El regreso del español Rafael Nadal a la cima del tenis mundial combinó dolor, máquinas especiales para trabajar su físico y un intento de licuar su sangre para reinyectársela enriquecida.
“Incluso teniendo dolor muchos días, el dolor no está limitando mis movimientos. Eso es lo más importante”, explicó el español en Shanghai, donde esta semana disputa uno de los últimos torneos de la temporada.
“Estoy jugando sin limitaciones, soy libre cuando juego”, añadió Nadal, que el lunes recuperó el número uno del mundo que estaba en manos del serbio Novak Djokovic.
El español volvió al circuito en febrero de este año tras una doble lesión de rodilla que lo tuvo siete meses ausente. Su regreso fue prácticamente inmejorable, con diez títulos, entre ellos los de Roland Garros y el US Open, y la reconquista del liderazgo del tenis.
Nadal, de 27 años, buscará en Shanghai su sexto Masters 1000 de la temporada, una cifra que ningún otro jugador logró en el pasado. Su mejor actuación en Shanghai fue la final de 2009.
Según publicó el lunes el periódico británico “Daily Mail”, el español invirtió tiempo y dinero en alta tecnología durante su larga rehabilitación, e incluso intentó beneficiarse de la terapia de enriquecimiento de plasma sanguíneo (PRP), conocida también como “licuado” o centrifugado de la sangre.
La terapia, perfectamente legal, consiste en extraer sangre de una persona y centrifugarla para aumentar la cantidad de plaquetas y reinyectarla enriquecida.
Nadal aseguró que el tratamiento sanguíneo no le reportó ningún beneficio