El jardinero venezolano José Tábata lucha por recuperar su sitial en la organización de los Piratas de Pittsburgh
Hubo un momento, hace dos años, que los Piratas de Pittsburgh confiaron en José Tábata, en sus condiciones, en su talento y en lo que tenía para darle y ofrecerle a la organización.
Fue el 21 de agosto del 2011 cuando los Piratas, luego de haber visto por un año y medio lo que el venezolano podía hacer en Grandes Ligas, le dieron un contrato de seis campañas y 15 millones de dólares.
Tábata tenía apenas 23 años de edad cuando firmó ese pacto, que le permitió ser mejor pagado — con un salario de 750 mil dólares — que Andrew McCutchen y Pedro Álvarez, las dos grandes figuras del momento en la organización, en la que se desarrollaron al igual que él.
El haber logrado ese acuerdo millonario tan rápido, con tan poca experiencia en las mayores, en donde deslumbró en su año de estreno (2010), le hizo perder la cabeza al jardinero y pensar que tenía el cielo a sus pies. Tal situación generó que su entrega y rendimiento en el juego no fuera de la calidad esperada ni deseada, lo que llevó al equipo a perder un poco la confianza en él y a enviarlo de vuelta a ligas menores, en el 2012, donde Tábata cayó y despertó de su sueño.
«Me sentía como un fracasado, sentía que todo lo que venía haciendo desde ligas menores y todo eso se había ido por la ventana. Entonces me dije, me pregunté ¿qué había pasado?», dijo Tábata, quien se respondió: «A lo mejor fue que no le puse tanto empeño al juego. Tuvo que ver mi contrato, porque me sentía que tenía todo asegurado. Como que esta gente (los Piratas) pasara lo que pasara no me iban a hacer nada. Cuando me bajaron fue cuando me dije que la cosa era en serio. Sentí como que me estaban quitando la comida de la boca, porque me bajaron y todo. Desde ese momento como que cambió la cosa».
Ahora, en un casillero diferente al que usualmente ocupaba y con mayores rasgos de madurez, el venezolano se encuentra en el complejo primaveral de los Piratas, el McKechnie Field, de Bradenton, en Florida, en procura de reiniciar su carrera, de ganar el tiempo perdido y la confianza desperdiciada.
Hasta el momento Tábata ha andado por un buen camino en el spring training, incluso sorprendiendo por su actitud y disposición al mánager, Clint Hurdle, quien antes de iniciar los entrenamientos no lo tenía entre sus primeras opciones para hacer el equipo y defender los jardines en la temporada de Grandes Ligas. Esa situación ha cambiado.
«Creo que ha madurado, que ha entendido que este es su trabajo y no simplemente un juego. Siempre hemos confiado en él, porque tiene mucho talento, pero a veces su cabeza no está donde debe estar», expresó Hurdle, quien completó: «Lo que nos ha mostrado ahorita es algo muy bueno. Todavía tiene oportunidad de recuperar lo que perdió».
El venezolano sabía perfectamente a lo que se iba a enfrentar cuando llegó a los entrenamientos, pues con el tiempo desperdiciado hubo peloteros que escalaron posiciones y se colocaron por encima de él en la lista de prioridades de la organización. Entre esos jugadores que hoy disputan con él un cupo en el roster y la posibilidad de ser titular están Starling Marte, Félix Pie, Travis Snider, Garrett Jones y Jerry Sands.
«Dije, «bueno voy a dar lo mejor de mí». Hay muchos outfielders buenos y gracias a Dios me están saliendo las cosas bien y que decidan ellos. Se lo dejó todo a Dios. Yo voy a hacer mi trabajo», expresó.
Durante el invierno, en el que solicitó la ciudadanía estadounidense, Tábata estuvo trabajando en su condición física, en ponerse más fuerte y así sacarle mayor provecho a esas condiciones que hicieron que los Piratas lo obtuvieran en un cambió con los Yankees de Nueva York, el 26 de julio de 2008.
Los resultados de esa preparación se han reflejado en los juegos de pretemporada, en los que todos los hits que ha conectado son extrabases, cuatro dobles y un jonrón.
El trabajo que realizó Tábata no fue simplemente por esa consciencia que adquirió tras dos años de fallos, sino que también se debió al deseo que siempre ha tenido de ser y permanecer en Grandes Ligas.
«Quiero ser parte de esto. Quiero ser un jugador de todos los días en Grandes Ligas, porque he luchado desde ligas menores para llegar y ahora que lo tengo no lo puedo dejar así», dijo.
Para su regreso, el venezolano ha hecho algunos ajustes, específicamente a la hora de batear, aspecto del juego en el que más decayó en los dos últimos años. Eso modificaciones le han servido para retomar la confianza y mostrar que todavía todo el torrente de calidad y talento está ahí.
«Es un cambio (el de su mecánica) que se hace porque cuando te están saliendo las cosas mal tienes que buscar una forma de sentirte cómodo y por eso fue que cambié», expresó Tábata, quien agregó: «Últimamente le estoy dando a la bola con más fuerza, me están saliendo más batazos, muchos dobles. No quiero decir que pueda dar muchos jonrones este año, pero si estoy viendo que le estoy dando más fuerte a bola, puede ser el poder, pero uno nunca sabe».
Todo este amargo proceso vivido le ha enseñado a Tábata a apreciar más el juego y el privilegio que tiene de pertenecer a una élite a la que millones desean llegar, pero que solo alcanzan pocos y en la que mucho menos logran mantenerse.
«Ahora, incluso, le doy consejos a los muchachos más jóvenes que vienen subiendo, porque hay que valorar cada día que uno está en Grandes Ligas y no desperdiciarlo, porque esa es una bendición que Dios nos da y hay que aprovecharla, porque para eso jugamos beisbol, para llegar a Grandes Ligas y mantenernos», dijo el venezolano