El antesalista venezolano Miguel Cabrera tiene un ritmo ofensivo impresionante en las grandes ligas, y es superior al de muchos de los más grandes del beisbol
El ritmo que lleva Cabrera con el madero le tiene entre lo mejor de su tiempo.
La vida comenzó a los 30 para Pete Rose. El 14 de abril de 1971 celebró su trigésimo cumpleaños, en la cumbre de su fama.
El toletero ambidiestro tenía 1540 hits para ese momento. Jugaba con los Rojos de Cincinnati e iba rumbo al récord de todos los tiempos, en poder del legendario Ty Cobb, a quien finalmente sobrepasaría en 1985. Acumuló en total 4256 cohetes.
Barry Bonds festejó los 30 años de nacido el 24 de julio de 1994. La vida le sonreía.
Ya pertenecía a los Gigantes de San Francisco y le disputaba a Ken Griffey Jr. el honor de ser el pelotero más completo en las grandes ligas. Lo mejor estaba por venir.
Bonds tenía aquella mañana 239 jonrones, en la ruta que le llevaría a superar al líder histórico en ese departamento, Hank Aaron, en 2007. Se retiró con 762 cuadrangulares.
Aaron llegó a los 30 años de edad el 5 de febrero de 1964, mientras se preparaba para otra temporada con los Bravos de Milwaukee. Ya era uno de los bateadores más temibles de la Liga Nacional y de todo el beisbol.
El jardinero se levantó de la cama ese día con 1121 carreras impulsadas. Estaba en la mitad del recorrido hacia varias marcas, entre ellas la de más empujadas, en poder del mítico Babe Ruth. Al despedirse, era el número uno en ese departamento, con 2297.
Miguel Cabrera celebró su trigésimo cumpleaños este 18 de abril. Todavía llamado «Miguelito» por una parte de la prensa y la fanaticada de su país, dista mucho de aquel delgado antesalista con cara de niño que fue subido por los Marlins de Florida en 2003. Ya no es un veinteañero.
Cabrera ha tenido la ocasión de abultar sus números desde su debut. Durante 11 campeonatos, incluyendo el actual, ha disparado 1822 inatrapables, incluyendo 323 vuelacercas, y ha llevado 1140 anotaciones al home.
El tercer bate de los Tigres de Detroit tiene más cohetes que Rose, más bambinazos que Bonds y ha fletado más rayitas que Aaron al momento de cumplir los 30 años de edad.
Feliz cumpleaños, Cabrera. Hay votantes que ya consideran al venezolano un legítimo candidato al Salón de la Fama, en caso de retirarse hoy. Lo ha dicho nada menos que Peter Gammons.
Hay miembros del Salón de la Fama que están listos para recibirlo en Cooperstown de inmediato. Lo confesó Al Kaline en el fragor de la pasada Serie Mundial.
El ritmo que lleva Cabrera con el madero le tiene entre lo mejor de su tiempo, con una Triple Corona, dos títulos de bateo y varios lideratos más. Ha recibido votos para el premio Jugador Más Valioso en sus 10 primeras zafras, algo que únicamente consiguieron Ted Williams y Albert Pujols.
Ese ritmo es motivo de entusiasmo entre sus compatriotas y seguidores. Por donde se busque, aparecen cifras y contrastes que ubican al aragüeño entre los mejores bates de todos los tiempos.
Tris Speaker sopló 30 velas en su pastel el 4 de abril de 1918, en los últimos días de los entrenamientos primaverales. Se disponía a iniciar su segundo torneo con los Indios de Cleveland y el duodécimo de su carrera, que coronaría con 792 dobletes, líder histórico en ese departamento.
Speaker tenía 324 tubeyes en su trigésimo cumpleaños. Cabrera lleva 388.
Únicamente un bateador en las grandes ligas ha combinado al menos 323 jonrones, 388 biangulares y 1140 impulsadas el día en que llegó a los 30 años de edad.
Nació el 18 de abril de 1983, en Maracay.
Ayudar al equipo
Miguel Cabrera volvió a experimentar el martes una dulce jornada con su madero al disparar jonrón y remolcar cuatro carreras, para guiar la victoria de los Tigres de Detroit 6 por 2 ante los Marineros en el Safeco Field, en Seattle.
«Yo trato de hacer siempre lo mejor», dijo Cabrera en una entrevista con MLB.com tras el encuentro.
«Nunca me tomo algo por sentado. Siempre lucho para conseguir buenos resultados y ayudar a mi equipo a ganar partidos», recalcó el flamante MVP de la Liga Americana y el primer bateador en ganar la Triple Corona desde 1967, cuando logró la gesta Carl Yastrzemski.
«Siempre me gusta la batalla y siempre me gusta esperar un error del lanzador». Realmente Harang no se equivocó ante Cabrera. El derecho norteamericano lanzó un recta en la esquina de afuera que solo un bate como el de Cabrera puede conectar con fuerza hacia la banda contraria.