Mientras abren las puertas de la iglesia o simplemente cuando culmina la misa, los asistentes generalmente comparten en la plaza adyacente a la casa de Dios
Entre rezos, peticiones y agradecimientos, la estadía en la Iglesia Nuestra Señora de la Encarnación en la Parroquia El Valle, Municipio Libertador, se hace placentera y acogedora; en el lugar hay paz y armonía. El párroco de este templo, Douglas Buenaño, contó recientemente que todos los días reciben con mucho entusiasmo a los feligreses y tienen bastante trabajo durante el año en la celebración de bautizos, comuniones y confirmaciones.
La Iglesia Nuestra Señora de la Encarnación tiene 344 años de fundada, y con el paso del tiempo se ha ido deteriorando, ha pasado por terremotos y hoy en día está en la espera de que alguna autoridad le haga un “cariñito”.
“No tenemos ayuda de un organismo oficial, la iglesia no es la misma de antes, por supuesto. El techo no cubre cuando llueve y caen muchas gotas y su vez se mojan todas las personas que nos visitan. La ayuda que tenemos es la donación que nos dan los feligreses, con lo cual subsanamos una que otra cosa”, expresó el Padre Buenaño.
Atacada por la inseguridad
Mientras abren las puertas de la iglesia o simplemente cuando culmina la misa, los asistentes generalmente comparten en la plaza adyacente a la casa de Dios. Pero Oscar Cabriles, habitante del sector contó que a partir de las 7:00 de la noche, las personas que salen de la iglesia, temen por la inseguridad, porque no hay vigilancia policial. “Es muy oscuro y no ves ni a un policía, estamos abandonados totalmente”, advirtió. Asimismo, el señor Erasmo Rodríguez, habitante del sector, reiteró que la delincuencia domina el lugar. “Esto es una cueva de lobos , oscuro y peligroso, pónganle un poco de cuidado a la iglesia y a la plaza”, se quejó.
La señora Delia Vásquez, integrante de la directiva del “Club de los Abuelos” de la zona, dijo que los abuelitos se reúnen frecuentemente en la referida plaza y sufren los rigores de la inseguridad. “Hace menos de un mes atracaron aquí, eran tres personas, jóvenes por cierto. Estamos huérfanos de vigilancia policial, los abuelos venimos a disfrutar y a compartir, jugamos dominó, ajedrez. Pedimos presencia policial”, reclamó.
Carla Ustáriz A
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@carla1410