El ministerio de Obras Públicas costeó la restauración del mural con la imagen del beato que se encuentran ubicado en la esquina de Amadores, en La Pastora, lugar donde falleció por un accidente de tránsito el 29 de junio de 1919
Con motivo de los 101 años de la muerte del doctor José Gregorio Hernández, nombrado beato el 19 de junio por el papa Francisco, fue restaurado este lunes 29 de junio el mural con su imagen ubicado en la esquina de Amadores, en La Pastora, lugar donde falleció por un accidente de tránsito el 29 de junio de 1919.
La restauración estuvo encabezada por el ministro de obras Públicas, Raúl Paredes, y el constituyente Darío Vivas, quienes, acompañados por un grupo de ciudadanos, pusieron frente a la imagen un ramo de flores.
Asimismo se realizó este lunes la misa en conmemoración de la fecha oficiada por el cardenal Baltazar Porras, administrador apostólico de la Arquidiócesis de Caracas, quien llamó al país a ponerse de acuerdo para alcanzar una solución a la crisis.
“Hay que ponerse de acuerdo como padre, madre e hijo. Hay que tener conciencia de que ni gobiernos, gremios ni iglesias tienen solución. Tenemos que sentarnos entre todos, oírnos los unos a los otros”, expresó Porras en declaraciones ofrecidas a la televisora digital VPI TV.
El cardenal consideró importante que haya libertad para opinar y criticar cuando sea necesario, pues, subrayó, esa es la única manera de ganarse la confianza de la población. “Lo que vemos es que la gente no tiene confianza y eso solo se genera con el sentido comunitario al oír diversas voces”, agregó.
Porras indicó, por otra parte, que se siente contento por las múltiples manifestaciones que ha visto en honor a José Gregorio Hernández tanto en Venezuela como en el mundo: “Lo tenemos (a José Gregorio) de alguna manera en el corazón. Hay muchas actividades que iremos anunciando, jornadas de evangelización con temas preciosos. He tenido la oportunidad de presentar tres libros de nuevos escritos sobre la vida y facetas de José Gregorio Hernández. Algunos de aquí y otros del exterior. Hay un libro bello, de 50 páginas, que espero podamos tener pronto para que conozcamos mejor las diversas facetas de José Gregorio Hernández”.
Desde el 19 de junio, el doctor José Gregorio Hernández, el médico de los pobres, es beato.
En audiencia con el cardenal Ángelo Becciu, el papa Francisco autorizó los decretos que dieron a la Iglesia cuatro beatos que provienen de América del Sur y de Europa. Cada uno con vocación de servicio a los pobres, a la nación y los jóvenes.
El doctor fue beatificado por el milagro de la niña Yaxury Solórzano, ocurrido en 2017 cuando ella tenía 10 años de edad.
La menor y su papá fueron interceptados por delincuentes para robarles una moto en el sector Mangas Coveras del estado Guárico. Los antisociales dispararon y una de las balas hirió en la cabeza a la niña, que quedó en estado de gravedad.
Por lo ocurrido, Yaxury podía quedar con discapacidad severa, así que su madre pidió auxilio al “Médico de los pobres”. Un poco más de 20 días después, Solórzano estaba sana.
101 años
“¡Ha muerto un santo!” Esta era la frase que, según reseñan los historiadores, exclamaban los venezolanos aquel 29 de junio de 1919, tras conocerse la muerte del doctor José Gregorio Hernández a consecuencia de un arrollamiento.
El hecho ocurrió a las 2:20 pm, en la esquina de Amadores de La Pastora y quedó registrado como el segundo accidente automovilístico en el que un peatón perdía la vida en Caracas. El primero tuvo lugar en julio de 1913, en la esquina de Doctor Paúl y se estima que una centena de vehículos transitaban las calles de la capital a principios del siglo XX
El biógrafo Alfredo Gómez explica que quien manejaba el automóvil era el médico dental Fernando Bustamante, quien tenía entonces 25 años de edad, con licencia de conducir número 444, certificada por la Gobernación de Caracas. El Hudson Essex de 1918 que conducía, era uno de los, aproximadamente, 700 vehículos que había en la ciudad; en el resto del país, existían unos cuatro mil. El Cadillac B 1904 sería el primero en llegar a Venezuela.
Gómez precisa que por el hecho se tomaron 13 declaraciones de los testigos presenciales y otras que no lo fueron. “En el expediente se establece y se concluye en forma irrevocable, que lo acontecido fue un accidente”. “Allí se demuestra con lujo de detalles que José Gregorio, queriendo atravesar la calle y adelantar el tranvía que en ese momento se estaba deteniendo; no solo no ve el automóvil que lo impacta, sino que además no lo oye”, indica un trabajo publicado por Aleteia. Explica que José Gregorio Hernández fallece debido a que el “duro golpe le causó traumatismos a su cráneo, al impactar su cabeza sobre la orilla de la calzada del peatón. Botó sangre por la nariz y sus oídos”.