La educación en sus institutos escolares se marginaliza, sus centros de salud sin recurso humano suficiente y sin dotación y equipamiento, sus parcelamientos productivos invadidos por delincuencia organizada, playas contaminadas, y sus bosques mueren talados para el tráfico ilegal de maderas…
Hernán Papaterra
A Carlos Marx, la firma más acreditada del comunismo mundial, le atribuyen la frase según la cual, «Las ideas dominantes de cada época son las ideas de la clase dominante». Cuando quienes gobiernan ejercitan el dominio de la casi totalidad de formas de expresión, información u opinión, su mayor pretensión es “fabricar” verdades que, contrastadas con la realidad, resultan ser patéticas mentiras.
El estado Miranda, como Venezuela toda, es una manifiesta realidad fantaseada, mejor dicho falseada, desde las altas “esferas del Gobierno” del territorio que antes fue posesión borbónica, después “patrio trasero” norteamericano, ahora espacio geopolítico de control y explotación cubana, de apropiación de sus recursos naturales por los imperialismos chino, ruso e iraní, y usufructuado por los gobiernos «ultranacionalistas» de Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador y Nicaragua.
Sin salud pero
con “patria”
Barlovento, allí en el espacio geográfico y político del territorial estado Miranda, ahora tutelado por una entelequia institucional que se apropia los recursos de la Gobernación democráticamente elegida por los mirandinos, distribuye, reparte y regala recursos financieros sin planificación conocida y sin aparente monto presupuestario formal.
Llegamos a Caucagua, municipio Acevedo, y encontramos a Adelaida Mejías, una ilustre educadora a quien de seguida preguntamos a modo de saludo, Adelaida ¿tenemos Patria? Sin más, como tocada por un rayo, nos responde: Si no hay educación, ni salud, ni seguridad humana, entonces ¡Patria es lo que no hay! Y sigue, no seremos nación, Estado o país, sino simple territorio, si la tierra no se cultiva, si el agua se degrada y contamina, si los recursos naturales se hipotecan a naciones “amigas”, si los hospitales y clínicas no salvan vidas, si la policía no combate al hampa, si las escuelas no educan, si las universidades no investigan, si las cárceles son “universidades del crimen”, si a los fundadores de la patria y la nación, los memorables Simón Bolívar y José Antonio Páez, aquellos que con gloria nos dieron libertad e independencia, los suplantan por “supremos destructores” sólo inmortales en las propagandas oficiales.
Vivir con el
alma en la boca
Entrando a San José de Barlovento nos saluda Emilio Piedra, también educador y dirigente social. Sabedor de nuestro deseo de crear conciencia sobre el Barlovento deseable y necesario, nos exclama, ¡hay que fortalecer el poder municipal barloventeño para erradicar el desempleo, la violencia social y la delincuencia en la subregión! Y puntualiza, ¡han corrompido el poder necesario de las alcaldías y municipios, y le han implantado la centralización que niega la verdadera participación democrática de los venezolanos!
En Río Chico encontramos a Edilio Luis, un universitario ucevista experto en ordenación territorial y urbanismo, lo acompaña el licenciado Amado Arangó, y de una vez nos advierten su preocupación, “comerciantes y gente común están siendo presa de secuestros exprés, secuestros de vehículos, de familiares y cobro de vacuna en el Municipio Páez, lo que ha traído como consecuencia que muchos comerciantes vivan con el alma en la boca”. No se queda callado Arangó y asoma una medida municipal que estima indispensable para todo Barlovento, ¡hay que reactivar módulos policiales para atacar los crecientes niveles de la inseguridad en la subregión!
Hampa aleja al turismo
Seguimos en nuestro deambular barloventeño y en El Guapo nos cruzamos con Inocencio Machado. En sus buenos tiempos fue concejal del municipio y conoce bien la región. Nos advierte, con un ejemplar del diario La Voz en su poder, que la gente vive la angustia de sufrir un accidente en la vieja carretera de El Guapo. Quien viniendo de Caracas al Oriente o viceversa, nos dice, y tiene una avería en su vehículo particular o en el transporte público puede dar por seguro que será atracado y despojado de sus bienes en la vía por salteadores de toda calaña. ¡Nadie le pone coto a esto y ello aleja el turismo!
Nos invitan a almorzar en el centro turístico Aguasal, en Higuerote. Comentamos las bondades que proporcionan a Barlovento los nuevos tramos de autopista. Se ha acortado en medida importante el tiempo para desplazarse entre Caracas y poblaciones barloventeñas, comentamos a nuestros anfitriones. Estiman necesario que sepamos que los turistas ahora retornan más temprano a Caracas por la inseguridad en las nuevas vías. Me advierten, ¡que no te agarre la noche en la vía pues no tienen iluminación y colocan obstáculos para asaltar a los conductores!, ¡después de las seis de tarde, policías y guardias nacionales no hay!
Haciendas invadidas
por delincuentes
Hasta nuestra mesa se acerca Nasario Paesano. Pertenece a una de las familias “grandes cacao” de Barlovento. Pedro González le pregunta qué ha pasado con las haciendas de cacao y recibe como respuesta, ¡pues, nada, están invadidas por delincuentes y no hay forma de poder ingresar a las parcelas! Se presentan como invasores urgidos de tierras fértiles, consiguen financiamiento del Gobierno y que para explotar la tierra, se roban el cacao y las maderas, y los amparan las autoridades!
En otra mesa se encuentra algo taciturno Antonio Manrique. Él es de Charallave, vivió en Ocumare del Tuy, y ahora reposa sus setenta años en Guatire. Todavía se muestra adolorido por la lamentable viudez. Nos dice, ¡esto va a explotar en algún momento, la escasez y el desabastecimiento de productos empobrece el turismo en Barlovento! Cuenta que, ¡no hay quien no comente del miedo a la violencia social y la delincuencia en la subregión! Denuncia Manrique, ¡hasta el Ipasmar lo perdimos los educadores de manos de los damnificados!
¡Vigilancia policial no hay!
En Aguasal observamos a Maritza Guía, educadora jubilada venida desde Santa Teresa del Tuy. Luce satisfecha de las bondades del club, incluso de las playas del municipio Brión donde estuvo en la mañana con esposo, hijos y la abuela de la casa. La saludamos y nos dice que, ¡venir de Santa Teresa por la vía de Guatopo a Barlovento es una virtual tortura!, ¡vigilancia policial no hay!, ¡abundan los huecos en la vía!, ¡de noche no nos aventuramos en esa vía ni a palos!