Benedicto XVI, 265 sucesor del apóstol San Pedro al frente de la Iglesia, dejó de ser este jueves papa para convertirse en un «simple peregrino que inicia la última etapa de su vida», que dedicará a la oración en el Vaticano, a pocos pasos del futuro Pontífice, al que ya ha prometido «respeto y obediencia». Hacía más de 800 años que un papa no renunciaba por voluntad propia al papado, desde que Celestino V lo hizo en el 1294, por lo que la decisión del papa Ratzinger ha marcado un hito en la historia de la Iglesia católica. El ahora Papa Emérito está desde la noche del jueves en la residencia de Castel Gandolfo, donde al llegar estuvo en el balcón del palacio poco más de un minuto, en sus últimas palabras como Pontífice.
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