La promoción, la educación, la lucha por los derechos humanos, las denuncias de las injusticias, el arriesgar la propia vida es un acto de amor por parte de quienes se comprometen y que les lleva, incluso, a dar su vida por este ideal
Rápidamente llegamos al mes de febrero, mes en que entramos en un ambiente de “banalización”. Y digo banalización porque hacemos uso de conceptos que describen emociones para producir ganancias económicas: mercadeamos con las emociones. Así que trataré de sacarle provecho a este mes para hablar de lo mismo pero de forma diferente; hablemos sobre el amor.
Muchos tipos de amor
Sobre el amor sexual y el amor hacia los padres, hacia los hijos y las hijas o hacia los y las panas tampoco hablaré. Quiero hablar de un amor que es mayor que esos (a mi entender) y que se manifiesta en lo expresado por Jesús de Nazaret: “No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos y ustedes son mis amigos”. ¿Pero qué tiene que ver esto con los derechos humanos? Pues, mucho tiene que ver. Porque la promoción, la educación, la lucha por los derechos humanos, las denuncias de las injusticias, el arriesgar la propia vida es un acto de amor por parte de quienes se comprometen y que les lleva, incluso, a dar su vida por este ideal.
Enamorados diferentes: amor que salva
Durante 45 años (1934-1979) Nicaragua fue gobernada bajo dictadura por los “Somoza”. Durante ese periodo, dicho gobierno incurrió en muchas prácticas violatorias a los derechos humanos causando así mucho daño y sufrimiento al pueblo nicaragüense que, en su mayoría, era pobre y analfabeta. Frente a esa realidad fueron muchos y muchas jóvenes inspirados en Jesús de Nazaret quienes decidieron darle sentido a sus vidas y se enrumbaron a contribuir al proceso de liberación de su pueblo. ¿Pero cómo contribuir al proceso de liberación? ¿De qué manera se podría liberar de aquella opresión al pueblo nicaragüense? Ésas eran las inquietudes de muchos chamos y chamas que no podían soportar que su pueblo y ellos mismos y ellas mismas sufrieran como lo habían venido haciendo durante años. No quedaba de otra que sumarse con alegría y con mucha madurez a la lucha armada (felizmente superada). ¡Qué sacrificio aquello!
Lourdes Mayorga, una chama que se sumó a esta lucha cuando tenía 14 ó 15 años aproximadamente, le envía una carta cuatro días antes de morir a una amiga contándole cómo iba viviendo su opción por la lucha contra el régimen. “Estoy en un momento de mucho conflicto y cambiando, moviéndome, como un poco confundida, sintiendo que el trabajo y el proceso va exigiéndome más entrega y compromiso, entonces se tiene que ir abandonando los individualismos que en mí son fuertes y me hacen sentir contradicciones entre mis posturas personales de realización individual y el compromiso…”. ¡Qué profundidad hay en este testimonio! Finalmente, ella dio la vida por una causa: la justicia, la democracia y la liberación de las clases oprimidas.
Otro muchacho que se encontraba inmiscuido en el mundo de las drogas decidió darle valor a su vida y hallar un sentido que le permitiera salir de ese abismo que eran las drogas; vio en la realidad de su país una posibilidad de servir, de entregarse, de hacer algo bonito con su vida, de amar hasta el extremo y se embarcó en aquella opción. Él mismo les dice a sus padres por qué lo hizo en una carta que les dejó al partir a la lucha: “Queridos papás: he tomado esta determinación por la siguientes razones:
1- He vivido disfrutado y derrochado durante veinte años, mientras que miles de niños, hijos de obreros y campesinos tenían bastante hambre, mientras en nuestro país hay bastante miseria y atraso.
2. La sagrada misión de los nicaragüenses es luchar por la liberación de nuestro pueblo.
3- Los jóvenes no soportamos el mal olor que despide el régimen de Somoza. Estamos dispuestos a entregar nuestras vidas para terminar con él. Me voy a las montañas porque en ella están los patriotas… Me voy voluntariamente. Ustedes quisieron que fuera un hombre honesto y en Nicaragua, compréndalo, sólo se puede ser honesto luchando contra la tiranía somocista de la que ya está cansado el pueblo. No me busquen. Les envió un beso y un abrazo…”.
Edgar tenía 23 años cuando murió.
Amor significante
Las experiencias de vida de estos dos chamos nicaragüenses nos deben hacer pensar en nuestra propia realidad. En Venezuela son muchos los jóvenes y muchas las jóvenes que van viviendo la vida del día a día. Sin proyecto de vida que les permita hacer de sus valiosas y bellas vidas algo significante. A los chamos y a las chamas siempre les ha gustado que los y las lleven al límite, que los y las reten, que los y las estimulen y que creamos en ellos y ellas. Es por ello que desde una perspectiva de derechos humanos promover la solidaridad entre los y las jóvenes es una tarea de urgencia. El ofrecer espacios para concretar proyectos de servicio y de entrega desde lo que son los y las jóvenes es lo que se espera de cada uno de nosotros y nosotras. La lucha por la justicia y contra la impunidad es una causa que le da sentido y enrumba la vida de quien no tiene rumbo ni sentido vital y de quien la pierde en el camino.
Fuentes consultadas
* Cardenal. F. “Junto a mi pueblo con su revolución: Memorias Fernando Cardenal” PÁG 139 Madrid. (2009) Editorial Trotta.
Causa de amor
Cuando uno ama deja todo, deja a los padres, se olvida de sí y va detrás de lo amado, soporta lo que venga, se mantiene fiel a ese amor, intenta superar las dificultades y comprende que el camino no será fácil, que vendrán momentos de frustración, momentos de desánimos, de desilusión, de quiebres en la relación; pero, no obstante, el amor que tiene le ayuda a superar todo eso. La promoción de los derechos humanos, el denunciar las injusticias y los sistemas que atentan contra ellos o los amenazan, el luchar por la dignidad del sector, del grupo, del barrio en compañía de los consejos comunales, de las iglesias, o desde el grupo de panas con el que te la pases poco a poco se va convirtiendo en una causa. Causa que se va convirtiendo en un amor que va forjando una venezolanidad nueva, hombres y mujeres con un propósito distinto, un propósito que va más allá de sí mismos y de sí mismas. Hombres y mujeres enrumbados en la construcción de una Venezuela en donde las violaciones de los derechos humanos sean parte del pasado y los chamos y las chamas sean eternos enamorados de la vida
Bryan Barrios Grafe
La Voz de los Derechos Humanos
Red de Apoyo por la Justicia y la Paz
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