El candidato dice que las elecciones serán “amañanadas”
En 1996 la tolda conservadora retiró en gran parte su respaldo al candidato Bob Dole, una vez quedó claro que tenía pocas posibilidades de ganarle al demóctata Bill Clinton
En medio de una frustración creciente, el Partido Republicano parece a punto de romper con Donald Trump. A medida que el candidato presidencial pasa de un resbalón a otro, varios líderes republicanos en Washington y estados disputados han comenzado a sopesar abiertamente el darle la espalda a fin de evitar una aplastante derrota en las elecciones de noviembre próximo.
No es algo sin precedentes. Ya pasó en 1996. El partido retiró en gran parte su respaldo al candidato Bob Dole una vez que quedó claro que tenía pocas posibilidades de ganar. Sin embargo, el panorama actual sería de una conmoción política total, cuando faltan aproximadamente tres meses antes de la elección presidencial y semanas antes de tres debates presidenciales, explicó AP.
Los republicanos que han dedicado su vida profesional a la elección de candidatos de su partido creen que ya han perdido la Casa Blanca. Están exasperados por las políticas divisivas de Trump y por su insistencia en dirigir la campaña electoral de la misma manera en la que manejó las primarias.
«Con base en sus antecedentes de campaña, no hay posibilidades de que vaya a ganar», aseguró Sara Fagen, directora política del ahora expresidente George W. Bush. «Está perdiendo grupos de personas a los que no puede recuperar», destacó.
El equipo de campaña de Trump, sin embargo, dice que las cosas se están moviendo en la dirección correcta, una posición que irrita aún más a sus detractores dentro del partido.
Entretanto, los partidarios leales del empresario multimillonario dicen que hay suficiente tiempo todavía para cambiar la dinámica frente a la candidata demócrata Hillary Rodham Clinton, quien como Trump es profundamente impopular entre muchos votantes.
También están culpando a los medios por la percepción de que no todo está bien.
«Francamente, han pasado un montón de cosas durante la semana pasada… se le está distorsionando», dijo el presidente de la campaña de Trump, Paul Manafort. «Durante la última semana más o menos, él ha estado bien centrado y en gran medida haciendo su juego», agregó.
Ryan Williams, estratega del partido y ex asesor del candidato republicano en 2012 Mitt Romney, opinó que Trump «simplemente no puede continuar predicando al coro y pensar que así va a armar una coalición que va a ganar la Casa Blanca».
«Él está esencialmente garantizando que va a perder al negarse a corregir sus errores y abstenerse de cometer más», añadió.
Siembra dudas
Cuando Donald Trump acusa al presidente Barack Obama y a la aspirante demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, de fundar el ISIS, repite un bulo que ha circulado por Oriente Próximo, Rusia y Estados Unidos. No es la primera teoría conspirativa del republicano. El viernes, en Pensilvania, sembró dudas sobre la legitimidad de las elecciones de noviembre al asegurar, sin pruebas, que estarán amañadas. Trump convierte una tradición muy estadounidense -las sospechas sobre poderes ocultos que mueven los hilos de la historia- en un elemento central en su campaña a la Casa Blanca.