La ONG Centros Comunitarios de Aprendizaje alerta sobre la falta de diagnósticos y políticas específicas en el contexto de pandemia del covid-19 y el inexistente fortalecimiento en la infraestructura escolar en términos de conectividad, bioseguridad y apoyo al docente
La transición abrupta a una educación a distancia por la llegada del covid-19 representó una frustración para muchas escuelas, advirtieron funcionarios de la Organización No Gubernamental (ONG) Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap). Consideraron que frente al inicio de un nuevo año escolar, “la improvisación y la incertidumbre no lograron superarse”.
La oenegé, que trabaja en la promoción y defensa de la niñez y adolescencia, expuso que la pandemia “generó un impacto educativo sin precedentes”. Los mayores riesgos: la deserción escolar y el incremento de la desigualdad en el acceso a la educación.
En un comunicado difundido este lunes, 14 de septiembre, indicaron que las contradicciones en el discurso oficial obstaculizan una planificación coherente y adaptada a las realidades de los estudiantes.
A esto se suma la falta de diagnósticos y políticas específicas en contexto de pandemia, el inexistente fortalecimiento en la infraestructura escolar (en términos de conectividad, bioseguridad y apoyo al docente).
Cecodap presentó ocho aspectos a considerar en el inicio a clases. “Estamos seguros que en cada centro educativo se produjeron experiencias y aprendizajes, pero no hay una evaluación nacional del ente rector que pueda poner en número y en porcentajes cómo hizo el sistema educativo para atender a los niños, niñas y adolescentes en esta situación”, dijeron.
Indicaron que “la educación a distancia no fue vivida de manera homogénea”. Que se necesita trabajar en cerrar las brechas y las desigualdades. “Mientras algunos pudieron tener acceso a videoclases por plataformas como Zoom o Classroom, otros apelaron únicamente al WhatsApp y otros a la televisión y radio como herramientas educativas”, expresaron.
Sin embargo, hubo muchos niños, niñas, adolescentes y docentes que “se mantienen totalmente desconectados”.
La ONG prevé que habrá una alta cantidad de infantes y adolescentes que se van a quedar al margen del camino de la educación.
Se refirieron a quienes asisten a clases y no tienen libros, ni bibliotecas. A los que a duras penas tienen un celular inteligente en el núcleo familiar y aquellos cuyos padres salen de casa para conseguir alimentos y quedan sin adultos significativos que les dediquen tiempo a la enseñanza.
Aseguraron, asimismo, que “no se puede tener educación presencial o a distancia sin maestros con óptimas condiciones laborales, profesionales y personales”.
Y agregaron que es necesario garantizarles al gremio capacitación para el uso de tecnologías de la comunicación y una dotación de equipos tecnológicos, así como el mantenimiento de los planes.
Cecodap señaló igualmente que antes de la llegada de la pandemia, un número importante de escuelas estaba sin acceso a agua potable constante, suficiente y de calidad. Consideraron que urge se asigne un presupuesto para garantizar las medidas de bioseguridad para el covid-19 aún cuando no haya estudiantes. “Durante estos seis meses de pandemia, no se ha hablado ni ejecutado un plan de mantenimiento preventivo y correctivo para las escuelas. Sin embargo, los docentes deben asistir a las instalaciones para labores administrativas o de diseño de materiales”.
Condenaron que, una vez más, la voz de los niños y adolescentes se mantiene ausente en las estrategias del ente rector en educación. “Ellos cumplen un rol fundamental en este sistema y tendrán aprendizajes y recomendaciones que se deben incorporarse en los proyectos educativos”, dijeron. “La salud mental no es un tema superado. La pandemia sigue presente y sigue generando un clima de ansiedad y miedo en las familias. La educación no puede estar al margen de estos procesos”, dijeron.
Recomendaron que para este año escolar 2020-2021, el Ministerio de Educación debe hacer énfasis en la educación emocional, ayudar a que los estudiantes y familias puedan identificar y reconocer las emociones propias del momento y expresarlas.
Cecodap alertó que con la prolongación de la cuarentena aumenta el riesgo de agresión y violencia. “Hay que contribuir a minimizar las posibilidades de que deberes escolares excesivos se conviertan en un factor generador de conflictos elevando riesgos de castigos físicos, humillantes o maltratos a familias ya agobiadas por la gestión de los servicios públicos básicos y la sobrevivencia”.
María Victoria Fermín Kancev | Efecto Cocuyo