Este país no aguanta más guerra, estamos alienados, aturdidos, confundidos, nauseabundos de tanta y constante agresión. Ya no hay espacio que no haya sido contaminado por esta guerra política, que conlleva absurdos que implican etiquetarte por lo que dices o lo que no dices, por el color que te pones, hasta por lo que cantas, lo que ves o lo que opinas
Los tiempos que se avecinan requerirán de mucha entereza ciudadana, de una lucha importante por cambiar las cosas de arriba hacia abajo
Ya no sé ni cuántas veces he escrito el día de un proceso electoral en Venezuela. Durante más de 14 años, elección tras elección, llamo a la reflexión sobre el ejercicio de un derecho ciudadano de gran trascendencia. En esta oportunidad varían algunas cosas, entre ellas el candidato oficialista es distinto, aún y cuando invoca al Presidente Chávez como clave vital de campaña.
Los respeto a todos
Creo que a estas alturas todos tenemos razones para saber por quién votar, lo importante es saber por qué hemos elegido a esa persona. El momento es hoy, es ya, antes de depositar en la máquina electoral esa opinión que traduce nuestro derecho humano en fuerza electoral.
Cuento con grandes amigos radicalmente oficialistas, al igual que con amigos radicalmente opositores, me gusta conversar con ambos y saber sus opiniones y miradas sobre el fenómeno político que vive nuestro país, en mi opinión agotador.
Nada peor que una polarización permanente donde unos y otros están ciegos en su propio mar. No obstante, los respeto a todos y me sirven de inspiración para cada una de las columnas que escribo. Para algunos soy de tendencia oficialista, para otros soy opositora radical; hay quienes se desviven por insultarme exigiéndome manifieste abiertamente mi tendencia o preferencia. Quienes se debaten en ello no me conocen, o no tienen memoria. Nada peor que no tener memoria en un país donde tantas cosas han dejado huella.
¿Por qué votar?
Lo único que tengo claro es que el ejercicio de la ciudadanía no tiene una única forma de expresarse, menos aún la forma del radicalismo ciego que nos enfrenta como enemigos. Precisamente una querida amiga, radicalmente oficialista, y creyente a piés juntillas de Hugo Chávez, me preguntó “¿por quién vas a votar el domingo?”. Entre muchas líneas de una conversación, que queda privada entre nosotras, le pregunté ¿qué podía criticarle a su gobierno? Confesó no estar de acuerdo con muchas cosas, pero que jamás votaría por el otro candidato. La misma respuesta recibí de un amigo radical de oposición. Eso me indica que muchos estarán en la misma posición decidiendo ¿por quién votar? y muy poco ¿por qué votar?
Estoy convencida que hay muchas cosas que todos quisiéramos cambiar y no por ello dejamos de ser de una tendencia. Resultaría utópico pensar que nuestra mentalidad ciudadana cambiará de un día a otro. 14 años no han sido suficientes para cambiarla. La esperanza que siente la oposición es importante para que los ciudadanos se movilicen y voten, pero no menos importante es el mandato que sienten los oficialistas del fallecido Presidente y líder de la llamada revolución.
Movilización será clave
Estoy segura que la realidad que nos circunda es importante para todos por igual y que en el fondo sabemos que ningún resultado será fácil. La movilización electoral será la clave de los resultados, pero también el post resultados será imprescindible para entender el futuro de un país que ha crecido, pero quizá no ha madurado lo suficiente, o no ha sanado unas heridas pasadas de exclusión, que han sido profundas.
Cualquier escenario nos mantendrá polarizados y no será fácil gobernar en terrenos movedizos para todos, más aún en una Venezuela que se ha deteriorado por muchos aspectos criminógenos que pasan desapercibidos y que no forman, ni formarán, parte de la campaña electoral, peor aún tampoco del gobierno que se instaure, desde el 15 de abril. Muchas veces es preferible saber por qué votar para decidir con mucha claridad por quién hacerlo, no al revés.
Construcción y no destrucción
Los tiempos que se avecinan requerirán de mucha entereza ciudadana, de una lucha importante por cambiar las cosas de arriba hacia abajo, por la necesaria construcción de consensos aunque en apariencia se siga manteniendo la polarización.
Algún día me gustaría sentar a unos y otros, empezando por mis amigos, enfrentándolos a tratar los temas comunes a ver cómo lográbamos el respeto entre los adversos y esos puntos comunes para la construcción y no para la destrucción.
Debo confesar que las últimas declaraciones, de ambos grupos, me llenan de un temor profundo que huele a violencia, a enfrentamiento y que mancharía la democracia, por quienes llamando a la defensa del voto agregan algunos adjetivos, que entre líneas dan lecturas preocupantes. Ojalá que nadie se convierta en carne de cañón de conflictos que no le son propios y que todo sea en la necesaria paz que se requiere para seguir sobreviviendo y para encaminarse a los espacios de convivencia que no son ya necesarios, sino imprescindibles.
Poder ciudadano
Este país no aguanta más guerra, estamos alienados, aturdidos, confundidos, nauseabundos de tanta y constante agresión. Ya no hay espacio que no haya sido contaminado por esta guerra política, que conlleva absurdos que implican etiquetarte por lo que dices o lo que no dices, por el color que te pones, hasta por lo que cantas, lo que ves o lo que opinas.
Niños pequeños, adolescentes, todos metidos en tiempos convulsionados, viviendo vidas que no son propias, sino que por el contrario absorben el tema predilecto de los adulto: la política mal entendida y la visceralidad de nuestras opiniones. Muchos me preguntan ¿qué va a pasar el 14 de abril?, he dado mi respuesta clara, precisa, según mi parecer, que no es, ni jamás será una verdad absoluta, pero que se basa en la experiencia y en el palpar constante de un sentir ciudadano que hay que saber interpretar, sin que esto signifique que las cosas no pueden cambiar. Yo estoy convencida del poder ciudadano como herramienta de cambio, pero muchas de nuestras características, propias del gentilicio venezolano, pueden ser también enemigas de nuestras necesidades.
La cultura política del venezolano está marcada por la infinita paciencia, por la tolerancia al dolor y por la búsqueda de alternativas fáciles, que impliquen una vida de dádivas y permisos. La política venezolana se ha convertido en una relación de violencia doméstica con todos los símbolos que caracterizan a este lamentable fenómeno.
Por Venezuela voto hoy
Análisis van y vienen, esperanzas en todos, preocupaciones en muchos, planes de todo tipo, pero una sola fecha, un solo momento para saber cuánto ha crecido el venezolano. Hoy me queda una vez más encomendar a nuestra patria a Dios para que sea cual sea el resultado haya paz y democracia que invite a seguir adelante hasta encontrar las necesarias alternativas que nos hagan prósperos. Yo quiero un país donde reine la paz, la tolerancia, el respeto, la seguridad, la justicia, la igualdad y la ciudadanía se respete independientemente de lo que piense. Por ese país de mis sueños, por mi hija, por mis padres, por mis hermanos, por mis cuñadas, por mis sobrinos y sobrinas, por mi pareja, por mis amigos, por mis compañeros de trabajo, por mis adversarios y por mis seguidores, POR VENEZUELA, yo hoy voy a VOTAR
PARA QUE TE DEFIENDAS
¡VOTA!
Para que te defiendas
Mónica Fernández
Twitter: @monifernandez