Los Leones del Escogido aseguraron su pase a la final de la Serie del Caribe en la cuarta fecha; pero allí perdió el título con los Yaquis de Obregón, que lucharon hasta el último día de la eliminatoria para lograr el boleto
Tanto en el 2011 como el 2012, el ganador de la Serie del Caribe se decidió sin el campeón cerrando una victoria para celebrar en el terreno. El sistema “todos contra todos” era anticuado y le quitaba emociones al evento …al menos así se decía.
Para Hermosillo 2013, se tomó la decisión de agregarle un día extra al certamen y crear una final que se disputara entre el equipo de primer lugar y el de segundo, para así decidir el campeón del clásico caribeño.
Los Leones del Escogido, en representación de la República Dominicana, llegaron a asegurar su pase a dicha final en la cuarta fecha del certamen, al poner su récord en 4-1, mientras que confirmaron su condición de líder absoluto del torneo con otro triunfo en la fecha siguiente para terminar la ronda “regular” con 5-1.
De ahí viene la siguiente pregunta: ¿Es justo obligar a un equipo que haya dominado la serie de esa manera jugar un partido de vida o muerte -en el que puede pasar cualquier cosa- para coronarse campeón?
“Creo que no ha sido una buena decisión de la parte gerencial de la organización de aquí de la Serie del Caribe”, dijo de manera contundente el veterano dominicano Julio Lugo, quien posiblemente se haya despedido del beisbol profesional en este torneo. “No creo que un equipo que haya ganado (cinco) partidos y que pierda ante otro que haya ganado tres deba irse por esa puerta. Eso no está bien. Eso no se ha manejado bien”.
Muchos están de acuerdo con Lugo. Se puede entender la necesidad de asegurar un final emocionante de la serie, y ni hablar de una fecha extra que puede aumentar los ingresos económicos locales que genera el evento, tanto en el estadio como para la ciudad anfitriona en general. Pero a muchos siempre les gustó la idea de premiar a un equipo que a través de seis juegos demostrara un dominio sobre los otros. Sí, en ocasiones se producían conclusiones sin bombos y platillos, pero después de cada edición del torneo se sabía que salía premiado el grupo que había jugado mejor a lo largo del certamen.
En el 2013, se dio la posibilidad de que un equipo con 3-3, como bien señala Lugo, le ganara un juego a otro con 5-1 para conquistar el título.
El equipo dominicano en Hermosillo es el primero en enfrentar esta situación. La mayoría de los jugadores se expresaron un poco más diplomáticos que Lugo al hablar del tema.
“Nosotros no controlamos eso, la Serie del Caribe fue hecha así”, dijo Hanley Ramírez. “Es un juego más. Vamos a venir positivos y seguir jugando nuestro beisbol. El equipo está luchando y se mantiene así hasta que el juego se acaba. Había que salir a ganar la Serie del Caribe con Dios por delante”.
Francisco Peña, que con un jonrón eliminó a los Navegantes del Magallanes (Venezuela), entendió la parte de agregarle sabor a la serie. Pero no deja de imaginar lo que hubiese sido celebrar ya la victoria de su equipo.
“Si hubiese sido antes hubiéramos campeones”, expresó, “pero eso le da más emoción ahora. Le da más gusto, como dice la gente, más carácter a la serie, creo. Ahora tuvimos que jugar un juego más, y cualquiera puede ganar ese juego”.
Luis Jiménez también dijo aceptar la situación …aunque sus comentarios fueron acompañados por muchos “Imagínate” que transmitían resignación más que otra cosa.
“Así lo hizo la liga y ya uno tiene que estar dispuesto a lo que venga”, manifestó Jiménez. “Yo nunca había visto eso, pero imagínate, hay que jugar. Ahora con esa regla que pusieron sólo hay que seguir jugando beisbol”.
No hay de otra. Si ganaba Dominicana, el tema no sería de importancia. Pero no lo hizo, ganó México, cuyos Yaquis accedieron a la final con récord de 3-3. Más debate, más polémica, algo que la Serie del Caribe justamente trata de evitar. Una discusión que se extenderá hasta el año que viene, en Margarita.