“Nos robaron el sueldo, ganar un dólar quincenal se llama robar. Estamos pasando hambre junto con nuestras familias. Si no fuera por mis hijos, ahora mismo estaría en un ‘container’ buscando comida. Venimos a protestar, sin armas, y nos sacaron a los colectivos”, denunció Yolanda Gil, de 52 años de edad, docente de ciencias sociales en el Liceo Andrés Eloy Blanco
Los maestros no pudieron concentrarse en la plaza Morelos de Caracas, a la altura de Bellas Artes. El lugar fue tomado por grupos identificados con el gobierno del presidente Nicolás Maduro. Aún así, la protesta continuó. En la esquina de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) se subieron a los brocales para gritar “Con hambre y miseria no hay educación”. Otro grupo respondía: “La escuela en la casa es una estafa”.
El gremio salió a la calle en Caracas y otras ciudades del país. A dos semanas del inicio del año escolar 2020-2021, muchos han decidido no incorporarse. “No hay condiciones”, dijo Raquel Figueroa, coordinadora de la Unidad Democrática del Sector Educativo. A los maestros les adeudan 280 % de aumento salarial, estipulado en la contratación colectiva. No cuentan con seguro funerario ni póliza HCM.
Este lunes 5 de octubre, según dijo el presidente Nicolás Maduro, al menos 6.000 escuelas abrirían sus puertas para el programa de citas escolares para estudiantes y padres. Desde el 16 de marzo, los planteles estuvieron cerrados por el decreto de cuarentena por el covid-19. Desde entonces, el Ministerio de Educación respondió con el programa Cada Familia Una Escuela. “En la gran mayoría de las escuelas no hay insumos de bioseguridad”, dijo Figueroa. En plaza Caracas, otro grupo de educadores protestó en las puertas del Ministerio del Trabajo.
Cabe destacar que el diputado Juan Guaidó hizo una aparición relámpago este lunes después del mediodía en uno de los puntos de la protesta docente, en la urbanización Caurimare, municipio Sucre, estado Miranda. Desde allí saludó “la valentía y coraje de los maestros venezolanos que pese a las amenazas de colectivos armados e intentos de amedrentamiento, manifestaron en los 24 estados del país”, según informó la Asamblea Nacional en una nota de prensa. “Los maestros están dando la mejor lección hoy a nuestro país: la de luchar por sus derechos y el futuro de nuestros niños. No están solos, los vamos a acompañar. Maestros, no están solos; estamos juntos en este proceso. Todos los venezolanos, los gremios, los distintos sectores, debemos incorporarnos y acompañar a los docentes por el futuro de Venezuela”, agregó.
“Compro la pastilla o como”
“En cada quincena debo decidir si compro la pastilla o como. Soy hipertensa. Con mi sueldo no puedo hacer mercado. No aguanto tanta miseria. ¿Esto es lo que nos dan? Estoy en la calle porque no quiero un país así, mis estudiantes, ya no tienen calidad educativa. En los programas escolares exigen que demos la historia de Chávez, que olvidemos a Bolívar, a Miranda”, dijo Nelly Parra, de 55 años de edad, profesora de historia jubilada.
“Es la dignidad lo que duele. Soy docente, especialista, ¿por qué tengo que tener un sueldo que no alcanza para cubrir mis necesidades básicas? Estamos peleando para que nos paguen 280 % de aumento que nos deben. ¿Por qué tenemos que aceptar trabajar por vocación? ¿Con 643.000 bolívares quincenal qué hago? Me puse a vender maquillaje para poder subsistir. Decidí no dar clases en este inicio de año escolar. La escuela en la casa además no funciona. Solo 15 % de mis estudiantes respondieron a las actividades y al final hay que pasarlos a todos. Son promovidos con D. Es una indignación”, afirmó Blanca Sánchez, profesora de Comercio en una institución pública.
Los colectivos
“Nos robaron el sueldo, ganar un dólar quincenal se llama robar. Estamos pasando hambre junto con nuestras familias. Si no fuera por mis hijos, ahora mismo estaría en un ‘container’ buscando comida. Venimos a protestar, sin armas, y nos sacaron a los colectivos. ¿Dónde están los derechos humanos?”, se preguntó Yolanda Gil, de 52 años de edad, docente de Ciencias Sociales en el Liceo Andrés Eloy Blanco.
“Los maestros estamos en la miseria, desamparados y desprotegidos. Soy sobreviviente de un accidente cerebrovascular. Tomo cuatro medicamentos y lo que cobro es 1.000.000 de bolívares, no me alcanza para comprar ni un medicamento. En las últimas semanas he estado vendiendo objetos viejos para poder comer”, comentó Herminia Aular, de 60 años de edad, docente integral jubilada.
“Ya no tengo miedo”
“Renuncié hace tres años. Daba clases en el Colegio 19 de abril. En este tiempo he sobrevivido haciendo tortas y cosiendo. Acompaño a los maestros porque sé que el salario no les da para vivir. Soy maestra y no pude salvar la vida de mi hija porque no tenía cómo cubrir los gastos. Hace cinco meses murió, era diabética y estaba hospitalizada en el Hospital Domingo Luciani. En mi casa me pelean que venga a las protestas, pero fue una promesa que le hice a mi hija. Mi miedo era que ella, con 18 años, muriera. Y murió. Ya no tengo miedo”, detalló Verónica Pérez, docente integral.
Carmen Victoria Inojosa / Crónica.Uno