus manos sirvieron para hacer el bien», señala para El Diario la Hermana Rosa María Ríos, madre superiora de la Congregación Siervas de Jesús. Ahora también encargada del proceso de elaboración de las reliquias del Dr. Hernández.
Reliquias en tres grados
Tradicionalmente en la Iglesia se ha hablado de tres grados de reliquias: de primer grado, las cuales son fragmentos del cuerpo mismo del Santo; de segundo grado, las cuales son objetos o partes de las prendas de vestir o utensilios de uso común del Santo, como lo pueden ser su Biblia personal, su rosario, sus hábitos, et; y las de tercer grado que son objetos que han estado en contacto con reliquias de primer grado de los santos. El cofre donde reposan los restos mortales, por ejemplo, se trataría de una reliquia de tercer grado.
Ríos cuenta que fue la misma comisión médica encargada de la exhumación, de común acuerdo con el vicepostulador de la causa, Monseñor Tulio Ramírez Padilla, y cardenal Baltazar Porras, la que seleccionó los huesos con mayor posibilidad de duración para las reliquias.
En ese sentido, explica el doctor Henrique López Loyo, presidente de la Academia Nacional de Medicina y patólogo coordinador de la exhumación, que las reliquias del Dr. José Gregorio Hernández la componen, básicamente, restos de la mano derecha del médico venezolano.
Se escogió el índice derecho, la falange proximal, un dedo que señala un camino. Es un dedo que orienta, que él como profesor universitario utilizaba para dictar sus clases y señalar lo importante. Es un dedo que él usaba para santiguarse, hacerse la señal de la Santa Cruz. Es un dedo que está ligado con la actividad del arte de la medicina: de tocar, de trabajar, de hacer. Así mismo, ese dedo índice fue destinado a la Iglesia Catedral de Caracas. Por su parte, el dedo medio está destinado a la Iglesia Nuestra Señora de La Candelaria. Este es un medio importantísimo dentro de su función médica: es el dedo que sirve para percutir a un paciente; ver cómo está el estado del cuerpo”, detalla el especialista.
A su juicio, la mano y la significación de ella para su profesión resulta fundamental. “Era la mano que extendía, que daba a un paciente enfermo. Esa proximidad está implícita en la pieza anatómica que significa la mano”, agrega.
Sin embargo, advierte Ríos que éstas no tienen poder en sí mismas. No se trataría, pues, de ningún amuleto o talismán.
“Un cuerpo que hizo el bien es un cuerpo sagrado. Lo que va a sanar no es el hueso de José Gregorio Hernández si no la fe con la que se recuerde el cuerpo de José Gregorio Hernández. Fue un cuerpo donde Dios estuvo presente porque así lo permitió José Gregorio Hernández», comenta, al tiempo que precisa que todas las reliquias del Dr. José Gregorio Hernández se realizaron en Caracas.
e espera que sea después de la ceremonia de beatificación, el 30 de abril, que dichas reliquias auténticas sean distribuidas en al menos las 40 Diócesis del país. “Para que con esa cercanía física (los devotos) se animen a seguir su vida y su ejemplo”, según declaró cardenal Baltazar Porras a la Arquidiócesis de Caracas el pasado 10 de abril.
Bálsamo de esperanza
Los beatos son considerados por la Iglesia Católica como el oro espiritual o la brújula espiritual que orienta a la población. Para la Hermana Rosa María Ríos, el que el Dr. José Gregorio Hernández sea reconocido como beato ―paso previo para ser reconocido como Santo por la Iglesia― se traduce en un bálsamo de esperanza para un país herido como Venezuela.
«Dios nos está respondiendo a través de la Iglesia con la beatificación de un médico que en su tiempo también curó. Nuestra devoción al doctor José Gregorio Hernández es una petición que él está oyendo. Lo que nos está diciendo es ‘pídanle a mi amigo, a mi hijo, para que sane’. Es el médico que en este momento Dios nos ha dejado allí. Pero debemos pedirle la sanación del alma y del cuerpo», señala Ríos. Hace cuatro años fungió como vicepostuladora de la causa de beatificación de Madre Carmen Rendiles.
En promedio, son al menos unas 160 reliquias las que se distribuirán en las parroquias del país, incluso fuera de Venezuela. El relicario donde será exhibida la reliquia magna fue presentado el 24 de marzo por el cardenal Baltazar Porras, administrador Apostólico de Caracas. Durante una rueda de prensa, donde anunció la fecha para la ceremonia de beatificación.
En ese encuentro había anunciado que el acto se realizaría en el Estadio Universitario de Caracas y que estaba planteado en tres posibles escenarios: con la presencia de al menos 3000 feligreses; con un aforo reducido a la mitad; o, la más radical, sin feligresía.
No obstante, semanas después, el sacerdote Gerardino Barrachini, miembro de la Comisión Nacional, anunció que la ceremonia cambió de lugar al Colegio La Salle. Esto como medida de prevención contra el covid-19.
La ceremonia
Íntima y muy restringida. Así será el acto de beatificación del Dr. José Gregorio Hernández el 30 de abril, en Caracas.
Se espera la asistencia del secretario de Estado de El Vaticano, Pietro Parolin, así como un número muy reducido de autoridades de la Iglesia católica. También está previsto que participe la niña Yaxuri Solórzano, quien recibió el milagro de Dios, bajo intercesión del médico trujillano, y es el que le permite avanzar a los altares.
El evento sería la primera beatificación en Venezuela que se realiza en pandemia. Las tres anteriores ceremonias corresponden a Madre María de San José (1995, en El Vaticano, por la antigua Ley Canónica que contemplaba la beatificación en la Santa Sede); Candelaria de San José (2008) y Madre Carmen Rendiles (2017), ambas beatificadas en el Estadio Universitario de Caracas, en Venezuela.
José Gregorio Hernández, nacido e 1864 y fallecido en 1919, es el primer laico venezolano que elevarán a los altares. Por tratarse de beatificación solo tendrá culto público en Venezuela.
«El regalo más grande que le podemos dar a José Gregorio Hernández es estar limpios del alma. Ese día sería oportuno confesarse, o al menos hacer algún examen de conciencia, para recibir toda la gracia. José Gregorio nos invita a replicar su ejemplo de bondad, caridad, verdad y perdón. Se trata de humanizar la divinidad de Dios», sentencia Ríos.
El milagro de José Gregorio Hernández
En el caso del doctor José Gregorio Hernández su poder divino fue comprobado en el Vaticano a mediados de 2020 cuando las comisiones de médicos, teólogos y cardenales, cada uno de manera unánime, concluyó que el caso en estudio no tiene explicación científica ni razonable. Por lo que responde a un milagro de Dios bajo intercesión de José Gregorio Hernández.
El expediente que se estudió corresponde a la historia de la niña Yaxuri Solórzano, quien hace cinco años, recibió un impacto de bala durante un presunto robo en el caserío Mangas Coberas, al sur de Venezuela, en la zona limítrofe de los estados Guárico y Apure. Con pérdida de sangre y masa encefálica alcanzó a llegar al Hospital Pablo Acosta Ortíz, en el estado Apure, casi cuatro horas después del incidente, debido a las limitantes de transporte en la zona. Su cuadro médico era delicado y su mamá solo le pidió al también llamado «Médico de los pobres» para que salvara a su niña. Aunque pudo ser intervenida quirúrgicamente 48 horas después, Yaxuri respondió favorablemente. No quedó con secuela o deficiencia alguna, tal y como, según explican los médicos, ocurre en este tipo de casos.
En el libro Causas de canonización y milagros, de José Carlos Martín y Ricardo Quintana, detallan que algunos de los criterios que se toman en consideración en Roma para el estudio de un milagro, al menos en el examen científico, son los siguientes:
– La enfermedad debía de ser grave y, según el juicio de los médicos, su curación sería extremadamente difícil o imposible.
– La enfermedad no debía encontrarse en la fase de la crisis que suele preceder a la curación del enfermo.
– Es necesario que no se hayan suministrado medicinas con capacidad de curar la enfermedad; se ha de constatar que las medicinas que se han prescrito han sido ineficaces.
– La curación debía ser instantánea e irreversible.
– La curación debía ser estable y duradera.
Bastará comprobar un segundo milagro, que debe darse después de la ceremonia, para lograr la canonización del Dr. José Gregorio Hernández y así tener culto universal y gozar del título “santo”. En ese caso, por ley canónica, la ceremonia se realizaría en el Vaticano, Roma. Sería el primer santo de Venezuela, reconocido por la Iglesia católica. Aunque en el corazón de sus devotos, ya reposa la aureola de su santidad.
Con información de: El Diario.