En el 2011, se aspiraba en corto plazo llegar a una producción de 50 mil toneladas, pero actualmente la Planta Procesadora de Cacao Oderíz no ha sobrepasado de 10 mil toneladas
En el Archivo Nacional de Francia y en el Archivo de Indias, donde investigamos documentos del siglo XVIII cuando realizamos un minucioso trabajo sobre la trata negrera, siempre nos conseguíamos con sendos documentos sobre el cacao venezolano, que lo identificaban como el oro de ese momento.
En sitios que hoy quedan en la memoria histórica barloventeña, como Puerto Francés o Paparo, eran lugares de contrabando del cacao venezolano así como del trueque para intercambiar esclavizados procedentes de África por centenas de fanegas de cacao producidas en Barlovento. El cacao y el contrabando de esclavizados también fueron motivo de las rebeliones, como la liderada por Juan Francisco de León en Panaquire, o de los intercambios de armas menores del cimarrón Guillermo Rivas con los holandeses y los franceses.
Más de 4 mil haciendas de cacao existían en Barlovento a finales del siglo XVIII, según el obispo Mariano Marti, quien recorrió los antiguos curatos de nuestra geografía. Por supuesto, eran los amos blancos peninsulares y canarios que tenían grandes propiedades cacaoteras, posteriormente los blancos criollos, los cuales amasaron grandes fortunas y el pueblo les puso el remoquete de “grandes cacao”.
Latifundio, explotación casi criminal y criaderos de esclavizados, caracterizaron a la sociedad colonial de Barlovento. Posteriormente vendría la imposición del latifundio y la mujer y el hombre de nuestra región fueron convertidos en una “C”, como lo expresaba Juan Pablo Sojo en su novela Noche Buena Negra.
Llegó el comandante
y mandó a parar
Con la llegada del presidente Chávez al poder, el tema del cacao no le fue ajeno. Se informó sobre la importancia del rubro, pudo leer mi texto Barlovento: Tiempo de cimarrones, hizo contacto con el alcalde cimarrón Juan Aponte, la finada Ida Clemente y la cacaotera Mercedes Naranjo, posteriormente contactó de boca a oído con la gente del antiguo Cumbe de Ocoyta. De todo ese proceso surgiría la idea de cambiar las reglas del juego del cultivo del cacao. En el 2004, Chávez lanzó la idea y en octubre del 2006 inauguró la planta procesadora de cacao, que lleva el nombre del latifundista Oderíz llevando el nombre de Planta Procesadora de Cacao Oderíz, aportando más de 21 millardos de bolívares. Generaría 90 empleos directos y mil 500 empleos indirectos, beneficiando a mil 300 productores de cacao. La gente de Ocoyta no fue incluida posteriormente. Esta iniciativa formaría parte de las empresas socialistas de producción social. Su finalidad fue convertirse en una empresa de producción social. La planta procesadora aspira tener una capacidad para procesar 500 kilogramos por hora de cacao fermentado y seco. El 51 % de las acciones correspondientes al Estado venezolano están representadas por la Corporación Venezolana Agraria (CVA), y el 49 % restante pertenece a los productores de cacao, quienes se encuentran organizados en cooperativas, bajo la figura de la Federación de Cooperativas de Producción Múltiple del estado Miranda, (Fecoopromulmi), organización compuesta por 52 cooperativas que aglutinan a 18 mil productores. El y la trabajadora del campo dejarían de ser una C y comenzarían a trabajar en otra perspectiva mas humana y solidaria.
La idea central de
Chávez sobre el cacao
La intención del proyecto, como lo venía diciendo e insistiendo el presidente Chávez, era revalorizar el rubro que en tiempo colonial constituía la mayor entrada económica a Venezuela, pero en esta oportunidad esa producción no estaría en manos de los colonialistas sino de los descendientes de aquellos esclavizados y cimarrones. Además, se trataba de eliminar esa cadena injusta de comercialización, donde los descendientes de los amos seguían con el control de exportación y distribución, pero además de eso sacarle valor agregado al cacao y de ahí se propusieron las chocolateras, siendo la primera Chocolatera el Cimarrón inaugurada por Chávez en Caucagua
“Yo quiero que en este plan del cacao, los alcaldes tomen su protagonismo al frente de los consejos comunales, el pueblo organizado… Estamos hablando de marcha hacia el socialismo. ¿Cómo se puede entender la construcción del socialismo sin la participación popular? ¡Es imposible! Ése es uno de los grandes errores que cometió la Unión Soviética, se fue desviando y terminó en un estatismo burocratizado, y murió… Es vital, como antídoto, la participación del pueblo”.
El plan, concebido de esta forma, tiene como objetivo: Garantizar vías de penetración, viviendas, sustitución de ranchos por viviendas dignas, educación: El vivir bien a los productores, a los campesinos, a los necesitados. Al respecto, el presidente Chávez ordenó elaborar un decreto declarando al cacao como un producto estratégico —decreto que incluiría todas las tierras aptas para el cultivo del cacao y los sectores productivos (públicos y privados)-, “ya que el cacao es un elemento económico decisivo para nuestro país”, pensaba el Presidente.
Lo que está
pasando hoy
Creo, y estamos a tiempo, para que esta iniciativa no se derrumbe, como al empresa socialista del plátano. En el 2011 se aspiraba en corto plazo llegar a una producción de 50 mil toneladas, actualmente no ha sobrepasado de 10 mil toneladas. Existe mucha inseguridad para los productores. Los toberos están haciendo de las suyas y lamentablemente las respuestas de seguridad las están dando grupos de supuesta autodefensas de origen dudoso, que ya han exterminado físicamente a jóvenes toberos.
Por otro lado, hay que optimizar la calidad de los cacaos Malembe, Cimarrón y Guarura. Hay que impulsar la farmacéutica del cacao, como planteaba la farmaceuta Ida Clemente. Hay que retomar las metas que se habían planteado en el Plan Nacional del Cacao, como la recuperación de muchas haciendas abandonadas por la misma inseguridad y la inviabilidad para trasladar el producto.
Nuestro cacao debe ser lo que es la quinua para Bolivia, que le genera 200 millones de dólares anuales en ingresos ese victorioso pueblo
La voz de Afroamérica
Jesús “Chucho” García