En los campos de entrenamiento nadie es favorito, todos tienen las mismas aspiraciones y las mismas posibilidades. De lo que se trata es de trabajar fuerte para trascender
El nuevo mánager de los Marlins de Miami, Mike Redmond, llegó a su oficina justo a las 5 de la mañana del lunes. El sol de Florida ni siquiera había salido. Pero ya estaba pensando en una fecha dentro de 254 días: el primer juego de la Serie Mundial.
Así son los entrenamientos de primavera, el único momento del año en el que los 30 equipos son contendientes.
«Todos están entusiasmados», dijo Redmond en Júpiter. «Obviamente, tenemos una gran oportunidad en este campo y creo que todos se dan cuenta de ello. Es un nuevo comienzo».
De un día frío y lluvioso en Arizona, al clima soleado en el centro de Florida, los lanzadores y receptores de 10 equipos se presentaron el lunes a los entrenamientos para cumplir con el deber de someterse a revisiones médicas, conocer nuevos compañeros y, en algunos casos, a mánagers y coaches.
Algunos jugadores, más impacientes, ya habían estado entrenándose «informalmente» en los campos de ligas menores durante varias semanas. Los peloteros de posición aún tienen unos cuantos días para reportarse y la intensidad de las prácticas estará a su máximo el próximo fin de semana.
En Tampa, Florida, el capitán de los Yankees de Nueva York, Derek Jeter, trotó en una cinta en el complejo de ligas menores de los Yankees por primera vez desde que se fracturó el tobillo el 13 de octubre. Fue otro importante paso en su empeño por estar como titular del campocorto en el primer partido de la campaña regular contra Medias Rojas de Boston, el 1 de abril, en el Bronx.
En su tercera semana de preparación, Jeter bateó en la caja, fildeó rolas y tiró al outfield.
«Me sentí muy bien», aseguró. «Pude hacer todo lo demás. Tengo que tener cuidado con el tobillo, pero me dieron luz verde para correr. Ya puedo hacer de todo».
En Fort Myers, Florida, el dueño mayoritario de los Medias Rojas, John Henry, desvirtuó las versiones de que contempla vender la franquicia.
«A uno no simplemente le dan la oportunidad de poseer algo como los Medias Rojas de Boston. Mientras lo podamos hacer, nosotros tres estamos comprometidos a estar a aquí», dijo Henry ante reporteros en alusión al presidente del equipo Larry Lucchino y al director ejecutivo Tom Werner. «Estas especulaciones de que nosotros estamos de alguna manera vendiendo, no son ciertas».
Con un nuevo piloto, John Farrell, reemplazando a Bobby Valentine luego de una desastrosa temporada de foja 69-93, a Henry le gustan las posibilidades de Boston.
«Yo diría, especialmente en comparación con el año pasado, que debo ser optimista», dijo Henry.
En Kissimmee, Florida, los Astros de Houston empezaron su primer día en una muy reñida División Oeste de la Liga Americana. Uno de los equipos menos experimentados en el béisbol usará gorras naranjas en las prácticas y jerseys que evocan las franjas del arcoiris naranja de otra mejor época de este equipo que superó las 100 derrotas en las dos temporadas anteriores.
«Hemos hablado sobre cambiar cosas en la organización, desde que (el dueño) Jim Crane asumió la dirección del equipo y todas las contrataciones que ha hecho», dijo el mánager de primer año, Bo Porter. «Este año (el uniforme cambió) de alguna manera fija el tono porque ellos ven que visualmente las cosas han cambiado. Y cuando uno se da cuenta que las cosas han cambiado, primero te percatas que nunca van a ser lo mismo».
En Scottsdale, Arizona, el piloto de los Diamondbacks de Arizona, Kirk Gibson, saludó a su equipo con una nueva determinación, una que podría ser emulada en toda la liga.
«Yo solo estoy determinado», dijo. «Sólo puedo decir que una campaña 81-81 (la pasada) no suena bien para nada, y luego me lo tomé muy personal y asumí la responsabilidad por ello».