Los problemas económicos constituyen una de las causas más frecuentes por las que las parejas discuten y algunas pueden terminar por separarse sin que se vislumbre la reconciliación de por medio
Susana reconocía que amaba a Sigfrido aunque tuvieran gustos diferentes. Sin embargo, en nombre del mismo amor, cada uno ponía de su parte y trataba de complacer al otro. Sigfrido acompañaba a Susana a los centros comerciales y ella llena de amor veía una que otra película de terror que odiaba o algún partido de futbol para demostrarle cuánto lo quería
Ésta es una historia de un matrimonio cuyos miembros se sentían felices aunque nunca faltaban esas diferencias o desavenencias que, a veces, se ven pequeñas, pero que, en otras ocasiones, se perciben gigantes, pero, ahí, es cuando en nombre del amor se sopesa ese sentimiento que hace que la vida sea color rosa y lo demás pase a un segundo plano por lo que termina por tolerarse y, finalmente, superarse, hasta que aparezcan otras circunstancias que hagan tambalear la relación para volver a repetir el ciclo, que va del cielo al infierno, y/o viceversa, por el que atraviesan todas las relaciones de pareja.
El mencionado ciclo se inicia con el surgimiento de una molestia, rabia o incomodidad ocasionada por algo que no nos agradó de tal modo hasta, quizá, hacernos dudar del amor y de la decisión de vivir juntos, para una vez que ceda la rabia, depresión o tristeza recordar lo mucho que amamos al cónyuge; para luego, aclarar, perdonar u olvidar, según sea el caso, y volver al estado en que las emociones de amor están en la cúspide y nos permitan sentir que ese nexo que vivimos promete una felicidad compartida.
1. Amor con hambre no dura reza el dicho
Susana sabía que amaba a Sigfredo pero, a veces, algo la hacía dudar de ese sentimiento sublime que todo lo puede y que nos hace pensar que vale la pena luchar en nombre del amor, sobre todo en situaciones, por ejemplo, en que falta el dinero y uno de los dos siente que el otro no hace lo suficiente por cambiar el estado de las cosas.
Ahí, justo ella se llenaba de una impotencia que la sumergía en esa depresión que todo lo vuelve gris. No obstante, la turbulencia pasaba y los sentimientos volvían a la calma y el amor se colaba para llenarlos a los dos tanto de comprensión como de prudencia, lo que les permitía rescatar la relación al priorizar lo que sentía uno por el otro.
Luego, las emociones volvían a su cauce, el mal momento se olvidaba y el amor que ambos sentían se repotenciaba hasta llenarlos de gozo y encanto, sobre todo esto porque el amor tiene mucho de eso, de magia, embrujo, de lo que nos maravilla y que definimos como encantamiento.
Los problemas económicos constituyen una de las causas más frecuentes por las que las parejas discuten y algunas pueden terminar por separarse sin que se vislumbre la reconciliación de por medio. Por esto, es que existen muchos refranes sobre esto como, por ejemplo: “Amor con hambre no dura”, ya que sin duda alguna cuando las necesidades están completamente cubiertas, una sensación de bienestar nos invade y nos permite respirar pausadamente en señal de que todo va por buen camino pero cuando no es así la angustia, la pesadumbre y la incertidumbre hacen de las suyas.
2. Cada uno se divierte a su manera
Los motivos por los que discutían Susana y Sigfrido no sólo consistían en situaciones en que el dinero faltaba o poco les alcanzaba para llevar una vida medianamente cómoda o por lo menos en que no hubiese grandes preocupaciones por pagar las cuentas sino que también las diferencias a la hora de divertirse mucho pensaban.
Susana adoraba recorrer centros comerciales y ver vidrieras que mostraban objetos que ella, la mayoría de las veces, no podía comprar mientras Sigfrido detestaba esos lugares por considerarlos aburridos y congestionados por muchísimas personas que estaban en la misma situación que Susana.
Sigfrido, en cambio, prefería ver el futbol, disfrutaba muchas películas de terror o de acción. Entonces, aunque sabía lo mucho que amaba a Susana, él terminaba reconociendo que el amor no es perfecto y que eso de encontrar a la persona ideal era un asunto que sólo tenía sentido en los cuentos de hadas como Cenicientas.
Igualmente, Susana reconocía que amaba a Sigfrido aunque tuvieran gustos diferentes. Sin embargo, en nombre del mismo amor, como ya lo he dicho antes, cada uno ponía de su parte y trataba de complacer al otro. Sigfrido acompañaba a Susana a los centros comerciales y ella llena de amor veía una que otra película de terror que odiaba o algún partido de futbol para demostrarle cuánto lo quería.
3. Cada uno ve lo que quiere ver
Las diferencias entre Sigfrido y Susana iban más allá de gustos distintos a la hora de divertirse. También pesaba el que uno disfrutara hacer una cosa más que otro, las maneras diferentes en que habían sido educados, los padres de cada uno y la forma particular que tenía cada quien de procesar la realidad, de entender lo que ocurre a su alrededor y adaptarse a su entorno.
Susana apreciaba una buena conversación sobre literatura, historia o arte. Sigfrido se mostraba interesado en la mecánica y deportes. Por ello ninguno podía obtener del otro hablar del tema que más le agradaba. No obstante, los dos se esforzaban por opinar sobre las temáticas que cada uno amaba para demostrar interés por lo que el otro apreciaba, y evitar de ese modo que terceros aparecieran en el escenario para ganarse la atención de quien más amaban.
Por lo anterior, técnicamente el uno no era para el otro, pero aun así algo más fuerte que ellos mismos los hacía mantenerse juntos; jurarse amor eterno y luchar por ese sentimiento que los unía, como siempre ocurre en las relaciones de pareja que sólo sus miembros pueden entender y son capaces de buscar las maneras de solventar todo aquello que les cause molestia, tristeza o desesperanza.
¿Vives en el amor el ciclo de la euforia a la tristeza?
- Aun las parejas más estables pasan por el ciclo que va de la percepción en que creen que su relación está más sólida que nunca para, seguidamente, disgustarse y cuestionarse ese amor para, finalmente, terminar reconciliándose, el tercer estado de ese ciclo.
- A pesar de lo anterior, el amor contribuye significativamente a que la comprensión y la tolerancia se hagan presentes para hacer de la vida en pareja algo más cercano del cielo que del mismo infierno; de las alegrías que de las tristezas y las desesperanzas; y del amor apasionado que de la ausencia del cálido deseo
La voz de la mujer / Isabel Rivero De Armas